"La escuela, instruye, pero quien educa es la familia"
Francisco Kovacs. Médico especialista en espalda y experto en técnicas de educación temprana
Le llaman el sabio del dolor de espalda, pero dejando de lado adjetivos o grandes epítetos, lo cierto es que el doctor Francisco Kovacs es el investigador español con mayor producción científica en este campo.
Llama la atención el currículum de un hombre que terminó sus estudios de Medicina a los diecinueve años y se doctoró summa cum laude a los veintidós, pero no menos que, considerado el gurú de la espalda, acabe de publicar la tercera reedición de su manual Aprendiendo a ser padres, un libro de parenting perfecto para estimular y sacar lo mejor de cada pequeño y ayudarles a desarrollar todo su potencial, actualizado a la sociedad digital y cambiante en la que se vive.
Unos conocimientos que adquirió de la formación que recibió de su padre, con técnicas especiales de educación temprana que hoy le han permitido desarrollar el revolucionario método Kovacs.
-¿Por qué escribe sobre educación un investigador médico experto en dolencias de la espalda?
-Porque creo que para la sociedad es un aspecto incluso más importante que la Sanidad; lo que va a determinar qué será España dentro de 30 años es cómo eduquemos a quienes hoy son niños. Además, me parece incomprensible que se haya implantado un método educativo a todas luces irracional, y que cuando las comparaciones internacionales confirman que ha llevado al desastre, se persevere en él. Tal vez algún día un Gobierno competente y honrado enderezará la situación, pero para entonces se habrán sacrificado generaciones enteras. Por eso, este libro se centra en enseñar a los padres a educar a sus propios hijos y a compensar el perjuicio que el sistema educativo vigente les causa. De ahí su título, Aprendiendo a ser padres.
-¿Qué papel juegan las escuelas en la educación de los menores?
-La escuela instruye, pero quien educa es la familia. La escuela aporta conocimientos académicos y es una forma de socializar. Pero los referentes de los hijos son sus padres, a los que observan y de quienes imitan comportamientos, principios y valores. Eso es así sean los padres conscientes, o no; mejor asumirlo y hacerlo bien.
-¿Qué significa ser buenos padres?
-Capacitar a sus hijos para que sean libres y autosuficientes, y puedan llevar una vida digna. Básicamente, eso requiere tres cosas; fomentar que desarrollen todas las potencialidades que permiten sus genes; rodearles de afecto; y darles un modelo a imitar, que les transmita principios y les ayude a conformar un criterio propio y fundamentado. Eso es más importante que caerles simpáticos a corto plazo.
-¿Cuánto tiempo hay que dedicar a los hijos para educarles bien?
-Lo esencial es que los niños reconozcan a sus padres como guías y mentores, que entiendan sus criterios y que sean su referencia incluso cuando ellos no están. Para eso hace falta compartir un mínimo de tiempo, pero en general es más importante la calidad que la cantidad. Muchos padres se sienten culpables porque no pasan suficiente tiempo con sus hijos, pero es peor que crean que la manera de compensarlo es abdicar de su papel, ceder a todos sus caprichos y dejarles mandar en casa. Los padres ocupados pueden educar muy bien si asumen su papel y actúan en consecuencia.
-¿Cómo sería el sistema educativo perfecto?
-En los primeros años, desarrollaría todas las capacidades que permitieran los genes del niño, y le inculcaría principios, valores y hábitos útiles a lo largo de su vida. Después, aseguraría que cuenta en cuanto antes con un criterio sólido y fundamentado, que le permita prosperar en un entorno que no siempre cumple esos valores, sin traicionar sus principios y ayudando al progreso colectivo.
-¿Cree que el estilo de vida actual ha empeorado la educación, o ha enriquecido el modelo?
-Creo que han cambiado los objetivos, los criterios y los métodos educativos, y los resultados demuestran que no para mejor. Pero la vida moderna también aporta ventajas para educar.
-¿Cuáles?
-Por ejemplo, el acceso a la información es más fácil que nunca. Eso es bueno, si el criterio de selección es firme y fundamentado, o en caso contrario puede condenar al niño a la confusión y la manipulación. Lo importante es capacitar al niño para usar inteligentemente las nuevas posibilidades. Y eso se aplica a todo; desde la inteligencia artificial, hasta los móviles o las redes sociales.
-Hablando de redes sociales, ¿de qué manera están influyendo en la educación?
-Limitar el tiempo que los niños dedican a las redes sociales, ha demostrado resultarles beneficioso. Obviamente tienen que aprender a manejarlas, pues les van a ser útiles, pero usarlas inteligentemente. Todas las tecnologías, incluidas las nuevas, son sólo un medio; como las armas o la tecnología nuclear, pueden salvar vidas o destruirlas. Depende del objetivo y la habilidad del usuario.
-¿Qué puede encontrar el lector en esta reedición de Aprendiendo a ser padres?
-La primera parte es una guía para facilitar el mejor desarrollo biológico de sus hijos o nietos, especialmente cerebral; la segunda, una referencia para que sobrevivan en unos tiempos que probablemente sean más inciertos que los de sus padres, capacitándoles en distintos campos y preparándoles para superar posibles amenazas como la manipulación social, las drogas, la violencia, o la renuncia al esfuerzo y la excelencia.
-¿Cómo ha influido la educación que usted recibió en el mensaje que intenta transmitir?
-Me ha servido para dar su justo valor a los agoreros que plantean que educar bien a un niño lo convierte en un ser infeliz y carente de relaciones sociales. Mucha gente opina sobre educación, pero poca lo hace con fundamento.
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