"La obesidad no es un problema estético sino de salud pública"
Francisco Tinahones, endocrinólogo
-¿Qué proporción de población tiene kilos de más en Andalucía?
-De obesidad, una de cada cinco personas; más de un 20%. Y, si incluimos sobrepeso, el total se acerca casi a la mitad de la población.
-¿Esto le quita el sueño?
-Nos quita el sueño a todos los que nos dedicamos a abordar este tipo de problemas y a las administraciones públicas porque la obesidad no es un problema estético, sino que está ligado a una importantísima comorbilidad [otras enfermedades asociadas]. No habría diabetes si no hubiera obesidad. Genera problemas articulares, de fertilidad... Determinados cánceres están asociados a la obesidad. Es un problema de salud pública muy importante en todos los países desarrollados; incluso en los que están en vías de desarrollo porque se está produciendo un aumento en países árabes y asiáticos.
-¿La gente es consciente del efecto perjudicial de los kilos de más?
-No, no. No lo percibe como un problema. La Sociedad Española de Obesidad hizo hace poco una encuesta y sólo un 20% de los sujetos que eran obesos se reconocían como obesos. Dicho de otra forma, el 80% de los que tenían obesidad no se reconocían como obesos. Y esto es mucho más que estética. Es un problema que tiene que ver con una enorme cantidad de enfermedades asociadas. La diabetes se ha duplicado en los últimos 20 años y eso tiene una relación muy directa con el incremento de la obesidad. Ese aumento de los sujetos con diabetes tipo 2 [la que aparece con los años] no hubiera ocurrido si no se hubiera incrementado brutalmente la tasa de obesidad.
-¿Y la obesidad infantil?
-Es un problema del presente, no del futuro. En España las tasas de obesidad infantil son altas. Se habla de un 6% a un 8%. Como dato positivo, hay que decir que parece que se ha estabilizado en nuestro país e incluso que hay una pequeña regresión. Pero no se puede bajar la guardia. Entre un 6% y un 8%, incluso algún estudio la sitúa en el 10%, son unos datos brutales porque la obesidad hace 20 ó 30 años era absolutamente excepcional en niños.
-¿Hace falta más bici y menos videojuegos?
-El cambio que se ha producido en la actividad física en las nuevas generaciones es muy llamativo. Hemos hecho algún estudio en niños a los que poníamos un cuentapasos y es sorprendente la inactividad física. Algunos, los pasos que dan al día son testimoniales. Porque se trasladan al colegio en autobús y la actividad física en los centros educativos está muy recortada. Además, las horas libres no las dedican a hacer ejercicio, sino a actividades relacionadas con maquinitas y dispositivos móviles. Hay un descenso en la actividad física en los niños muy importante.
-¿Las horas de educación física en los colegios deberían aumentarse?
-Sí. Todo lo que sea aumentar la actividad física de los niños es una buena estrategia.
-Se han tomado medidas contra la obesidad. ¿Qué más se puede hacer?
-La obesidad es un problema multifactorial. No se resuelve con una sola medida. Decíamos que el 80% de la población que es obesa no se ve como tal. Así que todos los mensajes que le mandemos no los considerará como suyos. Por lo tanto, la principal estrategia sería concienciar a la población de que cuando hay sobrepeso, hay un problema de salud que va a acarrearle enfermedades asociadas. Ese es el paso fundamental. Porque podemos poner ciudades accesibles al ejercicio, aumentar los carriles bici y hacer ciudades donde sea más fácil realizar actividad física, pero la población se tiene que concienciar de que es necesario hacerla. También hay que regular el etiquetado de los alimentos -esto tiene que ver con legislación europea que poco a poco está siendo más exhaustiva- para que quede claramente en la etiqueta de cada alimento la cantidad de calorías y los nutrientes que tiene. Tenemos que luchar para que eso sea visible y el usuario sepa que si se toma un producto de bollería prácticamente le aporta un cuarto de las calorías que necesita al día. También la industria alimentaria tiene que modificar los productos elaborados para reducir la cantidad calórica y de azúcar. Las grandes compañías están ya empezando a asumir esa estrategia.
Un cordobés viajero y adicto a la filosofía posmoderna
Francisco Tinahones es de Montoro (Córdoba), pero lleva casi 30 años en Málaga. Vino para labrarse un futuro laboral. Y lo ha conseguido con creces. Este endocrinólogo es el jefe de la especialidad en los hospitales Regional y Clínico y acaba de ser designado director científico del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga. Se lo ha ganado a pulso. Comenzó a investigar cuando no había ninguna estructura que abriera ese difícil camino a los profesionales. Ahora coordina uno de los grupos más potentes de investigación de Málaga. Preside la Sociedad Española de Obesidad desde la que también impulsa la labor científica para tratar de combatir las enfermedades cuyos efectos ve a diario. Viajar y leer a filósofos como Nietzsche o Heidegger son sus trucos para desconectar de la intensa labor asistencial, científica y de gestión.
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