OBITUARIO
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"La gente viene a la Feria del Libro a ver mi piel"

Boris Izaguirre | 'Showman' y escritor

Boris Izaguirre. / José Ángel García

UN DIVO MUY CERCANO. Nadie como Carmina Ordóñez y él a la hora de decir la palabra “divino”. Boris Izaguirre (Caracas, 1965) es un divo de lo más cercano, un animal televisivo en toda regla. Empezó escribiendo guiones en La dama de rosa y devoró la caja tonta cuando vino a España y reventó la pantalla en Crónicas marcianas. No sólo de frivolidades catódicas y radiofónicas vive Boris. También es escritor y finalista del Planeta.

–"No llames la atención porque ya llamas la atención", le decía su madre. Y ni bendito caso le hizo.

–Ninguno. Tardé mucho en entender qué quería decir esa frase tan extraordinaria.

–¿Espera cambios en las elecciones de Venezuela o es un caso perdido?

–Estoy tan motivado que fui a para organizar mis papeles para votar. La última vez que lo hice fue en el 88.

–¿Es más difícil ser venezolano o ser español?

–Lo interesante es ser las dos cosas. No es necesario vivir en una sola personalidad, sino en dos, tres, cuatro.

–El adjetivo que más repiten sobre usted es "multifacético". ¿Es tan inclasificable o los periodistas somos poco originales?

–Inclasificable es bastante inclasificable. A veces parece un insulto. Cuando empecé con Gemma Nierga un compañero dijo "Boris es Boris", y pensé que vaya declaración, pero en el fondo estoy de acuerdo. Me adelanté a los influencers en que esta generación hace más cosas a la vez y la gente cree mucho en lo simultáneo. Yo he simultaneado toda mi vida, estoy entrenadísimo.

–¿Por qué permitió que su nombre se asociase con el concepto de telebasura:pecado de juventud o construcción de la marca?

–Yo no tuve nada que ver con la telebasura. Eso lo creó Aznar contra nosotros por despertar en los espectadores una especie de consigna de no estar de acuerdo con sus decisiones políticas, entre ellas la guerra de Iraq.

–Un símbolo de la provocación en Crónicas marcianas. Visto con los ojos del presente, ¿qué cree que seguiría llamando la atención de lo que hacía?

–Mi piel, que es buenísima, de una calidad extraordinaria. La gente viene a la Feria del Libro a ver si sigue igual de bien y lo está porque me cuido desde los 16 años. Uso hidratante en toda la extensión de mi piel. Es el órgano más grande del cuerpo y hay que cuidarlo.

–Se desnuda en público y confiesa infidelidades...

–Es verdad, qué loco.

–¿Dónde están los límites de su pudor?

–No diría que es sin límites pero sí bastante flexible. Es un buen concepto en la vida. Hay que ser más flexible.

–Icono del colectivo LGTBI+, ¿qué pasos quedan para la igualdad plena?

–Muchos. Siempre sientes que tienes que dar explicaciones y escuchas a personas muy dispuestas a agredirte. Que sean tantas letras e incluso se agregue un símbolo + es que realmente el colectivo se expande.

Es una tontería ser sólo una cosa;mi gran posibilidad es tener seis pasaportes, cuatro sexualidades...”

–Finalista del Planeta y reconocido presentador. ¿Le divierte más la tele o es más rentable?

–Han sido grandes pasiones. La última vez que publiqué novela fue en 2018 y tomé la decisión, bueno, la decisión me tomó a mí, como me pasa todo en la vida, pero me di cuenta de que nunca le había devuelto su afecto y en estos años me he dejado envolver por la televisión, donde empecé en 1986 escribiendo los libretos de La dama de rosa, un éxito internacional que ninguno imaginamos. Entonces pensaba que era el horror escribir en televisión y mire qué equivocación más grande. La tele ha terminado colocándome en el centro.

–Su padre fue director de la Cinemateca de Venezuela. Era inevitable que tuviese la cabeza llena de películas.

