“Hay que fomentar una lectura que conecte el conocimiento y la acción”

José Luis Abraham López | Profesor y autor de guías didácticas

José Luis Abraham López.
José Luis Abraham López. / DS
Andrés Cárdenas

24 de julio 2024 - 03:00

José Luis Abraham López es diplomado en Biblioteconomía y Documentación y doctor en Filología Hispánica. En la actualidad ejerce como profesor titular de Lengua castellana y Literatura en Educación Secundaria en el Instituto Diego de Siloé de la localidad granadina de Íllora. Entre sus centros de interés se cuentan temas como la fábula o el cine como recurso educativo. También ha participado en proyecto sobre acoso escolar. Otro campo que le fascina es el de la investigación. Ha publicado varios estudios literarios acerca de poetas contemporáneos andaluces y murcianos. Recientemente ha publicado siete guías didácticas de siete obras de teatro de Manuel y Antonio Machado.

Pregunta.–-Se ha enfrascado en la edición con guías didácticas de las obras teatrales de los hermanos Machado. ¿Por?

Respuesta.–Conociendo la obra poética de Manuel y Antonio Machado me atrajo la idea de saber qué aportan ambos como dramaturgos. Y fue tal la sorpresa que me embarqué en este proyecto que ha durado muchos años.

P.–Hábleme un poco de estas obras.

R.–En concreto son siete, que editadas individualmente muestran las claves del teatro machadiano, puente entre el teatro clásico y la modernidad. Uno de sus valores es la variedad de subgéneros y estilos dramáticos que manejan: el drama humano y religioso en Juan de Mañara, la comedia de figurón en La prima Fernanda, la comedia psicológica en El hombre que murió en la guerra, el drama romántico en La duquesa de Benamejí, su comedia más andaluza La Lola se va a los puertos…

P.–¿A quién o quiénes van dirigidas cada una de estas ediciones?

R.–Cada volumen permite distintas posibilidades de lectura: la interesada especialmente en el corpus dramático, aquella que indaga en el análisis e interpretación de la obra y otra de aplicación en las aulas, sobre todo para segundo ciclo de la ESO, Bachillerato y Formación Profesional.

P.–¿Cómo era el teatro de estos hermanos? ¿Qué temas trataban?

R.–Su teatro actualiza técnicas y asuntos del teatro barroco, adaptando la tradición teatral española al público contemporáneo. De ahí que encontremos temas recurrentes como el amor, el honor y la honra, el destino, la defensa de lo tradicional y lo español, la sátira de la sociedad y la política de la época, reflexiones sobre el arte… En sus obras se percibe uno de sus mayores retos: el empleo de monólogos y apartes para revelar los pensamientos y sentimientos más íntimos de los personajes, crucial para el desarrollo de la acción.

P.–¿Cuál de los dos Machados ponía más de su parte a la hora de la elaboración de las obras?

R.–Aunque la crítica especializada no termina de distinguir qué parte de la autoría corresponde a Manuel y qué parte de la escritura a Antonio, hay quienes defienden que la teoría y el carácter más reflexivo son fundamentalmente de Antonio y la versificación de Manuel. En muchas ocasiones, ni ellos mismos recordaban las escenas redactadas por uno u otro. En esto también eran diferentes, pero absolutamente complementarios, demostrando una singular complicidad.

P.–Pero los hermanos, sobre todo Antonio, son más conocidos por su poesía.

R.–Es cierto. Pero, en cambio, desde jóvenes ambos mostraron por el teatro una atracción irresistible. Cuando en 1926 empiezan a estrenar sus obras ya son conocidos y reconocidos como poetas; incluso más valorados como poetas que como dramaturgos. No hay que olvidar que cuando esto sucede Manuel tiene 52 años y Antonio 51, es decir, gozan de madurez personal y de una intensa trayectoria poética.

P.–¿Cree que Antonio Machado con su poesía eclipsó a su hermano?

R.–En esto tiene mucha culpa la adhesión temporal de Manuel al régimen franquista que siempre hay que valorar más desde las difíciles circunstancias personales que por su convencimiento político. Habría que preguntarse cómo percibiríamos la figura de Manuel de haber marchado al exilio.

P.–Usted es profesor en un instituto granadino. ¿Qué puede aportar el teatro de los hermanos Machado a la enseñanza?

R.–Aparte de su valor literario y cultural, la riqueza de temas y personajes que nos ofrece su dramaturgia supone una rica fuente de trabajo didáctico que se desarrolla en la guía incluida en cada volumen, haciendo hincapié en la evolución de los roles familiares, sociales y de género. Proponemos un trabajo interdisciplinar contrastando temas y tópicos con diferentes manifestaciones artísticas (literatura, cine, pintura y música). Por ejemplo, el respeto a uno mismo, el sentido del deber y la responsabilidad, el autoconocimiento, la cultura del esfuerzo, realidad vs deseo, los celos, el dinero y la felicidad, contemplación vs acción, el culto al cuerpo, estereotipos de lo andaluz, el amor pactado, la influencia de la cultura americana; el cazador cazado, campo vs ciudad, el amor como cárcel, etc.

P.–¿Qué hay que hacer para que los alumnos lean más?

R.–Siempre he defendido una lectura por la lectura, pero igualmente debemos fomentar una orientación lectora que permita conectar dos mundos: el del conocimiento y el de la acción. En este sentido, el aparato didáctico de cada uno de los volúmenes ofrece al alumnado actividades transversales subrayando así una idea que me parece fundamental: la literatura no es un ente ajeno a nuestro entorno, sino todo lo contrario: nos ayuda a entenderlo y a proyectarnos en él.

P.–¿Cree usted que la edición de estas obras puede incitar a los alumnos a leer?

R.–Ojalá así sea. Qué duda cabe que una lectura que nos abra los ojos ante un mundo infinito, en el que podamos sentirnos reconocidos, es mucho más enriquecedora.

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