“Ver a pacientes de 48 años que acaban intubados encoge el alma”
Javier Gutiérrez Caracuel | Médico
Pasión por la vida y la Medicina. Javier Gutiérrez Caracuel, veterano en las Urgencias, área considerada entre las más duras y penosas (nocturnidad, guardias, imprevistos, etcétera), ejerce de manera vocacional en el Hospital Virgen del Rocío desde hace ya casi tres décadas. A sus 54 años, acude a su puesto con la misma vocación de siempre, si bien reconoce el agotamiento por la pandemia. Lleva toda la vida atendiendo a enfermos urgentes, emergentes y críticos. Padre de seis hijos, su pasión es su familia. Siempre que puede disfruta del arte, de la pintura y la radio. También le encanta jugar al squash. Persona íntegra muy querido entre sus compañeros.
–Veterano médico de Urgencias. ¿Cómo vive esta ola?
–Cada vez que entro de guardia en mi hospital, mi segunda casa desde hace 28 años, aún lo hago silbando y feliz por trabajar en algo que me apasiona. Pero conforme pasan las horas se apodera el agotamiento. Hay enfermos por todos lados... y cuando ves la gravedad de una neumonía bilateral por Sars-cov2 en un paciente de 48 años y sabes que acabará intubado y boca abajo, se te encoge el alma. Cansado, sí cansado, así vivo esta tercera ola. Aún así tenemos los mejores profesionales y todos vamos a una.
–¿Faltan recursos?
–Sí. Faltan recursos humanos desde hace ya muchos años. Es un problema crónico. Las plantillas no están adecuadamente dimensionadas en la gran mayoría de las áreas de salud...
–¿Dónde?
–Falta personal sanitario de todas las categorías en los ambulatorios, en los centros de salud, en los hospitales, en la medicina extrahospitalaria. Tenemos que mejorar las condiciones laborales de este extraordinario capital humano que tenemos en el Sistema Sanitario Andaluz: Eliminar la precariedad de los contratos; incentivar y fidelizar a los profesionales; cubrir bajas, jubilaciones, fallecimientos; facilitar la conciliación familiar…Y hay que mejorar los sueldos.
–¿Héroes en precario?
–El sueldo, sin contar guardias, es ridículo para la responsabilidad y magníficos profesionales que tenemos en nuestra sanidad pública. El bienestar del profesional es esencial para una atención de calidad y alcanzar la excelencia. La vocación es un pastel, pero te van dando bocados por ese maltrato crónico en cuanto a condiciones laborales, contractuales y retributivas…Y al final te quemas.
–¿Cómo están los ánimos en el llamado buque insignia de la sanidad andaluza (Hospital Virgen del Rocío)?
–Estamos cansados física y psicológicamente. Esta tercera ola está siendo más agotadora. Los ingresos no parecen parar nunca… las Urgencias, las plantas, la UCI… todos estamos a reventar, todos los sanitarios y resto de personal… médicos, enfermería, auxiliares, celadores… La organización intrahospitalaria no es fácil. Hay que intentar como sea separar al máximo los circuitos. Es como si dentro del Virgen del Rocío hubiese dos hospitales: el Covid y el no Covid.
–El Covid, ¿se lo lleva todo?
–No solo existe Covid19, hay muchos enfermos con miles de patologías que no pueden demorar atención. Se hace un gran esfuerzo humano. Son muchas las sensaciones que te embargan, cansancio, desánimo, el calor sofocante de un EPI; ese estar siempre en alerta con las medidas de protección...
–¿Pesimismo?
–Sí. Tienes momentos de pesimismo pero se mezclan con la esperanza; y sobre todo, el compañerismo.
–¿Cuáles son los casos que más marcan en Urgencias?
–Todos marcan. La vida humana es igual para todos, pero está claro que los pacientes más jóvenes que sabes que no saldrán, o tendrán secuelas permanentes, son los que más te asientan en la tierra. Nadie está libre.
–¿Cómo llegan los enfermos Covid a Urgencias?
–Puede manifestarse de cualquier manera. Muchos vienen asintomáticos porque han tenido un contacto estrecho no protegido, cuando tendrían que consultar con su médico de familia. Otros vienen por fiebre y tos, o diarrea y mialgias; o cansancio y cierta dificultad respiratoria... alteración del sensorio, o fenómenos tromboembólicos que pueden afectar a cualquier órgano.
–¿Es un virus muy peculiar?
–El Sars-cov2 es un virus del cual desconocemos muchas cosas aún. Es traicionero. Es importante no perder la alerta. En muchos casos existe una clara disociación clínico-radiológica: Ves a pacientes con brutales neumonías bilaterales sin apenas trabajo respiratorio ( es lo que llamamos la felicidad hipoxémica). Muchos ingresan y... lo que Dios quiera. Oxígeno, corticoides, heparina y poco más.
–Y, ¿los otros enfermos?
–Hay que seguir atendiéndoles con la mayor calidad posible, y saber priorizar. La pandemia no puede retrasar diagnósticos vitales ni permitir demoras inaceptables. Los enfermos hay que verlos. El cáncer sigue estando ahí, las enfermedades cardiovasculares, metabólicas, la descompensación de pacientes crónicos, los procesos quirúrgicos… necesitamos evitar el colapso sanitario y mantener, en lo posible, los niveles de excelencia; y ayudarnos, si es necesario, de la medicina privada.
–La esperanza, ¿la vacuna?
–Las vacunas y nuevos medicamentos inhibidores de la replicación permitirán el control de la pandemia. Tenemos que confiar en la Ciencia. La raza humana está en peligro. Esto no es ciencia ficción. Este nuevo coronavirus está suponiendo un desafío enorme en el desarrollo acelerado de nuevas vacunas, que se irán modificando en función de las mutaciones y cepas que vayan apareciendo.
–Vacunación, ¿va despacio?
–Hay que acelerar el ritmo. Si hay que usar diferentes tipos de vacunas autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento, pues habrá que hacerlo. La vacuna debe llegar a todos. Los políticos deben implicarse.
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