–Sus favoritas eran más cultas, aunque luego terminaron seduciéndome. Lo instruí mucho en el Hollywood de los años dorados. Mi papá es un hijo de Cahiers du cinéma, admirador de la Nouvelle Vague, que yo también he disfrutado, pero también descubrí Hitchcock y se lo descubrí a él. Está estupendo con 93 años.

–Ha participado en homenajes a Terenci Moix. ¿Tenemos intelectuales tan divertidos y brillantes como él?

–Seguro que sí, aunque él era inimitable, único. Era la gran magia de estar con él y conocerlo. El Terenci que conocí estaba en un momento muy, muy elevado. No estoy tan de acuerdo con haber participado en el documental de Filmin porque no me gusta el Terenci que a ellos les gusta.

–¿Le ha tomado el relevo como el Truman Capote latino?

–Jamás, ni tampoco a Truman Capote. Tengo clavado cuando murió en agosto del 84 por el dolor que sentí, estaba convencido de que lo conocería. Después, en un estreno de una obra de teatro en Caracas, vi que Manuel Puig me miró y pensé que me encantaría irme con él, pero me dio miedo. Cuando conocí a Terenci pensé: Capote murió, Puig también y me dio miedo acercarme, pero con Terenci sí lo hice.

–Uno de sus libros favoritos es La tía Julia y el escribidor. ¿Ha leído a Vargas Llosa cuando escribía por ver si se le pegaba su estilo?

–Me encantaría. Conocerlo ha sido un gran privilegio. Terenci me presentó a Isabel (Preysler), tan importante para mí como amiga, y ella a Mario. Nunca olvidaré cuando me contó toda la investigación para La guerra del fin del mundo, un libro importantísimo para entender la política actual en el mundo. Fue increíble.

–¿Pedro Sánchez tiene rollazo?

–No lo conozco, pero creo que sí. Desde luego tiene eso que ahora se valora tanto como es la resiliencia.

–Entrevisto a una uróloga. ¿Alguna consulta?

–Me tengo que hacer revisiones neurológicas porque tuve un accidente cardiovascular...

–Uróloga, no neuróloga.

–Ah, uróloga. Pues no. Esos órganos están bien, lo siento. Ya ve que necesito otra vez revisarme porque no oigo bien. Pero da morbo que sea mujer uróloga, ¿no? Le puede preguntar por la investigación prostática porque todos los varones tenemos que pasar por ahí.

–Destaca por su elegancia y me han aconsejado no ir a un acto de trabajo sin chaqueta, ¿acato o me rebelo?

–La americana nunca trae problemas. Reinaldo Herrera, esposo de Carolina Herrera y uno de mis mitos fundacionales, sugiere que no hay que quitársela aunque caiga el calor más terrible.

–Aquí en las bodas no se quita.

–Soy profundamente rebelde, pero lo importante es que el deber nazca de ti. Hay una americana para cada día del año.

–¿Voy a la última con estas sandalias o merece un ascenso quien me las vendió?

–Va muy simpático. Me he hecho unas así pero no las he estrenado.

–Pues se ríen mucho de mí.

–Son muy romanas, las veo muy bien. Y asoma un pie muy interesante, desde luego con un buen tamaño... Va muy bien, muy masculino.

–Jesús Quintero le preguntó a Sánchez Dragó si había “catado varón”. Señor Izaguirre, ¿usted ha catado señora?

–¡Cuánto extrañamos a Jesús! Sí he catado y varias veces, la última con 23 años. No soy inmune a ese encanto. Es bastante atrasado en mi generación que no hayamos tenido más claro la bisexualidad, por miedo a ser homosexual o incluso heterosexual. Las más jóvenes la asumen de una manera que nosotros no supimos. Es una tontería ser sólo una cosa. Mi gran posibilidad en la vida es ser varias: tener seis pasaportes, seis personalidades, cuatro sexualidades e intercambiarlas… Eso es un camino muchísimo más interesante de explorar que ser sólo de una sexualidad.

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