“Mi mujer me ha devuelto la fe"
Christian Gálvez | Presentador de televisión
DE LA CAJA TONTA A TIERRA SANTA. Tras muchos picoteos en series y en programas televisivos, Christian Gálvez (Móstoles, 1980) estuvo 12 años en Pasapalabra antes de darle el testigo a Roberto Leal. Entre plató y plató se dedica también a la literatura. Ha publicado Te he llamado por tu nombre (Suma de Letras), una novela con Jesús de Nazaret muy presente. Su mujer, Patricia Pardo, ha hecho, según él, que vea la luz. Muchas luces.
–Carlos Christian Gálvez Montero. Tiene nombre de pelotero argentino caro.
–Menos velocidad, regate y tiro, lo tenía todo. Jugaba, aunque mire cómo he terminado: presentando y escribiendo. Yo era muy fan de Juan Eduardo Esnáider.
–Cuatro años sin publicar. ¿Pereza o falta de tiempo?
–Falta de motivación y de una historia potente. También ha habido muchos cambios a nivel personal: conocí a mi mujer y me ha devuelto la fe en muchas cosas, entre ellas en el amor, en uno mismo y en toda la historia de Jesús de Nazaret. Me llevó a Jerusalén y encontré la historia que quería contar.
–Jerusalén debe ser un sitio fascinante.
–Se lo recomiendo a creyentes y no creyentes. Son dos viajes completamente diferentes, pero no dejan de ser espirituales y motivadores. Allí, si no sucedió lo que muchos creemos, se inventaron los cuentos más bonitos de la historia. Es un tierra que merece ser disfrutada.
–Resuma qué va a encontrar el lector en este libro.
–La historia de un niño que es testigo de la pasión, la resurrección y las promesas de Jesús, pero que también es hijo del líder de los zelotes; a medida que crece se da cuenta de que las promesas de salvación no aparecen, las legiones de Tito asedian Jerusalén para aplastar la revuelta judía y debe decidir si tomar la espada como su padre o recuperar la fe en el hombre que hizo que cambiara la historia.
–Sólo se me ocurre un conflicto más duradero que el de Tierra Santa: las controversias de historiadores y autores de novela histórica.
–Total. Y de los ensayos sobre arte también. Es verdad que siempre han existido sanedrines y divulgadores. Al final terminamos retroalimentándonos, hay mucha herida narcisista sin cicatrizar y mucha piel fina. Un mensaje como el de Jesús de tender la mano sería mucho más enriquecedor para las dos partes. Pero si no ha conseguido convencer a todos ni el chocolate ni Jesús de Nazaret, no lo harán ni los sanedrines ni los escritores de novela histórica.
–¿Aborda la figura de Jesucristo como creyente o como investigador?
–Desde ambas. La investigación teológica y la histórica van de la mano con la fe. Creo desde el punto de vista subjetivo e investigo desde el objetivo. Ahí está el hecho de intentar hacer la magia.
–¿Tierra Santa no dejará de ser nunca Tierra Bélica?
–Ya dijo Jesús que Jerusalén para sobrevivir tiene que morir una y otra vez. Es su sino, cuantas más veces muera, más veces vivirá. La metáfora sigue vigente. Desde la destrucción del primer templo es tierra de conflictos. Algo tiene desde el punto de vista espiritual para que las mayores religiones del mundo converjan en un punto del planeta.
–Es miembro del Centro Español de Sindonología. Perdone la ignorancia… ¿eso qué diablos es?
–Desde 2015. Es el centro que estudia desde un punto de vista histórico, teológico y científico la Sabana Santa y su vinculación con Jesús.
–Unos admiran a futbolistas, otros a influencers y usted al evangelista Lucas.
–Me fascina por varios motivos: es griego, no judío, y tiene una visión de fuera; cree en Jesús gracias a Pablo de Tarso, porque él no lo conoció. Como cronista va al lugar a entrevistar a los protagonistas y crea el Evangelio más completo en datos informativos, un Evangelio de misericordia. Y hace hincapié en temas muy controvertidos como el rol de la mujer en esa primera difusión del protocristianismo.
Ya dijo Jesús que Jerusalén para sobrevivir tiene que morir una y otra vez; la metáfora sigue vigente"
–Que se llame Christian va al pelo con la novela.
–Y mi cuarto apellido es Cruz, viví de niño en la calle Veracruz y mi madre tiene nombres de vírgenes: María del Carmen Guadalupe.
–Pintor, anatomista, arquitecto, botánico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista. Con ese CV, Leonardo da Vinci tumbaría a la Inteligencia Artificial...
–Hoy le dirían lo que a los polímatas: "Anda ya, a ver qué eres". Si a usted le viene un tío con ese currículum, ¿lo creería? En el Renacimiento decían: "Demuéstrelo". Si lo hacías, te respetaban. Es verdad que Leonardo vendía humo. Pero hoy estamos demasiado acomplejados para que llegue alguien diciendo que sabe hacer bien cuatro cosas.
–Trajano, El Cid, los Reyes Católicos... ¿Algún personaje español para un libro?
–Me quedaré en Jerusalén. Luego me gustaría escribir sobre 1808 por ser de Móstoles. Como personaje me gusta Bernardo de Gálvez.
–Su carácter polifacético, ¿tiene que ver con su gusto por el Renacimiento?
–Con mis padres, me instruyeron en no dejar de ser niño. Y entonces estás todo el rato preguntándote cosas.
–Lo flipa con el heavy de Helloween y con los videojuegos. Somos como niños.
–Sí, aunque hay gente a la que por desgracia se le olvida pronto.
–Contiene la ele: apellido del mejor presentador que de Pasapalabra.
–Eso lo valoramos en 50 años, pero el mejor de hoy es Roberto Leal. Mi ego está saciado por otras cosas.
–Caiga quien caiga, Médico de Familia, Al salir de clase o Supervivientes. Es historia de la televisión.
–Eso suena fatal... Prefiero ser presente o futuro. He tenido la oportunidad y la suerte de que han confiado en mi manera de trabajar. Somos unos privilegiados y no dueños del trabajo que nos encomiendan. Los programas nos los prestan, los defendemos y los soltamos para que otro los disfrute y haga disfrutar a la gente.
–Cuando dice que es de Móstoles, ¿qué le dicen más, como Casillas o como las empanadillas?
–Como Casillas. Pero me gustaba mucho lo de las empanadillas de Martes y Trece. Yo era muy de Encanna...
–Linense por vía materna, ¿alguna opinión de su peculiar alcalde, Juan Franco? ¿O de la Balona?
–Soy socio de honor de la Balona e hijo adoptivo de La Línea. El sentimiento de cariño con la Balona viene desde mi abuelo, fotógrafo del Campo de Gibraltar. Y Juan Franco es un gran tío, aunque como político local no puedo juzgarlo. En su peculiaridad reside su carisma.
–No le he preguntado por Motos y Broncano.
–Pregunte si quiere.
–Me da pereza.
–La pregunta sería: ¿Broncano o Pablo? Y la respuesta: el espectador siempre.
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