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"Vamos muy tarde en formar a los docentes en inteligencia artificial"

José Gabriel de Amores | Filólogo

Profesor de Lengua Inglesa por la US, fue uno de los pioneros en introducir la lingüística computacional en la universidad y en poner en marchas proyectos empresariales en este ámbito

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José Gabriel de Amores, en su despacho de la Universidad de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

José Gabriel de Amores Carredano es profesor titular del Departamento de Lengua Inglesa de la Universidad de Sevilla (US). Obtuvo su doctorado en Filología Inglesa en 1992 y un máster en Machine Translation por la Universidad de Manchester en 1989. Con más de 35 años de experiencia académica, fue pionero en la introducción de la lingüística computacional en el Departamento de Lengua Inglesa de la US, donde ha desempeñado su carrera docente e investigadora.

Fue socio fundador de Indisys, una spin-off de la Hispalense, posteriormente adquirida por Intel Corporation en 2013. En la actualidad participa en un proyecto de robótica social en el ámbito de oncología pediátrica en colaboración con la doctora Gloria Álvarez Benito, profesora titular del Departamento de Lengua Inglesa y Presidenta de la Asociación para los Efectos del Tratamiento del Cáncer (AEetc); el grupo de robótica de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), dirigido por el doctor Luis Merino; y la empresa Intelligent Insights (4i), cuyo CEO es el doctor Guillermo Pérez. El proyecto está financiado por Honda Research Institute de Japón.

Con ese filólogo, pionero y emprendedor hablamos de inteligencia artificial (IA) y de nuevas tecnologías en el aula..

–Para los que somos ignorantes en la materia, ¿en qué consiste lo de aplicar la inteligencia artificial (IA) a la Filología?

–Al ser una tecnología transversal, la IA se puede aplicar prácticamente a cualquier rama del saber que conlleve el análisis masivo de datos y sus rasgos con el fin de obtener mediante entrenamiento un modelo estadístico que nos permita predecir comportamientos (o estados) futuros. Esto se aplica en Filología a la lingüística de corpus, la enseñanza de lenguas, la lingüística forense, la traducción, la psicolingüística, los sistemas de diálogo conversacional y análisis del discurso, por nombrar algunas subáreas.

–Usted, junto a Pilar Manchón, fue uno de los pioneros en descubrir las altas posibilidades de la IA. ¿Considera que aún la sociedad no es consciente de este potencial?

–Más bien creo que la sociedad no es consciente de hasta qué punto la IA ya está presente en su día a día, bien por desconocimiento, o bien porque sus responsables no lo difunden abiertamente. Pero es cierto que estamos al principio y su potencial es difícilmente predecible.

–Ambos fundaron hace ya 20 años la empresa Indisys. ¿Se puede considerar aquella revolución tecnológica como el origen de la famosa Alexa, tan solicitada por la gente que vive sola?

–Bueno, no creo que Indisys fuera el origen de Alexa. Eso sería pretencioso. Ya existía tecnología parecida que iba en esa dirección. Indisys fue un caso de éxito que tuvo impacto a nivel autonómico y nacional, ya que fue la primera empresa adquirida por la multinacional Intel en España, con tecnología desarrollada íntegramente aquí. Tuvo también gran impacto en las llamadas industrias de la lengua, que aglutina a los grupos de investigación relacionados con el procesamiento del lenguaje natural.

"La sociedad no es consciente de hasta qué punto la IA está presente en su día a día"

–Por cierto, ¿sigue manteniendo el contacto con Manchón?

–Por supuesto. Seguimos en contacto directo y nos vemos habitualmente cuando recala por Sevilla.

–Hasta ahora muchos jóvenes reducían las posibilidades laborales de la Filología a dar clases, ¿esa percepción ya va cambiando? ¿Los alumnos están ya más dispuestos a adentrarse en este ámbito?

