“En las listas de superventas apenas se oyen guitarras”
Juan Carlos León. Músico y escritor
Jerez/–¿Cuál es el origen de ‘Nada nos puede ir mal’ (West Indies Publishing)? ¿Supone un salto en su carrera como escritor?
–Sí, el origen es un deseo por probarme en otro género de escritura. En los ensayos me ha ido bien, pero quería probarme en literatura de ficción. Y por ello me decidí a dar el salto, con mucho respeto. Empezó como un trabajo para un curso de escritura conducido por el historiador y escritor Andrés Nadal. La trama se fue haciendo cada vez más clara en mi cabeza hasta que me animé a darle forma.
–Es una obra ambientada en Zahora, lugar que usted visita muy a menudo.
–Sí, no es biográfica pero sí hay cosas vividas por mí, y los escenarios son donde veraneamos. Bueno, vamos todo el año.
–Se puede decir que esta obra es la vida inventada de su vecina.
–Totalmente, de nuestra vecina de Zahora, que es la protagonista del libro en el tiempo presente, Marisa, aunque su nombre real es Marina. Le he inventado un pasado, unos vecinos, que bien podríamos ser nosotros. Con lo que ella me ha transmitido cuando la veía, y la veo, he ‘rehecho’ su vida. Ella sabe que ha sido protagonista de mis fantasías literarias.
–La música, como en sus dos anteriores libros, dos ensayos musicales, vuelve a estar presente, aunque sea ficción.
–La cabra tira al monte y me ha salido muy plagada de música, pero en un estilo diferente a los ensayos. Aquí la música es un elemento conductor entre Romina, la protagonista de la novela en los años setenta, Marisa y los vecinos. De hecho, la novela se basa en investigar la vida de Romina, que fue una cantante de los años 70, y mi hermano (Maleso) y yo, le hemos compuesto una canción que da título al libro, que a su vez es el single que la impulsó al número 1 de Los 40 Principales en el 72. Ella fue cantante y luego se dedicó al cine. Le fue muy bien hasta que el destino se interpuso en su camino. Ese single está disponible en Youtube, con una portada hecha por Quique Crespo.
–¿Cómo se sintió al terminarla? Confiesa que la inició sin muchas garantías.
–Su argumento era uno de los varios que me rondaban la cabeza para aquel trabajo de este curso de escritura. Y me dije: vamos a intentarlo. Me puse a escribir episodios y vi que realmente aquello no se podía quedar en un disco duro, me gustaba, y me atreví a lanzarla. Gustó mucho a la editorial, así que ya está en la calle.
–¿Tiene más proyectos a la vista?
–Justo al terminar la novela me planteé otro ensayo musical de los míos, de curiosidades musicales, y eso lo tengo a medias. También estoy con otra novela. Ahí vamos en paralelo, pero antes debo centrarme en la que acaba de salir, en la búsqueda de lugares para la presentación, que me gustaría que se hiciera primero en Jerez. Presentaciones a las que llevaré música en directo, como he hecho en las anteriores para interpretar algunas de las canciones del libro.
–A propósito, ¿qué le dijo su profesor de aquel curso de escritura?
–(Risas). Sí, le gustó bastante. No sé si se lo dirá a todo el mundo (bromea). Me animó a seguir. Espero que sea verdad porque la semana que viene pienso ir a regalarle un ejemplar (risas).
–A raíz de su ensayo ‘¿Quién cantará en tu entierro?’ (2018, Jot Down Books), ¿le hubiera gustado dedicarse a escribir obituarios?
–Sí, la verdad es que sí. Es lo que solía hacer en mi blog. Por desgracia, está cada vez más a la orden del día porque los mitos que me han alumbrado van cumpliendo años. El otro día cumplió Jerry Lee Lewis 86 años, se murió Little Richard en 2020... Se nos van muriendo los viejos rockeros, que eso de que nunca mueren es mentira.
–Y el rock and roll, ¿muere?
–Bueno, nunca morirá, pero es residual ya, aunque quiero pensar que no. Si vieras lo que viene por detrás, es desolador el panorama. Hoy, en la mayoría de los superventas, apenas suenan guitarras. Esperemos que parte de la juventud mantenga la llama. Yo siempre reivindicaré el rock and roll, aunque es verdad que mis dos ensayos anteriores las ventas han ido muy bien.
–Usted es un amante de las listas.
–Me encantan, de lo que sea (ríe). Hace poco hice una lista de canciones en las que se chasquean los dedos.
–¿Qué acontecimiento de los que habla en sus libros le hubiera gustado presenciar?
–Pues me atrae mucho el año 67, cuando se publicaron discazos, el ambiente, el rollo contracultural... Hubiera estado bien tener entonces 18 ó 20 años.
–Cuenta que ha llorado al escribir algunas de sus historias.
–Sí, en ‘Mujeres con nombre de canción’ hay historias duras y reales, aunque sean estrambóticas, como la solitaria muerte de Rachel Corrie y la de Hattie Carroll, que son hechos súper tristes. Una la cantó Bob Dylan y la otra Billy Bragg. Y en ‘¿Quién cantará en tu entierro?’ también hay historias emocionantes, como la muerte de Kirsty Mac Coll, a quien le pasó una barca por encima. En los funerales me sentía como uno más a la vez que los escribía. Eso que me he llevado porque he asistido a 55. Me metía en el papel. Y en ‘Nada nos puede ir mal’, en algunos de los pasajes lo he pasado ‘mal’. Pero es necesario para poder implicarte.
–Las letras de las canciones, ¿han perdido o ganado profundidad con los años?
–No creo que hayan perdido. Por un lado, las letras en inglés, los que no controlamos el idioma, nos perdemos el mensaje. Pero en España hay grandes letristas de canciones, como mi hermano Maleso, o Lapido y Julio de la Rosa.
–Ya que estamos, haga una minilista de tres canciones favoritas de antes y de ahora.
–A ver, mis tres favoritos del pasado tienen en este momento una respuesta que no ha de coincidir con la que te daría mañana, ni pasado, pero ahora mismo te señalaría alguien de la década de los 50, de los 60 y de los 70: Buddy Holly, The Kinks y Big Star, todos anglosajones. En cuanto a los favoritos del momento, pues te diría tres artistas españoles (dos andaluces) que han sacado discos en plena pandemia: Chencho Fernández, Mujeres y Dani Llamas.
–No le voy a preguntar quién le gustaría que cantara en su funeral, pero sí en su bautizo, en 1970.
–(Risas). Bueno, en mi funeral, de los que me gustan sería difícil. Pero en mi bautizo, en el 70, David Bowie, que acababa de sacar disco, ‘Space Oddity’. Hubiera estado bien.
Nacido en un buen año musical
Nació en Jerez, en 1970. Es ingeniero informático. Ha colaborado en Mondo Sonoro, Bad Music, Freek Magazine y, actualmente, en Ruta 66 y JotDown. Ha formado parte desde 1988 de bandas como ‘Los Calambres’, ‘The Refoundations’, ‘Soul Mama’, ‘Maleso’ o ‘The Smoggers’. Es autor de ‘¿Quién cantará en tu entierro?’ (Jot Down Books) y de ‘Mujeres con nombre de canción’ (West Indies). En www.carleso.com da rienda suelta a su universo musical. Le gusta viajar, tocar en directo y posar con su perrita Abril y sus ojazos, en Instagram, y que ella se lleve los likes.
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