Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Alejo Stivel | Productor musical y cantante
NO ESTÁ MUERTO, ESTABA DE PARRANDA. Alejo Stivel (Buenos Aires, 1959) ha hecho cantar, bailar y saltar a generaciones de españoles y latinoamericanos como vocalista de Tequila. Argentino emigrado a nuestro país siendo mozo, se tiró a la mala vida del alcohol y las drogas. Por eso titula su biografía Yo debería estar muerto (Espasa). Está viviendo y coleando, "mejor que nunca" a sus 65 años. Productor musical de muchísimo éxito, ha retomado su carrera como cantante.
–Empecemos con mal pie: mis conocimientos en la materia son tan pobres que durante mucho tiempo creí que Calamaro era miembro de Tequila.
–Bueno, es un error que podemos aceptar.
–¿El vinilo debería estar muerto?
–No, está más vivo y coleando que nunca. Lo que está muerto es el CD.
–¿Y por qué es tan especial?
–Primero, es más bonito como objeto tener una portada más grande que un CD, que es bastante feo, la verdad. El vinilo es más bonito de tocar, de mirar... Y, después, el sonido es mucho mejor para el rock; para música clásica quizás no, pero para el rock sí porque tiene más distorsión, no va tan comprimido.
–El título del libro (Yo debería estar muerto) es muy gráfico, ¿cuántas veces se ha preguntado por qué sí lo están Julián Infante y Manolo Iglesias y no usted?
–Lo de Julián fue una elección, un poco a lo Living Las Vegas, decidió ir por ese camino. Yo cuando estaba metido en todo ese mundo, en un momento dado decidí elegir el otro camino, éste de la vida, de la luz, de la claridad. También en un punto es una elección que uno hace.
–Tequila se disolvió hace más de 40 años, pero para el gran público usted es todavía su vocalista… ¿Es halagador o mosqueante?
–No, mosqueante para nada. Es halagador y me da muchísima satisfacción y felicidad. Sigo con mi carrera como solista y en los conciertos canto todas las canciones de Tequila. No reniego en absoluto de eso, todo lo contrario.
–Al mítico grupo se le puede aplicar la frase de "vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver".
–Como decíamos, en dos miembros de la banda sí, pero en el resto no porque ya no vamos a dejar un bonito cadáver, por suerte.
–¿Sería posible hoy en día un fenómeno así: rock and roll con vocación popular de gran éxito y aceptación?
–Bueno, imposible no sé, pero los tiempos sin duda están más tendentes hacia otros estilos para artistas nuevos. Los artistas de rock consagrados siguen convocando muchísimo, los Rolling Stone, U2, Cold Play, AC/DC... Creo que AC/DC convoca más público que nadie, pero es cierto que los nuevos artistas que salen ya no son tanto de rock como de otros estilos.
–Mi pesadilla recurrente es que cuando llego a la redacción la entrevista no se ha grabado, pero lo que le pasó con la letra de Salta horas antes de grabarla es mucho peor.
–Sí, la verdad es que en ese momento entré en pánico y dije: "Qué hago". No me acordaba nada de lo que decía la letra, sólo Salta conmigo, pero bueno, quién sabe. Quizás esta letra que se me ocurrió esa noche sin dormir es la que posibilitó que la canción tenga tanta repercusión y tanta duración. A lo mejor con la otra nunca hubiera sido así. Nunca lo sabremos.
–Ahora que vuelve a estar muy de moda, ¿qué responsabilidad tuvo Zapatero en el regreso de Tequila?
–No, no, el regreso de Tequila estaba ya planteado pero justo coincidió que necesitaban ese canción, nos la pidieron y fue fantástico.
–Ariel Rot era como su hermano y estuvieron años sin hablarse, ¿cómo es el primer paso para recuperar una amistad como ésa?
–La verdad es que no lo recuerdo. Habitualmente nos encontrábamos en comidas familiares porque yo seguí teniendo relación con sus padres, que son como mis tíos; no recuerdo cómo fue pero imagino que algo paulatino.
La música amansa a las fieras, salvo los himnos nacionales y el reguetón, que las enardecen"
–Señor productor, ¿ha enterrado su pasado de malote y ahora aconseja a los jóvenes sobre las bondades de la vida ordenada?
–No, no, no. Nunca me arriesgo a aconsejar a nadie porque cada uno tiene su camino y creo que los consejos no sirven para nada. Cada uno hace lo que quiere.
–No bebe ni fuma. ¿Hace crossfit también?
–No, no, ni loco. Hago más sofing.
–Pasado el tiempo y superadas las adicciones, ¿qué trilogía ha sustituido a sexo, drogas y rock and roll?
–No lo sé, sigue habiendo un poquito de cada, aunque yo drogas ya no.
–Algunos de los protagonistas de la Movida murieron por abusar de las drogas. Los que no la vivimos, de tanto escuchar las mismas batallitas... ¿podemos acabar muertos de aburrimiento?
–Sí, sí, de tanto oír el mismo sermón seguro que sí que moriremos de aburrimiento.
–¿Hay cosas exageradas de la Movida?
–No, no, todo lo que se diga es poco.
–Mójese: ¿el mejor discazo de la historia?
–Sgt. Pepper's, de los Beatles.
–Otra: ¿cuál es la canción más bonita del mundo? No vale decir la de La Oreja de Van Gogh...
–No, ésa sin duda que no. La canción más bonita del mundo puede ser Like a Rolling Stone de Bob Dylan. Soy un clásico.
–La música amansa a las fieras, salvo los himnos nacionales y el reguetón...
–Sí, eso enardece a las fieras. No sé cuál es peor de las dos opciones.
–¿Cuántas vidas o resurrecciones acumula Joaquín Sabina?
–No las he contado, pero sin duda que muchas.
–Hispano-argentino que lleva el compromiso político en los genes. ¿Prefiere a Milei, a Pedro Sánchez o a ninguno de los dos?
–Sin duda, a Sánchez.
–En sus apellidos se nota la huella centroeuropea. ¿Por qué cree que la izquierda occidental se ha vuelto ferozmente antisemita?
–Prefiero no entrar en ese tema, es muy delicado para hablar así ligeramente. Eso requiere de una conversación larga y profunda.
–¿Sus 30 fotos de carné, de niño a mayor, del final del libro significan un canto a la decrepitud?
–No, simplemente es una broma porque había guardado esas fotos durante toda mi vida y me dije que es el momento de amortizarlas.
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