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Los Morancos | Humoristas
Si ya es complicado mantener el éxito a lo largo de una trayectoria artística –en la música, en el cine, en la literatura-, quizá lo sea aún más en el ámbito del humor. En ese dificilísimo arte de la comedia. Jorge y César Cadaval, Los Morancos, celebran en 2024 sus cuarenta y cinco años de éxitos. El dúo cómico lleva casi medio siglo provocando la carcajada, ya sea en los teatros, en las televisiones o en las radios de este país. La fórmula de la parodia costumbrista, desde la clase política a la vida cotidiana, es el sello que Los Morancos han defendido durante décadas. Ahí quedan sus populares historias en torno a la Omaíta o la Antonia –que podrían encontrar su raíz en la astracanada del gaditano Pedro Muñoz Seca-, o las versiones de canciones pegadizas con las que los hermanos Cadaval exploran nuevas formas de llegar al gran público a través de la viralización en Internet. Jorge y César Cadaval nos atienden en una tarde noche de primavera –de esas que tienen, según el tópico, un color especial-. Dentro de una hora Los Morancos estarán actuando con su espectáculo, Bis a bis. Cuarenta y cinco años de carrera y, nos aseguran, la misma responsabilidad, los mismos nervios. O más, incluso.
-Vuestro nuevo espectáculo, Bis a bis, es una comedia musical, pero también algo muy serio…
-César Cadaval: Sí, porque en el fondo el espectáculo es crítico con todo lo que está pasando ahora en nuestra actualidad. También es reivindicativo. Se habla de que los señores de la tercera edad tienen problemas a la hora de manejar un cajero, del maltrato a la mujer…
-Jorge Cadaval: Yo creo que es una crítica social magnífica la que estamos haciendo en el teatro. Es un espectáculo con un nivel de comedia y de música estupendo. La gente entra y se pasa dos buenas horas en las que se olvida de todo. Además, en Bis a bis entra todo el mundo. Me explico: nosotros no nos marcamos en ningún sentido con nadie. Criticamos todo. Porque creo que el humorista está para ser crítico. Además de hacer humor, hay que hacer crítica.
-César Cadaval: En el principio del espectáculo nos meten en la cárcel. Haciendo alusión a cómo están las cosas hoy día en las redes sociales.
-Con la ley “Mostaza”, ¿no?
-César Cadaval: Exacto, con la ley “Mostaza”. A partir de ahí nos pasan una serie de cosas. Y quien venga sabrá si quedamos o no quedamos libres finalmente.
-Respecto del humor, y ya que hablamos de la parodia de esta ley “Mostaza”, ¿nos hemos vuelto más sensibles? ¿Más tiquismiquis?
-Jorge Cadaval: Ahora mismo, a la hora de hacer humor, tienes que tener muchas miras. Porque cualquiera en cualquier momento se puede sentir ofendido. No es que nos hayamos vueltos más tiquismiquis, es que estamos en un punto difícil. Pero también te diría que fácil. Porque con humor se pueden hacer críticas.
-César Cadaval: Pero sí que está la gente más sensible…
-Jorge Cadaval: Sí: la gente está más sensible, cualquier cosa ofende hoy. Pero insisto en que el sentido del humor siempre está por encima.
-Una pregunta previsible: ¿el humor tiene límites?
-Jorge Cadaval: Con respeto puedes hacer el humor o la crítica que tú quieras. Y al margen de todo esto hay algo que me parece imprescindible: la sociedad no puede perder el humor. Y hay que hacer siempre el ejercicio de reírse de uno mismo.
-César Cadaval: De los límites… quizá lo que te quieras marcar tú. De entrada yo respeto todo tipo de humor.
-Ustedes han parodiado habitualmente a la clase política, sobre todo en los últimos años. ¿España está para reír o para llorar?
-César Cadaval: Mucha gente dice que está para llorar. Por eso queremos hacer feliz a la gente, que se ría.
-Jorge Cadaval: Hombre, la situación está dura desde luego. Nosotros llevamos cuarenta y cinco años, César y yo. Actualmente somos autónomos y vamos con una compañía de veintiocho personas que están comiendo dentro de lo que nosotros estamos trabajando. Luego estamos en el régimen de artistas, futbolistas y toreros. Que tenemos la suerte de que los teatros están llenos, pero desde luego no es tan fácil. Nada fácil. Y la situación general, pues es durita. Yo tengo sobrinos que están casados, con sus carreras terminadas, que no encuentran trabajo y que se tienen que ir fuera.
-César Cadaval: De hecho, hemos creado una empresa que se llama Libres de deuda. Cuando conocimos la Ley de Segunda Oportunidad dijimos que teníamos que lanzarnos a que la gente se enterara de esto. Por agradecer al público. Hace poco hemos liberado de una deuda de 33000 € a una señora de Palma de Mallorca.
-Jorge Cadaval: Si algo tenemos César y yo, la compañía de Los Morancos, es que intentamos ser lo más solidarios posibles.
-Por cierto, ¿ningún político se ha molestado con vuestras parodias?
-Jorge Cadaval: Yo creo que está más molesta la ciudadanía al ver lo que está pasando. Los políticos lo que deberían es acercarse más al pueblo y ver cómo al pueblo le cuesta una dieta sana. Que para comprar dos aguacates, que dicen que es sanísimo, no tengas que llevarte dos avalistas a la frutería.
-¿El humor es la crítica social más corrosiva?
-Jorge Cadaval: No. Yo no creo que sea corrosivo el humor. El humor enriquece el corazón. Y el humor crítico te hace pensar. Eso es importante. No hace daño.
-En cuarenta y cinco años de triunfos. Miramos atrás. ¿Qué se ha aprendido?
-César Cadaval: Hoy me recordaba un compañero tuyo de la SER cómo al principio de nuestra carrera nos llegábamos a vestir en váteres de las casetas de feria. Imagínate cómo era eso.
-Jorge Cadaval: ¡Cuando las casetas eran de albero, eh! Que ahora los váteres de la casetas de feria parecen de Porcelanosa.
-César Cadaval: Con todo esto que hemos pasado valoramos mucho más lo que hoy tenemos. Y también estar en otro nivel lo que nos da es más responsabilidad. Se aprende la responsabilidad. Perdón por la expresión, pero yo al empezar un espectáculo me cago –ya sea en Madrid, Sevilla, donde sea-.
-¿Después de tanto tiempo?
-Jorge Cadaval: Es que es una responsabilidad, eh.
-César Cadaval: Hombre, es una responsabilidad el no defraudar a la gente que se ha gastado cuarenta o cincuenta pavos en unas entradas.
-Jorge Cadaval: Yo ahora sí te puedo decir que una de las cosas que más me gusta es sentarme en el sillón de mi casa, mirarla y decir: qué alegría poder estar aquí. Que la vida me haya regalado este tesoro de estar hoy aquí, y así. Tranquilo en mi casa. Y bajar al bar a desayunar y que te coja del brazo una señora y te diga: “Cuántas horas de felicidad me das”.
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