Fernando Viveros: "Las distopías funcionan como terapia emocional colectiva"
Este ensayista mexicano propone acuñar el término Ficción Cercana para las obras que aborden y reflexionen sobre el nuevo papel de la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías, lo describe en su nueva obra, 'UMBRAL'
Fernando Viveros (Ciudad de México, 1960) es novelista, guionista y ensayista que también se siente "lector y viajero permanente". Es doctor en Creación Literaria y en Derecho. Entre sus labores también ha sido promotor cultural, diplomático o maestro rural en África. La pérdida de la libertad por la hipervigilancia de los algoritmos en internet y redes es una de sus grandes preocupaciones. Ha publicado las novelas Candidez, The Light, Y seguiremos siendo nosotros, Resistiremos y SOMOS, La música dell´universo, Lo Breve, The Brief. Ha recorrido Europa y América y con sus libros. Acaba de publicar el ensayo UMBRAL. Manifiesto literario sobre Ficción Cercana
Pregunta.-¿La ciencia ficción ha dejado de ser lo que fue porque ya vivimos en un mundo de ciencia ficción?
Respuesta.-Acabamos de comenzar el segundo cuarto del siglo XXI y vivimos en una época de vértigo con factores que no existían en ninguna etapa anterior: entre ellos predominan la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías. Estos elementos han llegado a ser disruptivos, dejaron de ser ciencia ficción para convertirse simplemente en una Ficción Cercana, presente al alcance de nuestros sentidos. Han modificado ya nuestros patrones de conducta, la manera de relacionarnos, los ritos, los símbolos, los afectos, las expectativas y esto ciertamente nos genera incertidumbre y ansiedad. En el umbral de este futuro cercano, donde, como bien dice, lo que hemos imaginado ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una presencia inminente que se cuela por las rendijas de lo cotidiano, surge el apremio, para comprenderlo mejor, de volver a imaginarlo. En UMBRAL. Manifiesto Literario sobre Ficción Cercana, que presenté en la FIL de Guadalajara y lo presentaré en la Feria de Madrid en junio, propongo acuñar un nuevo subgénero de la Ciencia Ficción que se denomina Ficción Cercana. No buscan transportarnos a galaxias lejanas sino que nos invitan a mirar de frente lo que está por llegar. La Ficción Cercana oscila entre la advertencia y la promesa.
P.-Propone un Manifiesto Literario...
R.-Los principios son el fortalecimiento del humanismo en la era de la Inteligencia Artificial, el enfoque en el futuro inmediato, la verosimilitud, la reflexión sobre las implicaciones éticas, las tramas identificables con la realidad cotidiana del lector, la integración de la perspectiva multicultural y la orientación esperanzadora. Hace un llamado a la acción como promover la creación de novelas, cuentos, poesía, guiones que exploren las consecuencias de la Inteligencia Artificial en la próxima década, tanto los beneficios potenciales como los riesgos asociados. Convoco a los lectores y creadores a reflexionar y dialogar, a manera de laboratorio de pensamiento.
P.-¿Tendemos a la distopía? ¿Nos gusta ser pesimistas?
R.-Desde un punto de vista psicológico, la literatura distópica ofrece una válvula de escape para las ansiedades colectivas. Funciona como terapia emocional que nos permite procesar nuestras inseguridades para sentirnos menos indefensos ante un mundo impredecible. Al nombrar nuestras ansiedades, les quitamos poder. Al imaginar situaciones adversas, nos preparamos psicológicamente para enfrentarlas. Nos convocan a cuestionar nuestros valores, decisiones y responsabilidades en el presente y el futuro. La Ficción Cercana también actúa como una cápsula del tiempo emocional y cultural.
P.-¿La Inteligencia Artificial es una derrota de la Inteligencia natural?
R.-No lo veo como una derrota, sino como un desafío. La IA es el reflejo de nuestra capacidad para crear, pero también pone a prueba nuestros valores éticos. Más que una competencia, debería verse como una herramienta para expandir nuestras capacidades cognitivas naturales.
P.-¿Qué actitud humanista podemos tener para no ser derrotados en verdad?
