"Hay que liberarse de los lastres"
Mónica Carrillo | Periodista
Mónica Carrillo (Elche, 1976) es la cara de los informativos de Antena 3 los fines de semana, junto a su compañero Matías Prats. El pasado 5 de marzo recibió el premio Azorín por su nueva novela, La vida desnuda (Planeta, 2020), pero la pandemia retrasó su lanzamiento hasta el 9 de junio. "Que abran las librerías es señal de normalidad, con lo que estoy doblemente feliz: porque el libro ha visto la luz y por lo que ello implica", afirma la periodista, seguidora en Twitter durante esta crisis de la cuenta Coronavirus: "El sentido del humor es necesario siempre, en cualquier situación, por muy mala que sea. Siempre alivia una sonrisa".
–¿Cómo lleva no tener fines de semana libres?
–Intento ver en todo el lado positivo: tengo toda una semana libre para mí, que tampoco es tan mal plan.
–Un amigo asegura que los mejores días para librar son lunes y martes.
–Se pueden hacer cosas tranquilamente. Lo llevo muy bien, la verdad. Es cuestión de organizarse. No hay problema.
–Estos fines de semana de pandemia han sido movidos con las comparecencias de Pedro Sánchez.
–Ha sido un tiempo que no olvidaremos. Este periodo para los que hemos tenido que estar informando ha sido duro, porque el coronavirus afectaba a tantas personas, con todo el mundo en casa confinado y no podíamos transmitir algo de esperanza...
–En su novela, La vida desnuda, se dice que "todo es temporal salvo el tiempo". ¿Esta crisis pasará?
–Absolutamente. Pasará y nos hemos dado cuenta de la extraordinaria capacidad de adaptación que tenemos, cómo hemos podido estar confinados sin salir de casa casi 50 millones de personas sólo en nuestro país...
–¿España es un país disciplinado?
–Nos hemos demostrado que sí. Las etiquetas no dejan de ser un prejuicio. No está bien ni que nosotros mismos nos las pongamos. La mayor parte de la población ha sido muy responsable.
–¿Merecemos un homenaje?
–Sí. Obviamente, la noticia es quien se saltaba el confinamiento, quien no cumplía, quien no llevaba mascarilla o quien no mantenía la distancia social o quien hacía botellón. Ahora hay que ser responsables. Con la nueva normalidad, el virus no se ha ido, sigue entre nosotros.
–A su novela le pilló el virus por la taleguilla. Era un libro de primavera y se ha convertido en un libro de verano.
–El fallo del premio Azorín fue el 5 de marzo, ¡y mira todo lo que ha pasado después! El libro ha estado confinado igual que los demás, hasta que el 9 de junio ha salido a la calle.
–Comienza con una cita de García Márquez que reflexiona sobre los planos de la vida. ¿Con cuál de ellos se queda?
–Es imposible quedarse sólo con uno . Nos hace completos la combinación de estos tres planos: la vida pública, la privada y la secreta.
–¿Me lo explica?
–La vida pública es la que queremos mostrar, la vida privada es a la que tiene acceso nuestro círculo más íntimo y la vida secreta son esas parcelas infranqueables o a las que sólo pueden acceder las personas que nosotros decidimos y cuándo nosotros decidimos. Eso es común a todos.
–¿Qué sería de nosotros sin las apariencias?
–Ay, ay, ay... ¡Sin el qué dirán! Seguramente viviríamos de una forma más liviana, porque no deja de ser un lastre. Cuando algo nos supone una carga es un lastre, es algo pesado. Y hay que liberarse de esos lastres.
–Una misión difícil.
–Obviamente uno muestra aquello que quiere, y eso está muy bien. Lo malo es cuando uno se ve en la obligación de mostrar algo porque si no los demás van a pensar que... Eso ha existido siempre. Por eso hay que intentar llevar la vida con las menos cargas posibles.
–¿Conoce a alguien que viva desnudo?
–En nuestro interior, todos. Todos nos conocemos. Otra cosa es que no nos apetezca mirar hacia dentro, porque hay veces que mirarse al espejo desnudo supone un ejercicio de sinceridad absoluta y conlleva situaciones dolorosas. Pero también es la realidad. Mirarse desnudo frente al espejo es lo que mejor que puede hacer uno mismo para entenderse, aceptarse, para vivir en equilibrio y armonía. Si uno está bien con uno mismo, tiene más posibilidades de estar mejor con los demás.
–¿Una vida sin secretos es una vida feliz o aburrida?
–No creo que nadie pueda decir que no tiene secretos. Lo estoy reflexionando mucho y no se trata de tener un gran secreto. En los personajes de la novela encontramos de todo: infidelidades, dobles vidas, deslealtades mayores, otras menores... Pero cada uno lleva sus secretos de diferente manera. La presión social, la presión familiar, la educación, los límites morales nos afectan a todos.
–¿Sufren más las mujeres las consecuencias de una vida secreta?
–No lo creo. No me lo había planteado. Como seres humanos, llevamos nuestra vida de igual forma, hombres y mujeres.
–¿El feminismo pierde la batalla cuando se asocia a una determinada ideología o a un partido?
–No me gusta hablar de cuestiones tan importantes con un planteamiento de enfrentamiento. Hablo de feminismo en positivo. Siempre me voy a posicionar en el lado del feminismo, porque es el lado de la igualdad y el lado de la justicia, pero no lo quiero llevar a ningún otro ámbito.
–¿Feminismo es igualdad?
–Para mí y por definición, feminismo es igualdad. Y la igualdad es justicia. Siempre hay que abogar por las causas justas.
–¿Qué canción escucha ?
–En el confinamiento, varias, pero últimamente, Tiburones, de Ricky Martin.
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