"Nunca he hecho turismo, viajo demasiado"
Javier Cercas | Escritor
A LA ACADEMIA POR LA PUERTA GRANDE. "Quien rechaza un elogio es porque quiere dos". A menudo Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) recurre a la frase de La Rochefoucauld. El extremeño criado y afincado en Gerona está encantado con su nombramiento como miembro de la Real Academia Española, donde ingresa por la puerta grande gracias a una obra literaria y articulista que es oro molido desde su estreno con Soldados de Salamina en 2001.
–¿Qué hace un académico de la Lengua aparte de limpiar, fijar y dar esplendor?
–No puedo contestarle con precisión porque aún no asisto a las reuniones. Empezaré en cuanto lea mi discurso de ingreso y pase a ser académico "de número" (ahora sólo soy "electo"). Sí sé que la Academia presta un servicio público (y lo hace gratis et amore: los académicos no tienen ni sueldo ni despacho ni secretaria ni nada); se ocupa de preservar lo mejor posible el bien más común y más importante que poseemos: la lengua. Ya sólo por eso me siento orgulloso de pertenecer a ella.
–¿Tiene algo esbozado para su discurso de ingreso?
–Sí, pero no se lo pienso contar. Algunos académicos no lo leyeron nunca, por motivos distintos (Benavente o Antonio Machado o Unamuno), y yo sí lo haré. Y tan pronto como pueda.
–¿Le han chivado ya si pasa lista o hace exámenes sorpresa don Santiago Muñoz Machado?
–Si pasa lista, intentaré estar presente: aunque vivo lejos de Madrid y viajo demasiado, haré lo posible por asistir a las reuniones de los jueves. En cuanto a los exámenes, no me constan; si los hay, me encantaría decirle que los suspendería, pero le diré la verdad: siempre fui un estudiante repugnantemente bueno, así que es probable que los apruebe.
–Sucede a Javier Marías en el sillón R. ¡Es un puesto para autores de best-sellers!
–No sabía que éramos autores de best-sellers; con bastantes lectores, eso sí, en España y fuera, lo cual es una bendición, porque no hay literatura sin lectores: el verdadero protagonista es el lector. Por lo demás, en la Academia no hay tantos escritores: no pasamos de un tercio; otro, más o menos, son lingüistas y filólogos, y el otro, personas de especialidades diversas: historiadores, juristas, científicos...
–Su nombramiento fue por mayoría absoluta, así se evitó tener que pactar y ofrecer alguna amnistía...
–No tuve que pactar nada ni que convencer a nadie: los académicos fueron de una generosidad desorbitada conmigo. No tengo más que palabras de agradecimiento.
–Catalán de Extremadura: ¿qué le inspira la palabra "charnego"?
–Nadie me ha llamado nunca charnego. Y no se equivoque: a los secesionistas les da igual si naciste en Cataluña o no, si hablas catalán o no; quieren que seas secesionista. De hecho, les encantan los charnegos secesionistas, así pueden decir que no son xenófobos (cosa que obviamente son, como todos los nacionalistas): mire a Rufián, lo bien que le va.
–Si los impuestos recaudados en Cataluña no se pueden gastar en Las Hurdes, ¿por qué los recaudados en Pedralbes deben gastarse en Ciutat Meridiana?
–Perdone, los secesionistas no dicen eso, o no exactamente, o no todos. Créame: muchos no son tan tontos. El secesionismo catalán es un movimiento profundamente insolidario, esencialmente reaccionario y, como mínimo en otoño de 2017, inequívocamente antidemocrático, pero hay secesionistas muy listos. Si fueran tontos, ya los habríamos derrotado.
–Estará harto de amnistía, sólo una más. ¿Qué opina de la decisión del Supremo de excluir a Puigdemont?
–La amnistía me parece un error (como al PSOE antes de las pasadas elecciones generales). Pero su aplicación no es una cuestión política sino jurídica, de técnica jurídica, y no me siento autorizado a opinar sobre ella: eso es cosa de los jueces, que son los que saben del asunto. Y, sobre todo, los del Supremo.
Los buenos libros son placer y conocimiento, como el sexo. Si los jóvenes no quieren sexo, allá ellos"
–La literatura es la única industria en la que el éxito desprestigia. ¿Por qué abundan los escritores con vocación de malditos?
–Sólo abundan de boquilla: hasta el poeta más maldito del mundo sueña con que la gente recite sus versos, el mayor éxito al que puede aspirar un poeta. De todos modos, tiene usted toda la razón en lo de que, cuando se trata de literatura, el éxito provoca desprestigio, pero sólo entre los papanatas.
–Cervantes, Quevedo, Borges, García Márquez, Vargas Llosa… ¿Qué puesto ocupa Javier Cercas en la literatura en español?
–¿Respecto a esos escritores? El de lector. Mejor dicho: el de caníbal. Los he devorado a todos, para digerirlos, convertirlos en carne de mi carne y sangre de mi sangre e intentar hacer con ellos algo totalmente diferente de lo que ellos hicieron, pero que sin ellos hubiera sido imposible. Es lo que se hace con los maestros.
–¿Leer mucho achicharra los sesos como al Quijote?
–Leer sirve para vivir más, de una manera más rica, más intensa y más compleja.
–¿Cómo persuadimos a los adolescentes para que se aficionen a los libros?
–Basta con ofrecerles buenos libros. Son placer y conocimiento, como el sexo. Si los adolescentes no quieren sexo, allá ellos.
–Un amigo no viaja, dice que todo está en novelas, ensayos, atlas, enciclopedias... ¿Se nos ha ido de las manos esto del turismo?
–Sobre ese tema no puedo opinar: nunca he hecho turismo. Viajo demasiado.
–¿A qué certeza nos podemos agarrar?
–A ésta de Chamfort: la vida social es sólo cálculo, prejuicio y vanidad.
–¿Cuál fue el mayor error del Rey el 23-F?
–Decir en los meses previos que estaba harto de que Suárez fuera presidente; es decir, no permanecer estrictamente neutral, como está haciendo su hijo (y, seamos justos, como hizo él durante casi todo su reinado).
–¿La lengua es de todes? ¿Qué opina del lenguaje inclusivo?
–Se lo diré en cuanto ocupe mi sillón en la Academia.
–¿Cuál es la gran ventaja del español frente al resto de lenguas?
–Que es una lengua universal y, por lo tanto, nuestra mayor riqueza. Ojalá algún día los políticos se den cuenta de ello.
–Las últimas 30 páginas de Soldados de Salamina son las mejores que ha escrito y que escribirá jamás. ¿Verdadero o falso?
–Eso sólo puede decirlo el tiempo, pero yo llevo 23 años trabajando a diario para que sea falso.
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