R.-Esa es una pregunta central, amigo. Los tiempos actuales implican diversos desafíos para fortalecer nuestro humanismo. Entre ellos figuran el de seguir apreciando los contrastes de la vida, sus virtudes y defectos, alegrías y tristezas, satisfacciones, adversidade. Nuestra invencible voluntad humana de creación, decisión y acción. Es necesario reforzar las condiciones para no dejar de disfrutar la belleza, la alegría compartida, la memoria y la imaginación, la empatía y la solidaridad. Es imprescindible ejercer nuestra total libertad de acceso o salida del contacto con las nuevas tecnologías y la IA.
P.-¿Hacia dónde nos encaminamos en el futuro, realmente?
R.-El interés humano en estudiar y predecir el futuro es tan antiguo como la civilización misma. Este anhelo ha tomado muchas formas a lo largo de la historia. En el siglo XXI, la IA y el análisis de big data han impulsado la forma en que entendemos y anticipamos tendencias y eventos futuros. La disciplina moderna de los Estudios del Futuro ha ampliado sus miras hacia la exploración de los futuros alternativos y ha profundizado en la investigación de las visiones ara tratar de responder sobre cuál es el futuro deseado por los individuos, por las organizaciones, por los países. Hay un consenso sobre la capacidad de la IA para abordar desafíos globales significativos, como el cambio climático, la salud y la pobreza, a través de la innovación y la eficiencia mejoradas. En el campo de la neurociencia, coinciden sobre la interconexión entre el cerebro y las computadoras, en la posibilidad de diversas formas de telepatía y el envío de memorias y emociones a través de internet.
P.-¿Qué papel puede tener Hispanoamérica en ese mundo de la segunda mitad del siglo XXI?
R.-Un futuro lleno de contradicciones. Posee recursos estratégicos, riqueza cultural y capacidad creativa, pero también arrastra desigualdades, corrupción y fragilidad institucional. Su papel en la segunda mitad del siglo XXI dependerá de cómo responda a preguntas clave: ¿Será un líder en la promoción de desarrollos sostenibles o aceptará reducirse a un territorio explotado por empresas trasnacionales? ¿Convertirá su creatividad en innovación tecnológica e independencia económica o mantendrá su dependencia con EEUU?
P.-¿Y España?
R.-El destino de España dependerá de cómo gestione sus recursos, tecnología y cultura para adaptarse a un mundo en transformación. España ocupa una posición geopolítica única como triple puente diplomático y económico entre Europa, África y América Latina. Su idioma, hablado por más de 500 millones de personas, y su historia le otorgan un capital cultural difícil de igualar. Se podría convertir en el epicentro europeo de la transición ecológica. Su abundancia de sol, viento y costas le permitiría liderar la producción de energía solar, eólica e hidroeléctrica. La península ibérica se podría transformar en una potencia energética exportadora, alimentando a Europa con electricidad limpia. De igual manera, España podría utilizar su legado literario, filosófico y artístico para resistir a la deshumanización de la era tecnológica y convertirse en el epicentro del debate ético sobre IA y tecnología
P.-¿Nos hemos deshumanizado? ¿Qué será de nosotros, es decir, de nuestros descendientes?
R.-La deshumanización implica un proceso de distanciamiento con las cualidades y valores humanos esenciales como la empatía, la creatividad, la capacidad emocional, la compasión, el respeto, la solidaridad, la libertad, la tolerancia. Hay factores que amenazan con deshumanizar a la sociedad en el siglo veintiuno. Entre ellos está el desarrollo galopante de la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías y sus riesgos como el aislamiento social y emocional por el uso excesivo de redes sociales y dispositivos que disminuyen las interacciones cara a cara; la despersonalización de las relaciones; la reducción de las personas a perfiles, datos o usuarios manteniendo sesgos algorítmicos; el hiperindividualismo, la fragmentación familiar y la polarización social con discursos de acoso y odio. Es imprescindible empoderar a las nuevas generaciones para rehumanizarse con una sólida educación en la casa y en la escuela que promueva valores humanos como la empatía, la solidaridad y el pensamiento crítico; la creación de espacios de diálogo donde los estudiantes puedan discutir las implicaciones éticas, sociales y ambientales de las nuevas tecnologías con Inteligencia Artificial; la promoción en los niños y jóvenes del equilibrio entre el tiempo en pantalla y las interacciones personales y con la naturaleza con campañas para el uso responsable y consciente de las redes sociales; impulsar actividades comunitarias y de voluntariado para fomentar la solidaridad y la inclusión. Es necesario estimularlos con la certeza y esperanza de que pueden ser copartícipes de un futuro mejor aún en medio del torbellino tecnológico y que es muy digno seguir siendo humanos. La clave para evitar seguir con el proceso de deshumanización radica en mantener un equilibrio entre usar a la tecnología como herramienta y vivir aplicando valores éticos. Las generaciones futuras deberán aprender a combinar el progreso tecnológico con la empatía, la creatividad y la colaboración, características que siguen siendo exclusivamente humanas.