–Esa percepción va cambiando poco a poco. Tratamos de mostrar la investigación real que llevamos a cabo y el papel significativo que pueden jugar los lingüistas en estas tecnologías. También les ponemos como ejemplo muchos ex alumnos/as que han desarrollado una exitosa carrera profesional en IA.

–En un mercado laboral enfocado a las competencias Stem, ¿qué papel juegan las Humanidades en la era digital?

–Una buena formación humanística es fundamental para humanizar este tipo de tecnologías, especialmente en el área de los sistemas conversacionales. Actualmente los robots, por ejemplo, pueden captar, entender y reaccionar a los gestos, palabras y al contexto conversacional en el que están situados. Por tanto, es necesario que las personas que modelan su comportamiento tengan la formación adecuada en lingüística, pero también en convenciones sociales, modelado del sentido común, la cortesía, de forma que las conversaciones sean más empáticas y personalizadas.

José Gabriel de Amores, en la Facultad de Filología de la Hispalense. / Juan Carlos Vázquez

–¿La Universidad de Sevilla sigue siendo un baluarte en este tipo de carreras?

–Creo que tenemos que hacer un mayor esfuerzo en flexibilizar el currículum de nuestros estudiantes. Al menos en Humanidades, la alfabetización digital sigue siendo una asignatura pendiente. Hay demasiados intereses internos de los departamentos en capitalizar la formación que ofrecemos a nuestros estudiantes. Si no evolucionamos a un modelo educativo más flexible, donde el alumno pueda –hasta cierto punto– ir construyendo su currículum, no formaremos profesionales con capacidad de adaptación rápida a los nuevos retos que surgen cada día.

–¿El metaverso también tiene infinitas posibilidades de aplicación en la docencia?

–El metaverso se adapta mejor a la docencia de unas materias que a otras. Es especialmente relevante en áreas que requieren un entorno de aprendizaje complejo por manejo de maquinaria especializada, entrenamiento basado en realidad virtual, instrumental muy caro, etc. Personalmente, creo que en el área de enseñanza de lenguas no va a tener gran impacto. Existen otros medios menos complejos que ofrecen inmersión lingüística o contacto con lenguaje real sin necesidad de acudir al metaverso.

–La IA ha sido noticia las últimas semanas por el uso que han hecho adolescentes para mostrar a compañeras desnudas. ¿Cómo se le pone freno a eso? ¿Se ha abierto la caja de los truenos?

–Está claro que la tecnología en sí misma no es dañina ni beneficiosa. Todo depende del uso que se haga de ella. Me parece erróneo responsabilizarla directamente de esos comportamientos aberrantes y no veo claro cómo se le puede poner freno. Pienso, sin embargo, que lo que sí podemos hacer es reforzar la formación de los niños y adolescentes en valores como el respeto a los demás, la responsabilidad personal, la dignidad de la persona, la honradez, el agradecimiento, la generosidad, etc. Sólo así podrán hacer un uso adecuado de cualquier tecnología.

"Tenemos que hacer un mayor esfuerzo en flexibilizar el currículum de nuestros estudiantes"

–El problema es que esto ya escapa a muchos padres que sufren la brecha digital...

–Efectivamente. En el fondo es una cuestión de educación. Probablemente los centros educativos tengan también que hacer un esfuerzo (otro más) para organizar talleres que ayuden a los padres con estas cuestiones.

–¿Habrá que formar también a medio plazo a los docentes en el manejo de la IA?

–Bueno, yo no diría a medio plazo. Creo que ya vamos muy tarde. Muchos docentes se ven superados por la tecnología, otros están en el último tramo de su carrera y difícilmente van a actualizarse (con muchas honrosas excepciones), y otros –los más– no reciben la formación que necesitan. Sin duda, la alfabetización digital de los docentes es un tema complejo que hay que abordar. Es comprensible que algunos docentes ya hayan llegado tarde, pero no podemos ser responsables de que nuestros alumnos se queden atrás.

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