“El cambio climático repercute en los síntomas de los asmáticos”
Raquel Gómez | Coordinadora nacional de Asma de FENAER y secretaria de Sevilla Respira
Aunque con formación como funcionaria de Justicia, el futuro llevó a Raquel Gómez (Córdoba, 1971) por otros derroteros tras entrar a formar parte de la Asociación Sevilla Respira por una cuestión personal. Un ente sin ánimo de lucro que se constituyó en 2017 para ayudar y asesorar a los que padecen patologías respiratorias, como el asma, y desde donde, como su secretaria, dio el salto a la coordinación nacional de Asma de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer).
–¿Cómo afecta el asma a la calidad de vida de los pacientes?
–No sólo afecta notablemente a la calidad de vida de los pacientes, también a la de sus familiares y, en último término, a la de la propia sociedad. Estamos hablando de una enfermedad de naturaleza crónica que implica un elevado coste socioeconómico. Por hacernos una idea, hay muchos menores que, como consecuencia del asma, pierden días de colegio; del mismo modo que hay otros tanto adultos que dejan de ir a trabajar. El asma puede también alterar el sueño, modificar los planes de ocio e incluso limitar la realización de las actividades más cotidianas, como puede ser el subir unas simples escaleras, según el tipo y lo controlada que esté la enfermedad en cada momento. Pero es que, además, todo esto puede afectar negativamente a la autoestima y convertirse en causa de ansiedad o depresión, con todos los gastos de tratamiento de salud mental que supone.
–¿Cómo es el abordaje del asma en cuanto a tratamientos farmacológicos y no farmacológicos?
–Principalmente, el asma impone una completa dependencia a tratamientos de naturaleza farmacológica como son los denominados inhaladores de base. Asimismo, requiere de otros tratamientos no farmacológicos como puede ser la rehabilitación respiratoria, los ajustes en la alimentación, o la inclusión del ejercicio físico. Además, como ya hemos señalado, en estadios de mayor gravedad, puede requerir de un tratamiento psicológico.
–El debate actual pone el foco en las emisiones de gas de efecto invernadero que conlleva el uso de de terminados inhaladores por su afectación al medio ambiente. ¿Qué opina de que ya, incluso, en el Congreso de los diputados haya políticos que han llegado a presentar una PNL con la finalidad de priorizar unos inhaladores frente a otros por motivo medioambiental?
–Llama la atención que esta Proposición No de Ley (PNL), que tan directamente afecta a los pacientes con asma y EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) no haya tenido un debate previo en la Comisión de Sanidad. Pero lo más preocupante es que no se haya escuchado a las Asociaciones de Pacientes previamente,cuando deberíamos estar en el centro del debate. La salud de los pacientes es un asunto sobre el que no se debería hacer política o tratar de ganar votos. De igual manera, pienso que no debería existir jamás un debate que enfrente la salud de los pacientes con el medioambiente. Ambos temas resultan vitales, nunca mejor dicho, para el devenir del planeta, de nuestro futuro como personas y como sociedad. Sin una sociedad sana, cuidar el planeta es imposible, del mismo modo que si no se cuida el planeta, será imposible lograr una sociedad sana.
–¿Cree que se está estigmatizando al paciente con el debate de si prevalece más el medioambiente o la salud pública?
–Desde luego. En cierta forma, se está acusando al paciente de impactar negativamente en el cambio climático por el hecho de usar estos inhaladores, cuando en muchos casos, el paciente no tiene otra opción. Pero en realidad, resulta que los pacientes somos precisamente los primeros afectados por el cambio climático y lo que más interés tenemos en su reducción. Así, se debe de priorizar la necesidad de adaptar el tratamiento a la patología de cada persona de la forma más eficaz y apta. Somos conscientes de que los inhaladores pMDI tienen una huella de carbono, pero hay que recordar que esta es despreciable o ridícula comparada con la que generan otros como los aparatos de refrigeración o climatización. Actuando sobre estos en lugar de hacerlo sobre los inhaladores pMDI sí que se contribuye de manera mucho más notable a reducir el efecto invernadero. El Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas ya estimó en su momento que la contribución del total de emisiones de GEI de los aerosoles médicos es inferior al 0,1%, siendo las emisiones de aparatos de refrigeración y climatización del 86%.
–¿Cuál es la incidencia del asma en España y cómo influyen los factores ambientales?
–De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), el 5% de la población adulta española y el 10% de la infantil padece asma. En total, estaríamos hablando de alrededor de tres millones de personas. Pero, además, si profundizamos en estas cifras, observamos que el asma grave no controlada en nuestro país tiene una prevalencia del 3,9% y uno de los factores que más predispone a su aparición es precisamente la contaminación. Además, los cambios bruscos de temperatura que está provocando el cambio climático repercuten negativamente en los síntomas de los pacientes asmáticos. Por eso, una de las acciones que las asociaciones de pacientes estamos promoviendo últimamente son hábitos y comportamientos sociales capaces de transformar las ciudades para que sean menos contaminantes.
–Como coordinadora nacional de asma de la Federación Española de Asociaciones de pacientes alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer), ¿qué retos cree que plantea hoy el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad?
–Lo prioritario ahora mismo es mejorar el diagnóstico existente, formar a los pacientes sobre el uso de inhaladores y profundizar en la investigación sobre el impacto que estos cambios de tratamiento pueden tener, logrando a su vez un compromiso de los gobiernos y la industria farmacéutica para desarrollar nuevos fármacos con iguales prestaciones y menor o nulo impacto ambiental. Y, sobre todo, la unificación de criterios entre los Servicios de Salud de cada comunidad para incorporar lo bueno de cada cual: equipos multidisciplinares, unidades de Asma, enfermeras de enlace, enfermeras escolares, etc. Otro reto importante es ser más dinámicos en los trámites de aprobación para incorporar medicamentos de última generación que ya ofrece la industria farmacéutica y formar a la sociedad para que sea más empática con los asmáticos, y en genera, con los enfermos respiratorios.
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