"La famosa Ruta 66 es un peñazo insufrible"

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Pedro Pardo, junto a su moto actual.
Pedro Pardo, junto a su moto actual. / Jesús Marín
Pilar Vera

07 de mayo 2021 - 05:00

UN ATAJO PARA VIAJAR LENTO. Además de haber trabajado como editor literario, científico y de viajes, Pedro Pardo (Bilbao, 1952) ha viajado sobre dos ruedas durante cuatro décadas con motos de casi todas las cilindradas disponibles. En Las mejores carreteras para viajar en moto (Geoplaneta) recorre un total de 320 tramos reseñables de la geografía peninsular. Pardo defiende el viajar en moto como una de las formas más lógicas del ‘slow travel’, donde el camino y los tiempos son a medida: “Además, llegas a un pueblecito poco turístico con la moto y ya es un pasaporte para hablar con la gente”.

–De Bilbao y con vida en Vejer. Una prueba más de la conexión Euskádiz.

–Como tantos otros vascos que han terminado comprándose una casa en Cádiz... Yo la mía la compré en el 89 y, cuando llegué, no sabía ni que Vejer existía. Siempre digo que todos los profesionales bilbaínos tienen en su corazón la espinita de montar un restaurante; y los empresarios, la de tener una viña. Así que yo terminé abriendo además un restaurante, que he mantenido durante más de veinte años, al igual que mi trabajo como editor.

–¿Y qué pasó?

–Pues que hace tres años dejé las dos cosas y me casé. En Vejer. Ahora me dedico a viajar y a escribir.

–Y a dar envidia a los amigos. ¿Qué moto tiene ahora?

–Una RT 200, un modelo muy clásico.

–‘Las mejores carreteras para recorrer en moto’ no es, afirma, una guía de viajes convencional.

–Porque es más bien una guía de carretera. Viajar en moto es diferente a viajar de cualquier otra manera, se acerca más a esa línea de que lo importante es el camino y no el destino que decían Kavafis y Claudio Magris. Cuando estamos de viaje, los motoristas lo que más apreciamos es la carretera:suspiramos por las carreteras con curvas, de entornos maravillosos... y si encima se da ya el milagro del poco tráfico, entonces damos saltos de alegría.

–“Los motoristas no sueñan precisamente con largas rectas que se pierden en el horizonte”, dice. Pues el imaginario de fundido a negro cuenta lo contrario.

–Ya, la Ruta 66. La Ruta 66 es un peñazo insufrible. Pero suele ocurrir con las grandes líneas mastodonte, que se encargan básicamente de vertebrar grandes extensiones de territorio. Aquí ocurre lo mismo con la Nacional 340:1500 kilómetros insufribles salvando quizá una zona de unos 200 kilómetros... O la Ruta de la Plata, que vertebra el sur y las minas, pero que excepto tres tramos bonitos es bastante latosa. En Portugal, sin embargo, hay una carretera nacional (Estrada 2) que el propio gobierno portugués ha promocionado pensando en los motoristas...

–Esta guía incluye más de 20.000 km de recomendaciones, que deben ser sólo la punta del iceberg.

–No lo sabes bien. Para dar con un kilómetro bueno tienes que haber hecho, por lo menos, cincuenta:que es lo mínimo para salir de cualquier núcleo concurrido de circulación.

"Pienso que un viaje, para que valga la pena, hay que soñarlo previamente"

–Y, ¿cuáles diría que son los mejores tramos en Andalucía?

–Pues el de Alcalá a Grazalema es maravilloso. La Sierra de las Nieves, en Málaga, o la Sierra Norte de Sevilla y Huelva también tienen tramos excepcionales... Hace unos años, hicieron una encuesta en un foro especializado sobre los mejores puertos de montaña para recorrer en moto y, para sorpresa de algunos, entre los cinco mejores clasificados estaba el Puerto de las Palomas, en Grazalema. También mencionar por ejemplo la ruta de las Alpujarras, a los pies de Sierra Nevada, donde se encuentra la carretera más alta de Europa.

–Como viajero de moto, y editor durante muchos años de guías de viaje, ¿cree que será posible cambiar el turismo fagocitador?

–Yo, la verdad, soy bastante escéptico al respecto: entre otras cosas, porque ahí tenemos los vuelos fantasma en el confinamiento mundial; o que una de las principales inyecciones de dinero haya sido a las aerolíneas... Es un gran debate. Mi buen amigo, el fallecido Javier Reverte, era más optimista al respecto, pero los poderes públicos no parecen muy por la labor. Yo pienso que un viaje, para que valga algo la pena, hay que soñarlo previamente: ahora mismo, no tengo ni idea de adónde iré en cuanto pueda hacerlo, pero tengo tres o cuatro mapas desplegados en la mesa... De la Serna decía que la mejor manera de viajar era esa que se hacía con el dedo y sobre el mapa.

–En ese sentido, las guías ayudaban mucho a soñar, y ya casi parecen haber perdido sentido.

–Como tantas cosas, han perdido muchísimo mercado porque Internet ha acelerado una especie de crisis de identidad. Me explico: no quieres que te expliquen bien las cosas, quieres saciar la compulsión y, en los blogs y listas al uso, no hay ninguna autoridad que responda por esa información. Afecta muchísimo a la manera en que vas a un sitio.

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