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“Estoy orgulloso de escribir para jóvenes. Soy esa etiqueta”

Blue Jeans. Escritor

Blue Jeans / Lucía Forero

Francisco de Paula Fernández es Blue Jeans, uno de los autores españoles con más seguidores en las redes sociales. Nació en Sevilla y vivió hasta los 18 años en Carmona. Licenciado en Periodismo, sus novelas combinan el género romántico y el thriller. Su trayectoria ha sido reconocida con el prestigioso Premio Cervantes Chico 2013 y el Premio de la Feria del Libro de Sevilla 2015, y recibió la bandera de Andalucía 2023 de las Ciencias Sociales y las Letras. Ahora se encuentra en plena promoción de su última novela, Una influencer muerta en París (Planeta).

–¿Cómo lleva ser uno de los autores de moda?

–Nunca me paro a pensar eso. Yo tengo una filosofía: trabajo diario e intentar centrarme en lo que tengo que hacer. No me da tiempo a mirar atrás. Soy un tío normal y corriente que tiene la suerte de dedicarse a lo que le gusta, que son los libros.

–¿Qué le ha llevado a elegir París como escenario de su última novela?

–Venía de la bilogía de Chopin que transcurre en Sevilla. Hablando con mis editoras pensamos en llevar la historia a un sitio grande, fuera de España. Pensé primero en Londres, pero creo que París es perfecto para esta historia. Es la ciudad del amor, del glamour. Todo el mundo habla de la ciudad de la luz, pero siempre que he ido me ha parecido como más oscura.

–Los protagonistas son 'influencers', ¿por qué?

–Fue viendo los premios Ídolo de Dulceida. A mi mujer se le ocurrió que hiciese una historia en la que los influencers fuesen los protagonistas. Me pareció muy guay porque muchos de los ídolos de mis lectores son influencers. Es un mundo que tiene mucho que rascar.

–Pero no es oro todo lo que reluce en ese mundo...

–No, al contrario. El mundo de los influencers tiene muchas capas. Se ve la fama, el dinero, el glamour, las metas a las que han llegado gente muy joven que parece que lo tiene todo, pero hay mucho detrás. El mundo de las marcas, la rivalidad, los haters, los fans que se obsesionan... Y luego está el punto de vista de ellos, el que había que tratar, porque me parece interesante que esta gente hable tanto de salud mental, muchos que admiten que van a terapia, que tienen fases muy chungas, que se encuentran mal pese a todo lo que tienen.

–¿Ha dejado de ser un tabú abordar temas de salud mental?

–Yo creo que sí. Hoy en día, la gente reconoce que necesita ayuda, que va a terapia, y es un tema que está en las redes sociales y que hay naturalizar porque vivimos a mucha velocidad, hay muchísima presión, las redes sociales constantemente te recuerdan que uno tiene éxito, que cambian las tendencias, hay problemas de autoestima… y que un influencer diga que se siente mal y que para solucionarlo va a terapia, ayuda.

–¿Cree que es sano que las estrellas de las redes sociales sean los nuevos ídolos de la gente joven?

–Tiene su parte positiva y su parte negativa. Lo bueno es que pueden generar influencias positivas en temas de alimentación, de salud, de literatura... Luego hay otras cosas que no están tan bien, como el obsesionarte con las redes sociales, estar todo el rato pendiente de tu imagen, el tema de los filtros. Es lo que hay. La sociedad va cambiando y las redes hacen que todo se acelere a lo bestia y que la gente joven tenga como referencia a los que las utilizan. Pero, por ejemplo, ahí está Ibai, ídolo de muchos chavales y no es el típico influencer.

–Usted se mueve entre la novela romántica y el thriller. ¿En qué género está más cómodo?

–Yo estoy cómodo con todo, me gusta escribir y he intentado huir de etiquetas, porque a veces es lo que determina un libro. Cuando escribía con corazoncitos en las portadas parecía que todo era romántico, pero trataba otros temas: trastorno de conducta alimentaria, bullying, identidad sexual..., pero todo se lo comía el corazón. Pero hay tres cosas que nunca haría: infantil, poesía y erótica.

"Invitaría a leer a quien considera de segunda la literatura juvenil; se tratan, muy bien, muchos temas”

–¿Es exigente el público juvenil?

–Sí, y me parece estupendo. Es fiel y exigente, porque si no le ha gustado algo, te lo va a decir, no hay filtros. Al principio, una opinión negativa a lo mejor te afectaba, pero tienes que aprender que el lector es la parte más importante y que a veces viene mejor una crítica que un halago.

–Hablaba antes de etiquetas. ¿Teme que le encasillen como autor para público joven?

–Es que soy esa etiqueta. Estoy orgulloso de escribir para jóvenes, pero habría que cambiar los conceptos de qué es la literatura juvenil. No es sólo para jóvenes, sino para todos los públicos. Los adultos nos olvidamos de que fuimos jóvenes y menospreciamos todo lo que está relacionado con ellos: que si los jóvenes sólo están con el móvil, sólo quieren divertirse, no leen... Pero sí que leen. Fíjate cómo han pegado Joana Marcús, Inma Rubiales, el fenómeno Alas de sangre... Yo estoy muy contento de escribir juvenil, pero invitaría a la gente que lo menosprecia o lo considera de segunda a que se aventure a leer literatura juvenil porque se tratan muchos temas y tan bien tratados que están logrando que gente joven lea en un mundo digital con tantas opciones de ocio.

–¿Sus obras están "vetadas" para los adultos?

–No, al contrario. Además, ya tengo dos generaciones: los que empezaron conmigo con Canciones para Paula o El club de los incomprendidos vienen con sus hijos de la mano. Es bonito ver en las firmas a madre e hija, alguna abuela y más chicos, antes sólo me leían chicas. Los libros son para quien quiera leerlos y las historias son igual de válidas.

–Lleva más de 15 años publicando, va a libro por año. ¿Es ahora más exigente consigo mismo?

–Sí, me he vuelto muy exigente, conmigo y con la gente que trabaja conmigo porque es la mejor manera de que el libro salga lo mejor posible. El trabajo tiene que estar bien hecho. Otra cosa ya es el gusto del lector.

–¿Tiene ya en mente su próximo proyecto?

–Siempre hay ideas. En unas semanas me sentaré para comenzar el proceso y a ver si para 2025 no fallo, que llevo sin hacerlo desde 2009. No es fácil, pero es mi profesión y mientras haya ideas, habrá historias.

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