"La masa me da mucho miedo. El mismo que te aclama luego te aplasta"

Francisco Correal

07 de octubre 2012 - 01:00

-¿Tantos libros sobre la felicidad la van a convertir en un género literario?

-No creo que la gente, el último día de su vida, diga como balance: he sido feliz. Hay que haber hecho algo más, haberse comprometido. Vivir es algo más que ser feliz. Haciendo eso, es posible que seas realmente feliz.

-Treinta años en tribunales, cárceles, fiscalías. ¿Cuántos A sangre fría podría escribir?

-Me considero una persona comprometida, equilibrada. He visto violadores en serie, asesinos de una dureza incalculable, padres que han devuelto a sus hijos adoptados, y sin embargo, desde la Fundación Pequeño Deseo veo que si a la gente le das la posibilidad de ser buena, puede serlo.

-Buenas como Mala Rodríguez, que la incluye en sus músicas sentimentales.

-Todos tenemos algo bueno. Si me hablas de Arcan, que mató a un abogado, que violó a la hija de la víctima en presencia de su hermana, un moldavo que ya había matado antes. Pero quitando esos casos excepcionales, creo en la bondad de la gente.

-Fue Defensor del Menor de 1995 a 2001. ¿Cómo ve el panorama once años después?

-La perspectiva cambió y los menores ya son corresponsables. Ahora me preocupan el alcoholismo, las separaciones mal llevadas y la sobreprotección. He creado un equipo de 55 personas, con psicólogos y psiquiatras, para atender a hijos que agreden a sus padres. Tenemos capacidad para cuarenta chicos y vamos a ampliar a ochenta. Creamos puestos de trabajo y abordamos un tema socialmente duro.

-En Mapa sentimental habla de padres que se enfadas con sus hijos bebés. Es el caso de José Bretón.

-Bretón es un histriónico, una persona que sólo hace teatro. Un tipo que odia, el poder del odio es incalculable. Es muy fácil pasar del amor al odio, muy difícil al contrario. Él viene a decir que los hijos son de Ruth y por tanto no sufre, no siente. Pero le ha salido mal. Esperaba que su mujer se volviera a arrastrar ante él para que le dijera dónde estaban los niños. En cuanto ella lo olvide, pueda enterrar a sus hijos y los medios de comunicación no vuelvan a entrevistarlo, ese hombre desaparecerá pronto de la vida.

-¿Es legítimo el perdón sin olvido?

-El perdón es un derecho de la víctima, no una obligación. Es muy terapéutico perdonar, pero no es una obligación. Tenemos el caso de ETA. Es positivo para el terrorista, lo saca del grupo, lo individualiza. Pero la víctima que han matado a su hermano se hace una serie de preguntas: ¿puedo perdonar?, ¿quiero perdonar?, ¿puedo perdonar en nombre de mi hermano?

-¿Hay muchos contrastes?

-Una persona siente melancolía después de un coito, depresión después de un parto, tiene un miedo cerval que resuelve con valentía. La emoción es algo físico, exterior, pero el sentimiento es un lenguaje interior, que nos embrida para no caer en el resentimiento y no odiar.

-Con tantas citas de cine, el libro le gustará a Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado y gran cinéfilo...

-Escribimos juntos Jauría humana, cine y patología.

-Sin salir de la película Jauría humana, hará un año del linchamiento público de Gadafi. ¿Cómo lo vio?

-A veces la sociedad necesita de una catarsis con quien ha sido un dictador. La masa me da mucho miedo. La misma gente que te aplaude y te aclama luego te aplasta. Y la connivencia de los medios de comunicación. Estamos perdiendo la intimidad y el pudor. No se puede pedir perdón por Facebook.

-¿El sentimiento se educa?

-Mi juego favorito es el que no sabe lo que siente el otro pierde. Es importante que un niño de 18 meses que ve a otro niño llorando le deje su juguete. Que los niños vayan a hospitales a ver a otros niños enfermos o cuiden de su abuelo con alzhéimer.

-¿la música es al alma lo que el deporte al cuerpo?

-Te ponen ahora a Glenn Miller y sales pletórico.

-¿Y Beethoven, que hacía música sin oírla?

-Es el milagro de la música.

-¿Se imagina que se hiciera política sin oírla, sin ese runrún de apocalípticos?

-La música va del sentimiento al sentimiento, se puede hacer sin oírla. ¿Se puede hacer política sin los medios de comunicación? En la Grecia de Platón ya estaba el ágora. El político actúa de cara al ciudadano. Nadie lee los Boletines Oficiales. Lo importante del debate de Obama y Romney eran los gestos. Todo está cargado de emociones, de publicidad.

-En su estudio de la violencia de género, dice que las mujeres intentan suicidarse ocho veces más que los hombres...

-Sin conseguirlo. Antes sufrían de histeria, una patología que cayó en desuso. La mujer salió a la calle, al trabajo y hoy padece alopecia, estrés. Hacía cierto chantaje con las ideas autolíticas, el primer paso del suicidio. Es un aviso para navegantes. El varón, por contra, pasa al acto sin contemplaciones.

-¿Se puede sonreír y sonreír y ser un canalla, como se dice en Macbeth?

-Shakespeare es esencial para un psicólogo, igual que Woody Allen. La gente cuando detienen al violador dicen: no tiene cara de violador. El ser humano es capaz de engañar y de engañarse.

-Una de cada diez personas padece una fobia...

-Que no pueden entrar al mar o a un ascensor, que tiene miedo a los arácnidos o es agorafóbico. Hay gente que se autoagrede con la bulimia o la anorexia, con las drogas. Me pregunto cuánta gente se suicida con el coche.

-¿Le gusta emocionar?

-Me encanta estar en los medios de comunicación. Después de tener un infarto de miocardio, tuve que dejar de hacer radio por la noche. La mitad de la gente está colgada y la mitad te escucha.

-¿Qué abunda en el mapa de España, emociones o sentimientos?

-Nos gusta amplificar lo que nos separa. Viajo mucho por Latinoamérica y allí me preguntan: ¿qué tal está nuestro Rey? La idea de Estado-nación está desapareciendo, porque las decisiones no dependen de nuestros políticos. Y los sentimientos de lengua o de raza están tan mezclados que pertenecen al siglo XIX. El mundo necesita ir mirando hacia Marte o a otro lado. Hay que mirar al extrarradio y dejar de mirarnos endogámicamente.

-¿Esa nueva mirada cambiará al ser humano?

-Vivimos en una sociedad llena de incertidumbres, dudas y rupturas, donde ha cambiado el sistema de familia. Te lo dice alguien que lleva casado 34 años. Pero en este mundo cambiante el ser humano llora por lo mismo, se alegra por lo mismo y se siente solo. Es lo que nos distingue: el lenguaje, la trascendencia y sobre todo el sentimiento de soledad.

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