"Más que un héroe, yo soy un adicto a ayudar"
-¿Cómo se pasa de ser un barrendero de las Torres Gemelas a ser un gran líder?
-Era encargado de la limpieza en la Torre Norte y tenía la llave maestra. Tras las explosiones, el 11-S me vi dando órdenes a los bomberos, conocía el edificio y sabía por dónde ir. Me motivé y quise quedarme para salvar a personas. Saqué a 15, ayudé a muchas y perdí 200 amigos.
-La situación era muy peligrosa, ¿no era consciente?
-Al principio no. Durante la evacuación telefoneé a mi madre a Puerto Rico desde el piso 27, ella estaba viendo el desastre por televisión, en directo, y me suplicó que me marchase. Yo decidí seguir.
-¿Fue el último en salir vivo?
-Oí cómo crujía todo, salí segundos antes del derrumbe y me metí bajo un camión de bomberos. Quedé sepultado. Una cámara fue testigo y comenzaron a buscarme entre los escombros. Aún aturdido, una reportera me enfocó y me dijo: "30 segundos para contar tu historia".
-Una historia de película.
-He participado en una veintena de documentales y filmes, pero ninguno reproduce bien lo que pasó. Hay cosas indescriptibles, como el olor a fibra quemada.
-Le llaman héroe, ¿se ve así?
-Soy un activista. Tengo un rótulo encima de mi cama que dice: "¿A quién ayudaste hoy?". Si estoy deprimido, me levanto y, al leerlo, sé que hay alguien que necesita más que yo y eso me motiva. Hubo muchos héroes en el 11-S.
-Pero más anónimos.
-Sí, ser proclamado héroe fue una buena técnica de mercadeo, pero mi mayor acto heroico lo hice después del 11-S. No me dediqué a vanagloriarme, tomé eso como enseñanza y trabajé para lograr cambios para mi comunidad, la hispana. Creé un asociación de víctimas y he salvado a 2.600 familias. Muchos eran indocumentados. En EEUU se ha criminalizado al colectivo inmigrante, se ven como terroristas.
-Se ha fotografiado con todos los políticos americanos. ¿Sacó algún beneficio?
-Intentaron utilizarme. Yo hablaba inglés con un acento que les encantaba y acercaba a los latinos. Entendí que podía conseguir más beneficios si no me metía ni con los republicanos ni con los demócratas. Pude hacer grandes logros sin ensuciarme políticamente, pero me ofrecieron de todo. Decidí que, antes que ellos, yo usaría mi tragedia para ayudar a los demás.
-Sorprende su habilidad para expresarse y revivir el drama que sufrió. ¿Cómo lo hace?
-Ante el trauma, ayudar es mi terapia. Me convertí en adicto a ayudar, soy más eso que un héroe.
-¿De dónde saca la fuerza?
-Yo era agnóstico. El 11-S Dios vio que yo le podía ayudar y me dio una segunda oportunidad. Desde entonces mi tarea es reeducar en valores a la sociedad.
-¿Se considera un elegido?
-Dios elige a sus ángeles, no creo que sea uno, pero glorifico esa segunda oportunidad haciendo mi trabajo.
-¿Cuál es exactamente?
-Mi misión es humanizar el 11-S, decir por qué cambió EEUU y qué podemos hacer. Todos podemos sobreponernos. El heroísmo no es lo que logras, no consiste en eso, es cómo te levantas tras caer.
-¿Y se puede aprender a ser un héroe en la vida?
-Formo a líderes, a una clase activista a nivel internacional, dándoles herramientas de superación para que mejoren su empresa y su trabajo diario. Mi experiencia se puede aplicar a todos los ámbitos. Llegué a EEUU con el sueño americano: hacer dinero y promocionar. Aún recuerdo a ejecutivos que no querían abandonar la oficina el 11-S porque esperaban un fax. Yo entendí que familia y amigos son lo primero y que hay que trabajar en equipo.
-¿Asesoró usted a las víctimas del 11-M?
-Ayudé a Pilar Manjón. Tiene una fuerza increíble. Les dimos nuestras herramientas, pero España ya tenía experiencia de actos terroristas en su propio suelo. Teníamos que aprender más de España que al revés. EEUU aún sangra por la herida del 11-S.
-¿Podrá Obama curarla?
-Bush eliminó muchos derechos civiles. Obama es una esperanza. Hay que ver cómo organiza su gabinete, pero espero grandes cambios.
-¿Se implicaría más con él?
-Colaboré con Hillary Clinton asesorándole en la campaña, eso no me importa porque lucho por cambiar la imagen del hispano, pero tener un puesto político no me interesa. No me siento capaz de acatar mandatos.
-Sí de ir contracorriente, pues mantiene una versión distinta a la oficial, ¿no?
-Testifiqué a puerta cerrada en la comisión de investigación y omitieron mi historia. Mantengo que hubo explosiones en los sótanos. Habría que hacer otra investigación.
-¿Le han amenazado por contar su historia?
-Sí. Pero no tengo miedo. Estoy vivo por un milagro y mi misión es lo primero, tengo que dejar mi legado.
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