"Despertar sonrisas al final de un proceso tan doloroso es de lo más gratificante"
Mercedes Molguero | Enfermera experta en micropigmentación reparadora oncológica
Mercedes Molguero (Sevilla, 1964) es Diplomada Universitaria en Enfermería por la Universidad de Sevilla y Técnico en Micropigmentación y Tatuaje. Una especialidad a la que se dedica desde hace 15 años en el Área Hospitalaria de Valme y de la que se enamoró por casualidad cuando una amiga que había superado un cáncer de mama y sometido a la posterior reconstrucción le comentó que se iba tatuar. Desde entonces forma parte de un proyecto multidisciplinar colaborativo intercentros para micropigmentación mamaria. Ella es, en concreto, la mano que termina el proceso y la que devuelve la sonrisa a las pacientes.
–¿Qué es la micropigmentación oncológica?
–Es una técnica aún poco conocida pero que avanza con paso firme, no sólo por los beneficios en su rama estética, sino que va más allá, también en sus técnicas paramédicas que dan respuesta a numerosos problemas de salud.
–¿En qué consiste?
–Se trata de una técnica sencilla y mínimamente invasiva, prácticamente sin contraindicaciones ni complicaciones, que permite realizar correcciones y camuflajes que pueden beneficiar a multitud de procesos patológicos tanto congénitos como adquiridos. Destaca la recreación de areola mamaria que actualmente ya se realiza en el sistema sanitario público de Andalucía, pero, además, existen otras aplicaciones como el camuflaje de cicatrices y la reconstrucción de rasgos faciales, que pueden beneficiar a pacientes oncológicos además de a los afectados de labio leporino, Vitíligo, grandes quemados o pacientes con grandes traumatismos o tumores faciales.
–¿Qué diferencia a la micropigmentación del tatuaje?
–Son técnicas que tienen numerosas diferencias. Las máquinas utilizadas tienen características diferentes en lo que se refiere a la potencia de percusión y a la profundidad de aplicación. También existen diferencias entre las tintas de tatuaje y los pigmentos de micropigmentación sobre todo en su composición y características, y el uso del tatuaje es meramente decorativo mientras que la micropigmentación tiene también un uso terapéutico.
–¿Cuál es el perfil del paciente que recurre a la micropigmentación?
–Actualmente la mayor demanda que se produce de esta técnica se corresponde con mujeres de mediana edad, aunque tenemos pacientes de edades comprendidas entre los 25 y 80 años. La demanda de pacientes masculinos es mínima y eso es algo que habrá que trabajar mediante información y a través de los servicios que tratan a estos pacientes.
–¿Qué pasos siguen las pacientes hasta llegar a sus manos?
–El circuito establecido está orientado a facilitar el acceso a todos los usuarios que lo precisen. Se contemplan varias vías de derivación, que podrá realizarse desde los Servicios de Cirugía Plástica, Unidades de Oncología o de Mama y Medicina de Familia.
–¿Qué es lo más positivo de esta técnica terapéutica?
–Sin lugar a dudas la respuesta que produce en las pacientes. Es enormemente gratificante percibir su sonrisa en el espejo o sus lágrimas y la emoción que manifiestan. Es un momento único.
–¿Qué aporta al proceso de recuperación de las pacientes oncológicas?
–En el proceso del cáncer de mama hay una primera fase de recuperación de la salud mediante la aplicación de tratamientos médicos y/o quirúrgicos que producen en mayor o menor medida una serie de alteraciones en la imagen corporal y, por consiguiente, en la autoestima de las pacientes. La micropigmentación ayuda a corregir y/o camuflar los efectos de estos tratamientos, y por tanto a recuperar la imagen corporal y a reconocerse en el espejo, contribuyendo así a mejorar la autoestima y la calidad de vida de los pacientes. Es, además, como manifiestan ellas mismas, el último paso que cierra una etapa dolorosa.
–¿Es una técnica conocida en este colectivo?
–Aunque cada vez es más conocida, fundamentalmente por el boca a boca o por la información de las asociaciones, aún queda mucho trabajo de información para darla a conocer y facilitar el acceso a todas las personas que podrían beneficiarse de ella.
–Andalucía es pionera en la técnica y, en concreto, el Hospital de Valme en Sevilla, al que pertenece, el mayor referente, ¿a qué cree que se debe este prestigio?
–Por un lado, al ser pioneros, somos referente andaluz para nuevas unidades y, en ese sentido, hemos liderado la coordinación entre las distintas unidades andaluzas en una jornada de trabajo celebrada recientemente con el objetivo de unificar criterios. En nuestra trayectoria hemos trabajado y continuamos haciéndolo de forma rigurosa con protocolos que garantizan la seguridad de nuestros tratamientos, con una formación que avala la pericia en el manejo de la técnica y con unos sistemas de monitorización que revelan la calidad de nuestros trabajos y el alto nivel de satisfacción de nuestros usuarios.
–¿Cómo se siente al ser artífice de algo tan especial como devolver la autoestima?
–Es difícil definir los sentimientos que se pueden llegar a experimentar porque son tantos como pacientes tratas. Cada caso es un reto diferente y te llena de satisfacción ver la respuesta que provoca. Sientes la necesidad de mejorar cada día para poder ofrecerles lo mejor y poder llegar al mayor número de personas posibles. Despertar sonrisas al final de un proceso tan doloroso es de lo más gratificante.
–¿Cuáles cree que son los retos para el futuro?
–El gran reto para los que amamos esta técnica es aumentar la cartera de servicios y que, junto a la micropigmentación mamaria, se sumen otras líneas de intervención, para dar respuesta a más indicaciones dentro del sistema sanitario público. Al mismo tiempo es muy importante el ámbito de la formación de esta técnica cuyas funcionalidades van en aumento. Por tanto, sería interesante un programa de formación dirigido a los profesionales de enfermería en los hospitales orientado a garantizar la continuidad de estos servicios con la mayor calidad posible.
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