"Estamos en un momento dulce del arte andaluz"
Eduardo Millán | Pintor
Desde hace tres años Eduardo Millán (Jerez, 1979) crea grandes obras desde su “micromundo” en su estudio de Jerez. Licenciado en Bellas Artes por la Facultad de Sevilla, por la que es, también, Doctor, ha sido, desde un primer momento, un artista fiel a la verdad. En estos momentos, acaba de finalizar una colectiva en Seattle, participa en otra muestra en Zamora, y otras de sus pinturas están la galería madrileña Gärna Art Gallery.
En una casa palacio del centro de la ciudad, Millán se va moviendo por las estancias de este inmueble por el que los años han pasado como un terremoto, buscando cosas que le hagan abrir los ojos: “Voy capturando en mi cabeza imágenes. A veces hago fotografías con mi móvil y si esa idea perdura en el tiempo me atrevo a llevarla a la pintura, y generalmente la desarrollo al natural. Este es mi micromundo, hablo de cosas importantes pero desde este pequeño espacio”.
¿Se puede vivir del arte?
Sí. No es algo fácil, pero se puede vivir. Somos bastantes compañeros los que vivimos de esto, es una profesión como cualquier otra. Lo que sí es verdad es que no es una profesión en la que haya una gran estabilidad económica, va por periodos, al menos en mi caso.
¿Está en alza comprar arte?
Creo que la pintura se valora más. Si hablamos de grandes nombres, sí, se vende más. Si hablamos de un mercado más minoritario, o más regional, es más complejo. Para mí vender en Jerez ya es complicado, casi todo mi mercado está fuera, tanto nacional como internacional. Por ejemplo, en mi última exposición, llevaba tres cuadros y se vendieron dos. Uno fue a Australia y otro sí se quedó en España.
¿Le da vértigo ser cada vez más demandado para exponer tanto en el ámbito nacional como en el extranjero?
Soy una persona bastante insegura. No tengo una seguridad plena en lo que estoy haciendo, aunque le dedique muchísimas horas. Cuando acabo un cuadro siempre tengo muchas dudas, casi nunca me convence plenamente. Ahí está mi vértigo, no en las exposiciones en sí.
¿Cómo define su pintura?
Soy un pintor que trabaja desde la realidad, voy buscando aquello que me emociona y necesito un vínculo afectivo por proximidad. Cuando estuve becado en Italia me llevé más de una semana en la que me costaba muchísimo pintar porque lo que veía no lo sentía como algo mío. Pero cuando ya redundo en el mismo espacio, empiezo a sentir atracción por cosas que para la mayoría son insignificantes, pero que a mí me parecen interesantes. Busco las herramientas para trasladarlas a la pintura. Yo veo algo y muchas veces hago una foto para no perderlo y lo guardo en una carpeta del teléfono. Si esa idea perdura en el tiempo, lo hago. Para mí cada pieza tiene su propia historia, su propio relato, pero debe estar además conectada al resto de las obras.
Ha recibido multitud de premios y reconocimientos, ¿alguno más especial?
El primero siempre es importante. No había terminado la facultad y me dieron un premio de cierta relevancia y me dio muchísima felicidad. Y después, el último premio significativo ha sido el del Certamen Nacional de Pintura del Parlamento de La Rioja por la trayectoria que tiene.
Sus referentes siempre están presentes
Yo tengo mi familia pictórica que es como mi árbol genealógico, que son artistas que me gustan y con los que tengo un vínculo por algo. Me gusta muchísimo Piero della Francesca, la Pintura Flamenca, Zurbarán, Velázquez, Goya, la Escuela de Londres en el siglo pasado me parece algo sublime, López, Hockney, Stanley Spencer y muchísimos artistas contemporáneos. Soy un gran consumidor de arte.
Trabajar desde Jerez, ¿es fácil?
Hoy día gracias a las redes es menos difícil. No es fácil porque estamos un poco aislados por no tener El Prado al lado, galerías, esos canales habituales y relaciones personales que te pueden hacer crecer. Esa falta la suplimos, si se puede suplir, a través de las redes.
Pero las redes no siempre son tan positivas...
El arte, y sobre todo la pintura, la escultura, lo que son artes plásticas, necesitas verlo en directo. Y es algo que se está perdiendo por culpa de las redes sociales. El tema de la escala se pierde, la materia es muy difícil percibirla a través de una foto, ¿esa foto es fiel a la pintura? Todo esto es un problema, porque el arte está hecho para consumirlo en primera persona y de forma directa. No hay que renunciar nunca a las salas de exposiciones, ni a las galerías, ni a los museos, me parecen imprescindibles. Indudablemente las redes han introducido cambios en la lectura de las artes, algunos de ellos muy interesantes.
¿Qué momento vive la pintura andaluza?
Los pintores andaluces están a la cabeza en España, no me cabe ninguna duda. Y además la gente joven está haciendo un trabajo impresionante. Se está trabajando muy bien. Estamos en un momento dulce del arte andaluz.
¿Proyectos próximos que pueda avanzar?
El proyecto más interesante que tengo ahora es una exposición en el Museo del Realismo Español Contemporáneo (MUREC) en Almería. Expondré en mayo y creo que va a coincidir con Antonio López, que expondrá en la sala de artistas consagrados. Va a ser muy bonito.
No hay comentarios