CANO | CANTANTE Y COMPOSITOR
“La gente se siente identificada conmigo y les dejo huella”
Lola Marceli | Actriz
Lola Marceli nació en 1967 en Alicante pero por familia y adolescencia se siente malagueña. A finales de los 80 se trasladó a Madrid para compaginar ser actriz y modelo. En cine participó en Tierno verano de lujurias y azoteas o Lo mejor que le puede pasar a un cruasán. El gran público la recuerda como Mercedes en El Súper o Paula en Hospital central, pero donde estuvo más tiempo fue en Amar en tiempos revueltos. A la televisión le debe conocer a su pareja, Juanjo Puigcorbé, en Un chupete para ella. Está en Élite y desde otoño es Adela en Mercado central.
–Más de dos meses de confinamiento después de años de plató a diario ¿está que se tira de los pelos?
–Qué va. Lo del confinamiento lo he llevado bien aunque ha habido un par de días de cansancio. Pero me he organizado bien y, aunque suene a chiste, hay días en que me han faltado horas para hacer lo que tenía pensado. En el ordenador tenía mucho que clasificar, como si fuera la CIA.
–Usted nació en Alicante pero se siente malagueña.
–Toda mi familia es de Málaga. Yo llegué con quince años y desde pequeña era el paraíso, donde íbamos de vacaciones, donde vivían mis abuelas. En Málaga estudié el instituto, hice arte dramático y estudié Filología Inglesa cuando comenzaba la facultad de Filosofía y Letras. Me quedé en cuarto porque empezaba a trabajar en Madrid. Quise retormar la carrera y los planes apenas me convalidaban.
–Usted pertenece a una generación donde nos reúnen unos recuerdos televisivos comunes.
–La televisión es un poco una nación. Donde coincidimos todos son en los recuerdos de la tele. La generación anterior no vivía tan pendiente de lo que echaban en la tele como para los que nacimos en los 60 y 70, que ya era algo cotidiano. Con las plataformas esa nación que formaba la televisión se ha convertido en algo global.
–Usted apareció en la primera serie española de largo recorrido...
–El Super, en Telecinco, en el 97. No hace tanto. Diagonal TV ya había hecho varias series así para Cataluña, pero esta fue la primera a nivel nacional, con Zeppelin. La generación de los mayores tenía las radionovelas y de ahí pasaron a las series diarias de hoy. Poco después de El Super, que iba a las siete y cuarto, se estrenó Al salir de clase.
–Y al terminar El Super, Zeppelin propuso a Telecinco algo así que se llamaba Gran Hermano.
–En los últimos meses de rodaje nos hablaban de ese proyecto nuevo. En 2000 me incorporé a Hospital Central y la estrenaron justo después del resumen de Gran Hermano del domingo. El reality había ido mucho más allá de lo que se podía imaginar. El Super formaba parte de una Telecinco más familiar que caminó hacia la telerrealidad.
–En estos tiempos nadie hubiera cerrado El Super.
–Cerramos en torno al 19% pero llegamos a estar por encima del 30%. Era la época en que todo el mundo decía que tener menos del 25% de cuota era un fracaso. Ahora con un 19% te renuevan hasta que te jubiles con un contrato exclusivo.
–Usted ha vivido varias vidas en la misma televisión.
–Hace unos meses con unos alumnos de la escuela de Cristina Rota comentamos que uno tiene la impresión de que cada siete años, más o menos, la televisión se reinventa y surgen nuevas formas de producir y emitir. Al final la profesión en sí misma de actor, de director, de productor, se reiventa pero las formas de trabajar, las preocupaciones y los medios son los mismos.
–Ahora todos queremos ver y estar en las plataformas.
–Dentro de unos años las plataformas tal como son ahora estarán en crisis y hablaremos de un nuevo soporte. Pero leyendo biografías de actores de Hollywood de los años 30, 40, vivieron lo mismo, con sus contratos, sus proyectos, pero en las circunstancias de la industria de su tiempo.
–Usted forma parte de Élite, una serie que se ve en todo el mundo ¿no le hubiera sonado a increíble hace sólo diez años?
–Pero ahí los famosos son los chicos. Cuando estaba en Amar en tiempos revueltos me sorprendía la popularidad que teníamos en Hispanoamérica, en muchos países de Europa. Pero en la vida normal de un actor español no pensamos dónde podemos ser conocidos.
–¿Cambiaría un proyecto que le haga popular por uno que fuera para usted más apasionante?
–Siempre quieres que te vea mucha gente, pero es algo que escapa de tu control, salvo si eres Tom Cruise, alguien hipermediático. Si puedes elegir has de hacer cosas que te apasione. Las estrellas de Hollywood que hacen películas para su estrellato, para su marca, son empresas que se mueven así. Me gusta que la gente me vea, lo reconozco, pero no vivo pendiente de eso.
–Ahora que se retoma la grabación ¿cómo será su trabajo en la serie diaria de La 1 Mercado central en estas condiciones?
–Nos han reenviado los guiones con dinámica de menos contacto, menos gente. Se están tomando todas las precacuiones. Se prescinde de escenas corales y nos debemos adaptar a estas circunstancias. Es un trabajo complicado para los actuales protocolos.
–¿En un diálogo los actores los veremos ahora más separados?
–No lo sé a fondo. Habrá reestructuración de planos para que no se note. Lo importante es que no haya un rebrote y que el esfuerzo de todos hasta ahora no se venga abajo. El equipo de Mercado central es muy serio, lo van a hacer bien.
–¿Aparecerá el coronavirus en su serie?
–Está demasiado presente en la realidad. Yo a veces estoy en las noticias y cambio porque me afectan. De primeras no creo que aparezca el coronavirus en las series, para hablar de los problemas del momento necesitas cierta distancia temporal. Pero algo podría surgir en Mercado central.
–Su personaje en esta ficción es una mujer que se sobrepone a una separación.
–Y ha tenido un affaire con un chico joven pero ella no está acostumbrada a ese tipo de relación. La trama de la especulación urbanística en torno al mercado va a ser más potente y unirá más a los comerciantes, porque es su forma de vida.
–¿Rodar una serie diaria es casi convertirse en monja durante ese trabajo?
–Mi preocupación ahora es hacer una adaptación rápida, de días. Ahora extrañaba levantarme a las cinco de la mañana.
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