"Dos millones de belgas vienen de turismo cada año a España"

-Muchos cocheros que pasan por la calle Fabiola, donde está el Consulado de Bélgica en Sevilla, dicen a los turistas que es por la que fue reina de Bélgica.

-¿No es por ella?

-Es el título de una novela del arzobispo Nicolás Wiseman, que nació en esta calle. ¿Qué recuerdo tienen los belgas de Fabiola?

-Dejó una gran impresión como reina. La gente la recuerda por haber transformado a un joven príncipe triste como Balduino en un rey lleno de iniciativa que dejó Bélgica en un estado mucho mejor de lo que estaba después de la II Guerra Mundial.

-Su sucesor, Alberto I, conoció a su esposa Paola en la entronización de Juan XXIII...

-El rey encabezaba la delegación y conoció en Roma a la princesa Paola.

-El viernes empezó en Bruselas otra cumbre europea. ¿Es su país una maqueta del mundo?

-Bélgica es una síntesis de Europa. Con una influencia muy fuerte de Inglaterra, fundamental en su creación. España ha sido muy importante en su desarrollo cultural, y Alemania y Francia en el económico. Cuanto más tiempo estoy en España más me doy cuenta de lo importante que fue la influencia española en Bélgica.

-¿Cuántos belgas hay en España?

-Residentes, pueden ser más de cien mil, pero tenga en cuenta que un veinte por ciento de los belgas, dos millones de los diez millones de habitantes, hacen turismo cada año en España. Es una cifra enorme.

-¿Es Bélgica una opción para españoles cualificados y sin empleo?

-Ha habido varias oleadas. En los años treinta, en la guerra civil, llegan a Bélgica muchos españoles. En los años ochenta son funcionarios, empleados de la Unión Europea. Desde hace cinco años están llegando jóvenes españoles de un alto nivel de educación y cualificación profesional, médicos, ingenieros, que con los altos niveles de paro de su país se han sentido atraídos por las oportunidades laborales.

-¿Que Holanda es el norte y Bélgica el sur, es algo más que geografía?

-Es la geografía y la historia, porque Felipe II reconquista los Países Bajos hasta Amberes, mi ciudad natal. Es la línea del imperio español, una frontera no lingüística, pero sí religiosa. En estos momentos esa línea se ha convertido en una frontera. Genéticamente somos el mismo pueblo. La cultura española dejó una huella grande.

-Carlos V, emperador de España y de Alemania, nació en Gante. ¿Lo consideran un compatriota?

-Es muy popular. Más amado que su hijo en Bélgica. Pienso que en España es lo opuesto. Estuve en su casa en Yuste, es casi flamenca. El retrato de Carlos V de Tiziano es el arquetipo de retrato ecuestre.

-¿Cómo es la balanza del intercambio comercial?

-De España a Bélgica la principal relación es la agroalimentaria: aceite, vino, frutas y legumbres. En segundo lugar, el sector aéreo y espacial. De Bélgica a España, el turismo es muy importante. Le siguen los sectores químico y farmacéutico.

-¿Vio la guerra de Moscú a Nueva York?

-En Moscú asistí de embajador a las exequias fúnebres de Breznev, Andropov y Chernienko y a la llegada de Gorbachov. Viví el cambio en Moscú y después el cambio de Alemania con la caída del muro, consecuencia del otro cambio.

-Un elemento nuclear fue el Papa polaco Wojtyla...

-Cuando llegué a Roma, ya estaba Benedicto XVI; además, yo no estaba acreditado en el Vaticano, sino ante el Quirinal.

-Bélgica eliminó a España en el Mundial de México 86 y España empezó goleando a Bélgica 5-0 el camino que le llevó a ganar el Mundial de Sudáfrica. ¿Las potencias balompédicas lo son políticas?

-Somos según quien lo defina el más pequeño de los grandes países o el más grande de los pequeños.

-Sahara español, Congo belga son anacronismo. ¿Seremos colonias de los países emergentes?

-Países que tenían un desarrollo lento ahora lo tienen más rápido y nuestros países, que conocieron un crecimiento del cinco por ciento, bajaron al dos por ciento en los años buenos.

-Fiel a su costumbre de estar en primera fila, asistió al cambio histórico de Zapatero por Rajoy.

-La historia dirá si ese cambio es histórico. Con Zapatero coincidí en Bruselas cuando yo era embajador de la Unión Europea. Con el que más contactos tuve fue con su predecesor, con Aznar.

-Además de tener un príncipe Felipe, ¿qué une a las dos monarquías?

-La española es mucho más vieja. La nuestra no tiene ni doscientos años. Hemos tenido la suerte de tener buenos reyes y buenas reinas. El único momento difícil fue la II Guerra Mundial, cuando el rey Leopoldo III tuvo detractores.

-¿El Benelux es retórica o compromiso de acción?

-No se debe perder la esencia, más siendo los países fundadores de la Unión.

-¿Lo políticamente correcto es una deformación del lenguaje diplomático?

-Es que las cosas a veces son complejas.

-¿Sigue existiendo la leyenda negra del duque de Alba?

-Cuando yo era pequeño, me decían: pórtate bien, si no llamo al duque de Alba.

-¿Conoce a la duquesa?

-Nos recibió su hijo Fernando en Liria.

-¿Estaban las Torres Gemelas cuando fue embajador en Nueva York?

-Celebramos la comunión de Helene, mi hija mayor, que ahora es diplomática en Delhi, en el restaurante Windows on the World que estaba en lo alto de una de las torres.

-Vargas Llosa narra en El sueño del celta brutalidades en el Congo belga...

-Es una gran novela.