P.-¿La globalización nos ha unido o en realidad nos ha anulado?
R.-El fenómeno de la globalización ha sido un ejemplo de luces y sombras. Entre sus luces ha logrado comunicación instantánea en tiempo real, interconexión cultural, una economía globalizada, el incremento de migración y redes de apoyo globales en torno a temas como el cambio climático, derechos humanos y equidad de género, pero por el lado de las sombras ha propiciado desigualdad económica incrementando las diferencias inequitativas entre países ricos y pobres, las grandes corporaciones internacionales han logrado crear dependencia tecnológica y económica con las economías locales, se ha incentivado la explotación de recursos naturales a escala global generando problemas ambientales como la deforestación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. A pesar de la conexión digital global, muchas personas experimentan aislamiento y desconexión en el plano emocional debido al exceso de interacción virtual. Las historias sin fronteras que se escriben en la Ficción Cercana buscan que la globalización nos una ya que son aplicables a cualquier lugar del mundo y estos temas globales propician un diálogo intercultural a través de los elementos universales de la esencia humana, independientemente del contexto cultural o geográfico en el que se desarrollen. Estos temas globales abarcan la exploración de la identidad; la dualidad entre conflicto y cooperación; la capacidad de adaptación y sobrevivencia; la necesidad del sentimiento de pertenencia; la alternancia entre la esperanza y la desesperación, así como el poder creativo de la imaginación humana. El diálogo intercultural sobre estos temas es esencial para no permitir la anulación de lo humano por la globalización.
P.-¿Cuál es tu reto como escritor en este tiempo que nos tocó vivir?
R.-Creo que mi reto como escritor en este tiempo es cumplir con la función social de mantener vivas en la escritura, la memoria, la imaginación y la comunicación humana a través del lenguaje. Contribuir a la vida del planeta, con las alas de la imaginación y las raíces de la memoria y el lenguaje. Esta función es la que da vida y circunstancia, materia y voz a las constantes preguntas de los hombres y las mujeres en esta nuestra vida breve en la Tierra. ¿Qué parte de nuestras vidas se aferra a la permanencia y cual se adapta al cambio? ¿Hasta dónde nuestras vidas están determinadas por la necesidad, el azar, la libertad? ¿Qué historias merece nuestro mañana inmediato? ¿Con qué lenguaje, con qué palabras se puede narrar el porvenir que ya casi tocamos, olemos, degustamos, miramos, escuchamos? ¿Quiénes seremos cuando las imaginaciones de hoy se hagan realidad? ¿Podemos dejar de ser espectadores pasivos y convertirnos en cocreadores de los futuros que imaginamos? Necesitamos seguir buscando las respuestas a estas preguntas a través de la interacción entre la ciencia y el arte y los encuentros virtuosos de la inteligencia natural con la sensibilidad humana para refrendar lo que nos distingue de y en la naturaleza que es la capacidad de imaginar y de comunicar a través del lenguaje. Así, las respuestas a estas preguntas van a ir apareciendo gradualmente, como si fueran equilibristas sobre una cuerda floja y casi invisible que separa lo real de lo imaginado para tender puentes de diálogo entre el mundo que conocemos y aquel otro que ya toca a nuestra puerta. Este viaje hacia el futuro no es solo una cuestión de predecir lo que vendrá, sino de imaginar lo que queremos que sea nuestro mundo y trabajar colectivamente para hacerlo realidad.
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