“La estacionalidad de nuestro sector es una ventaja: Estepa vende recuerdos”
Eusebio Olmedo | Presidente de la Indicación Geográfica Protegida del Mantecado y el Polvorón de Estepa
Los fabricantes estepeños confían en que la demanda se mantenga pese al Covid y los posibles confinamientos, por la fidelidad de las familias al producto
Las ventas por internet se han multiplicado y el sector afronta una importante reconversión digital
Eusebio Olmedo tiene 61 años. Es uno de los socios, con sus tres hermanos, de las fábricas de mantecados La Vicaría y La Biblia, en las que crecieron aprendiendo de sus padres. Estudió Ingeniería y se formó como técnico de pastelería y repostería en París, Barcelona, Valencia o León, donde adquirió muchos de los conocimientos de los que habla con pasión sobre el comportamiento de las materias primas que llenan las calles de Estepa de suculentos aromas desde el arranque septiembre. Es presidente de la Indicación Geográfica Protegida del Mantecado y el Polvorón de Estepa, que agrupa a 19 de las 22 fábricas con las que esta población de 12.500 vecinos se proyecta cada Navidad.
–En su casa, ¿cuándo se come el primer mantecado?
–Cuando salen las primeras hornadas, en septiembre. Son los más esperados y deseados. Aunque se puede hacer una idea de lo presentes que están el resto del año nuestros productos en todos los hogares de Estepa.
–¿Y prefiere el polvorón, el ‘gran reserva’, o le gusta probar variedades, como aquel mítico mantecado de limón de los surtidos de los 80? Muchas bromas, pero nadie lo olvida.
–Particularmente, prefiero el polvorón gran reserva, como usted lo define, pero tampoco puedo olvidar esas variedades que durante muchísimos años han estado en las mesas de los hogares españoles. Estepa fabricaba mantecados, polvorones, roscos de vino y alfajores, fundamentalmente, pero en los 80, en un proceso de I+D, incorporó el chocolate y nuevas líneas de productos porque los consumidores los demandaban.
–¿Conseguirá el Covid-19 que se nos atraganten también los mantecados?
–El mantecado y el polvorón de Estepa están arraigados en la Navidad como una tradición popular y el Covid-19 es un accidente sanitario que, de una forma u otra, pasará. Estoy convencido de que este año le daremos aún más importancia a poder compartir con nuestros familiares y amigos estos momentos.
–¿Cómo está influyendo en la demanda la posibilidad de un confinamiento, de que no nos dejen volver a casa por Navidad o de que haya aforo limitado en la mesa de la abuela?
–Esperemos que las autoridades sanitarias no tengan que recurrir a un confinamiento duro y no nos priven de los encuentros familiares. Durante los más de 150 años que se comercializan en España los mantecados y polvorones de Estepa ha habido crisis sociales, económicas, laborales y esta vez la hay en el ámbito sanitario. Pero siempre ha habido un hueco para nuestros dulces artesanos y por eso somos optimistas. En septiembre y octubre, nuestros clientes nos trasladaban que el consumo está siendo estable y puede que haya un ligero incremento. En marzo y abril, con el confinamiento duro, las familias consumieron más y este es un producto que se consume en casa.
–En la crisis de 2008 resistieron también por la demanda familiar. Cayó la de las empresas por el fin las cestas navideñas. ¿Cómo les marcará esta crisis?
–Toda crisis trae consigo una reconversión y lógicamente habrá sectores que se debilitarán y a los que debemos apoyar pero otros saldrán fortalecidos y servirán de contrapunto al consumo de mantecados y polvorones. En el último lustro, Estepa se ha convertido en un destino turístico de Navidad, que se visita para comprar mantecados. De momento, las ventas por internet se están multiplicando por cinco y por seis y también está habiendo importantes cambios y avances informáticos en la administración y el funcionamiento de las empresas.
–Veteranos mantecaderos cuentan que la estacionalidad, que se suele citar como hándicap del sector, es una ventaja: la Navidad es la mejor promoción. Lo cierto es que pocos productos logran esos escaparates multicolor en los supermercados. ¿Está de acuerdo?
–Totalmente. Para mí la estacionalidad de nuestros productos es una gran ventaja: Estepa vende recuerdos envueltos en papel de fantasía, liados a doble moño con el mejor ingrediente, el cariño que durante más de 150 años han puesto las mujeres estepeñas en elaborarlos.
–¿A qué se debe que las empresas sigan siendo familiares, de los hijos y nietos de quienes la fundaron, sin grandes cadenas?
–Ha sido una cuestión social y sobre todo de apego de las propias familias, ya que ha sido su sustento y el de muchas familias de Estepa y de la comarca, que han colaborado al engrandecimiento del sector. Nos sentimos orgullosos por decir que a día de hoy no ha salido de Estepa ningún activo empresarial, a pesar de las distintas etapas vividas.
–Se van a cumplir diez años desde que se logró la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Mantecado de Estepa y seis del Polvorón. ¿Qué ha supuesto el sello?
–El reconocimiento oficial por la UE de que la tradición, las materias primas y el proceso de elaboración siguen siendo igual que hace 150 años, lógicamente con la aplicación de las nuevas tecnologías. Ese sello es sinónimo de garantía y calidad diferenciada sobre el resto y ha venido a reforzar la fuerza de la marca Estepa.
–¿Qué peso tiene la fabricación para marcas blancas? ¿No le quita sentido al sello IGP?
–La gran distribución o marcas blancas ocupan a nivel nacional una parte importante de la distribución en alimentación. Nosotros estamos inmersos en ese sector y, por tanto, ocupan en nuestros productos lo que ocupan en su espacio comercial. En cuanto el sentido del sello, todo lo que esté certificado, tiene garantía de calidad diferenciada y acredita su elaboración en Estepa, a diferencia de otras zonas que no poseen este marchamo de calidad tan importante.
–Hay otras zonas donde se fabrican mantecados y dulces navideños, ¿dónde están los principales mercados para IGP Estepa?
–En toda la geografía nacional. Somos líderes en nuestro sector y nuestro producto es conocido por su origen, por su historia, por sus recuerdos y por ser un gran referente en la Navidad.
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