"El mestizaje es positivo en todos los sentidos, nos rodea su riqueza"
-¿Cómo cree que debe afrontar la sociedad las migraciones?
-Hay que tomar conciencia de la riqueza que nos rodea a nivel social, humano, cultural... y sacar todo el provecho que se pueda a esa multiculturalidad porque es buena; el mestizaje es positivo en todos los sentidos, tenemos que disfrutarlo más porque ganamos todos.
-Multiculturalidad, no interculturalidad...
-Está de moda hablar de interculturalidad, pero es mentira. Aquí lo que hay es multiculturalidad. La interculturalidad es un producto nuevo que mezcla distintas culturas. Los niños son los que van a generar esa interculturalidad y es algo muy interesante y que hay que cuidar.
-¿Por qué?
-Porque depende de que sociedad, qué cultura nueva se cree, así vamos a vivir todos: o rechinando y generando exclusión o beneficiándonos de esa cultura nueva.
-¿Cómo se consigue eso?
-En Almería acoge siempre lo hemos tenido claro. Para que haya un intercambio y enriquecimiento mutuo, primero hay que normalizar la situación de los inmigrantes para hablar de tú a tú. Es algo que sólo se puede hacer de tú a tú porque si hay una desproporción no hay un intercambio real, sino dependencia y buenismos.
-¿Cómo ha cambiado la inmigración en Almería?
-Ha cambiado mucho, pero hay un sustrato que permanece igual y que descorazona mucho porque aún existen las mismas necesidades que cuando comencé a trabajar hace casi 30 años en Roquetas de Mar.
-¿A qué se refiere?
-A la existencia de asentamientos, la falta de relación entre vecinos, a personas sin documentación y, por lo tanto, sin estatus que los reconozca como personas entre nosotros. Eso, por desgracia, se mantiene, aunque en un número inferior, eso sí. Por otro lado, tengo la satisfacción de que muchas de estas personas son ya vecinos, ciudadanos que han logrado situarse y enriquecernos.
-Y por parte de las administraciones, ¿ha mejorado la cosa?
-Lógicamente, sí. Es verdad que hace unos años ni existía la Dirección General de Inmigración, ni existía nada. Se han puesto las pilas y creado plataformas, estructuras, pero nosotros siempre reivindicamos que se dé un paso más desde la Administración, que es con quien más colaboramos.
-¿Y qué es lo que pedís?
-Nos duele que muchas veces la inmigración aparezca socialmente como un problema cuando no lo es. Es su obligación gestionar esta ocasión de lujo para que Almería crezca como ha venido creciendo. La riqueza que estas personas han incorporado a la sociedad, cultura y economía de la provincia se nota enormemente. Estaría muy contento de que mis hijos crecieran en un contexto multicultural normalizado; el problema es que no esté normalizado. Almería Acoge siempre ha tenido como eslogan "protestas con propuestas". Si protestamos es porque estamos dispuestos a dar ideas y trabajar hombro con hombro con la Administración o con quien sea.
-Ahora es el turno de las segundas y terceras generaciones...
-Es el tema que más nos preocupa y nos ocupa. Antes, cuando un niño llegaba, se escolarizaba, se le daba apoyo a través de aulas lingüísticas, etc. Todo eso se ha ido normalizando, pero ahora el reto más importante es que esta persona sepa de dónde viene y quién es. Un chaval cuyos padres son de Senegal y ha crecido aquí debe tener la oportunidad de crearse una identidad propia en la que juegan muchos elementos, apropiándose de estos elementos culturales para formarse como persona.
-¿En qué aspecto más queréis poner un mayor énfasis?
-Almería tiene un gran problema y es que el trabajo al que acceden la mayoría de los inmigrantes, sobre todo hace unos años, es agrícola. Exige un desplazamiento que muchas veces no podían realizar los inmigrantes, lo que significaba vivir cerca del trabajo, en un diseminado sin población cerca. Siempre hemos defendido que era necesario que hubiese vecindad y las familias viviesen con el resto de vecinos para romper prejuicios y eso se ha demostrado.
-¿Cómo ha afectado en este sentido la crisis?
-La crisis ha agudizado el hecho de que se concentren en barrios que ya estaban mal económicamente y muchas veces olvidados o mal atendidos por la Administración, en los que hay una relación entre iguales pero empobrecidos. Por eso, hemos dado un giro a nuestro trabajo y no sólo trabajamos con inmigrantes, sino en zonas de exclusión social.
-¿Cuál es vuestro objetivo?
-La normalidad. Es fundamental y evita muchas historias. Hemos avanzado mucho en Almería y sus pueblos. Hay niños en colegios, compañeros de trabajo, en las plazas... Eso quita muchos fantasmas que a veces hemos dado lugar a que corran fuera de Almería. Cuando hay exclusión, siempre hay problemas porque lleva a la marginación.
Casi treinta años de activismo
El presidente de Almería Acoge lleva casi 30 años en esta asociación. Era 1988 y la entidad apenas había surgido, Miralles estudiaba aún en Madrid y Juan Sánchez Miranda le pidió ayuda para montar un vídeo. Comenzó a colaborar hasta que llegó un momento "crucial" para él: la muerte de un joven de 19 años, Johnny, que falleció asfixiado en un cortijo. "Participé en el entierro, en el acompañamiento y eso me hizo darme cuenta de que no era cosa de echar dos tardes a la semana". Cuatro años después comenzó a coordinar proyectos y equipos, y desde entonces no ha cejado en su labor.
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