"Ninguna limitación puede impedirte hacer lo que quieras"
Raquel Domínguez, campeona del Mundo y de Europa de duatlón adaptado
-Nadadora y triatleta internacional. ¿Cómo llegó el deporte a su vida?
-Yo siempre he hecho deporte. De pequeña practicaba artes marciales, pero fue a raíz de mi enfermedad cuando empecé a nadar. Mi discapacidad fue un punto de inflexión en mi vida y decidí marcarme un proyecto de vida. El deporte fue mi gran apuesta y mi gran acierto.
-¿Qué enfermedad padece exactamente?
-Se llama osteopatía idiopática. Es una enfermedad congénita y degenerativa. Básicamente, hay una inestabilidad completa en húmero, clavícula y escápula. El músculo se desintegra poco a poco y los huesos no se mantienen dentro. No tengo ningún músculo sano en el tren superior. Y el futuro, pinta mal. Cuando se partan los huesos, habrá que amputarlos.
-¿Qué edad tenía cuando se lo diagnosticaron?
-A los 12 años apareció en el brazo derecho y a los 19 en el izquierdo. Me han operado 23 veces. La última vez, me realizaron una artorescapulectomía bilateral, es decir, me amputaron las escápulas y me atornillaron los hombros. No puedo mover ni levantar los brazos.
-¿Cómo fue reaprender a nadar sin brazos?
-Fue complicado. Tragué agua a mansalva. Al principio, cuando pierdes la movilidad, tu cerebro sigue dándole órdenes al brazo para que se mueva. Era como querer mover algo que no existe. Ya eso no me ocurre, es como si algo se hubiera desconectado. A la hora de nadar, me costó mucho coordinar mi cuerpo sin brazos, pero si yo lo he hecho, lo puede hacer cualquiera.
-Cualquiera no es 13 veces campeona de España de natación en su categoría.
-Eso fue en el año 200 antes de Cristo (se ríe). Nadé entre 1994 y el año 2000, hasta los Paralímpicos de Sidney. He hecho cosas muy llamativas después. En atletismo, fui campeona de España en los 100 y 200 metros lisos en mi categoría y soy una de las pocas mujeres con discapacidad que ha corrido un maratón y una carrera de ultradistancia, de más de 100 kilómetros.
-También tiene un gran palmarés como triatleta.
-Sí. He sido campeona de Andalucía de acuatlón y de triatlón, campeona de España de triatlón y campeona del mundo de duatlón en 2015 y de Europa en 2017, en mi categoría. Y hace dos años conseguí acabar el Medio Iroman de Sevilla.
-Como nadadora, estuvo clasificada para lo Juegos Paralímpicos de Sidney pero no fue. ¿Qué ocurrió?
-El politiqueo. Tenía la mínima y estaba seleccionada, pero no me dejaron ir. No tuve el apoyo de ciertos individuos que tienen el poder en las federaciones. No pudo ser, pero bueno, no hago deporte para competir, lo hago porque me apasiona.
-¿Le queda una espinita?
-El sueño de cualquier deportista es ir a unas olimpiadas o paralimpiadas. Yo aposté mucho para ir a Sidney. Fui a pruebas internacionales para poder conseguir la mínima y todo me lo pagué yo. Estuvo ahí, casi lo toqué, pero no pudo ser. Para el deporte no hay dinero, y para los paralímpicos menos, y eso que son los que más medallas consiguen. Si a eso se suma la incompetencia y la mala gestión de algunos, imagínese.
-¿Tienen los deportistas con discapacidad suficiente visibilidad?
-Depende de dónde, tienen más o menos. En España, son muy anónimos, aunque empieza a haber un cambio. Hace siete años, cuando yo hablaba en diferentes jornadas de la nadadora Teresa Perales nadie sabía quién era, a pesar de que ya había logrado doce medallas paralímpicas y no sé cuántos campeonatos del mundo. Ahora, muchos ya sí saben quién es. Es muy lento, sí, y entre las mujeres mucho más, pero poco a poco se está consiguiendo. Tú me estás haciendo una entrevista.
-No le gusta que la consideren un ejemplo de superación. ¿Por qué?
-No creo que las personas con discapacidad ni nos superemos ni suframos más que nadie. Cada uno tiene que vivir con los límites que le ha tocado en la vida y potenciar y sacar lo mejor de sí mismo. Ninguna limitación puede eclipsarte e impedirte hacer lo que quieras. Si tengo una capacidad para hacer algo y no lo hago, soy una cobarde, una egoísta, un lastre, no porque tenga una discapacidad, sino porque no me da la gana de hacerlo pudiendo.
-Desde hace varios años desarrolla con Adecco el proyecto Vivir superando límites. ¿Cuál es su papel?
-Visitamos empresas y organizamos jornadas de sensibilización para que las cosas vayan cambiando y las empresas vean a las personas con discapacidad como profesionales.
-¿Existen muchos perjuicios en las empresas?
-Por supuesto, pero eso también está cambiando. Hay que romper con los estereotipos, esa idea de que una persona con discapacidad va a faltar más al trabajo, que es poco productivo o que hay que hacer una obra faraónica. Si yo me presento a un puesto de trabajo es porque tengo la capacidad y estoy cualificada para ello. Nuestro lema es El talento no tiene etiquetas. Piensa que a Cervantes no se le conoce por ser manco.
Una mujer sin barreras
A Raquel Domínguez (Sevilla, 1973) le diagnosticaron a los 12 años una enfermedad degenerativa llamada osteopatía idiopática, que le ha llevado a pasar hasta 23 veces por el quirófano. Sus músculos se desintegran y los huesos no pueden mantenerse dentro. En la última operación, literalmente, le atornillaron ambos hombros y le amputaron las escápulas. No puede separar los brazos de su cuerpo. Esto no le ha impedido ser 13 veces campeona de España de natación adaptada, campeona del mundo de duatlón en 2015 y de Europa en 2017.
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