"El desarrollismo hizo de los gitanos indios en la reserva"

Ricardo Pachón. Productor Musical

Clave en la historia de la música española, de su mesa de mezclas salió 'La leyenda del tiempo' de Camarón. Ahora presenta el documental 'Triana, pura y dura', que recrea cómo era el flamenco hace tres décadas.

"El desarrollismo hizo de los gitanos indios en la reserva"
"El desarrollismo hizo de los gitanos indios en la reserva"
Pedro Ingelmo

22 de noviembre 2013 - 10:40

Ricardo Pachón (Sevilla, 1937) es un personaje clave en la historia de la música española. Los sonidos de grupos míticos como Smash, que abrieron el camino del rock andaluz, Veneno y, sobre todo, La leyenda del tiempo, que convirtió a Camarón en una especie de Jimi Hendrix flamenco, salieron de su mesa de mezclas. Pachón hizo posible que el mundo del rock o el jazz miraran al flamenco y viceversa. La pasada semana presentó en el Festival de Cine de Sevilla una pequeña joya, Triana, pura y dura, que recrea cómo era el flamenco hace tres décadas.

-Me cuentan que montó la pasada semana una buena con su película sobre Triana en el Lope de Vega.

-Eso parece. La gente de Triana y del flamenco aplaudía como si fuera un directo. Se mezclaba el sonido de la pantalla, con un espectáculo de hace treinta años en ese mismo escenario, en el Lope de Vega, con el del patio de butacas. Cada número de la pantalla con los gitanos de entonces era coreado por los gitanos de ahora, que bailaban y cantaban. Desconcertante. Uno de los que estaban allí dijo que aquello era un espectáculo en 3-D.

-¿Cuál es el origen de Triana pura y dura, que se ha llevado el premio al mejor documental musical español del año?

-Hace tres décadas se juntaron los gitanos de Triana para ofrecer un encuentro histórico. Yo tenía esa grabación en baja banda, el sonido era malo. En todos estos años no reparé en que también tenía dos micrófonos Neumann situados arriba, conectados a un Nagra (equipo de grabación portátil). Tenía el audio y no se me había ocurrido sincronizarlo.

-Pues suena a gloria.

-Me llevé una sorpresa cuando vi las pruebas. Me había puesto en contacto con Gervasio Iglesias, de La Zanfoña, que tiene unos equipos increíbles. Es verdad, parece que estuvieras allí.

-Pero no es una película necesariamente de flamenco, sino de gitanos.

-Los gitanos son poco aficionados a la historia; a la suya, al menos. Yo quería recuperarla. Supone reencontrar bailes con un estilo de cante y de hacer la fiesta que se ha ido perdiendo.

-Y hombres por tangos.

-Los gitanos de Jerez consideran que el tango es un baile de mujeres, por el contoneo... En la película aparecen hombres hechos y derechos por tangos. Algunos se han asombrado.

-Me refería, de todas formas, a que su película también cuenta la historia de una deportación, entre comillas. La de los gitanos de Triana en los 60 y 70.

-Así sucedió. Enmascarada en una reforma urbanística se llevó a cabo la eliminación de una forma de vida.

-¿Cómo recuerda la Triana anterior a la piqueta?

-Mis padres se mudaron del centro a uno de los primeros bloques de Los Remedios. Desde una ventana de mi casa se veía el campo; desde otra, la trasera, se veían las cavas de los gitanos y a mí me hipnotizaba. Yo, que ya tocaba la guitarra, me bajaba con ellos, hice amigos, conocí sus fiestas, en las que se mezclaban los gitanos y los gachós, empezaban a celebrarse matrimonios entre unos y otros. Había integración. Conocí a los Vargas, los Vega, los Montoya... Aquello era una celebración de la vida.

-Con la excusa de la integración los echaron.

-Sí, decían que Triana era un gueto, que había que dispersar a los gitanos por distintos puntos de Sevilla, como ya había hecho Fernando VI cuando los deportó a La Carraca y a las ciudades amuralladas con el único interés de que se diluyeran, que la raza se extinguiera.

-Volvieron y Triana vivió su edad de oro.

-Carlos III aflojó la soga sobre los gitanos. Volvieron a Triana y en el siglo XIX cuajó la tradición de fraguas. Los primeros cantaores célebres salieron de Triana.

-Su documental cuenta que la historia se repitió.

-De alguna manera. Cuando en el desarrollismo tiraron sus casas y se los llevaron a otros barrios porque había que dejar espacio al nuevo concepto urbano de Los Remedios, a los gitanos los convirtieron en indios en reservas, trasladados en ocasiones a núcleos sin asfaltado ni alcantarillado. Rodeados de castellanos, se encerraron en sí mismos ante una población que desconfiaba de ellos.

-Eso no pasó en el barrio de Santiago, en Jerez.

-Por eso sigue siendo el referente mundial del flamenco. Pero, posteriormente, también ha pasado en alguna medida y mucha culpa de ello la han tenido los nuevos conceptos de urbanismo durante la burbuja inmobiliaria y la dispersión a los unifamiliares de las afueras.

-Usted cogió el flamenco y le dio la vuelta.

-No fui yo. Se respiraba una inquietud con gente como Smash, y luego Pata Negra y Veneno, que pedía nuevos sonidos.

-Alguna vez le he leído que hoy no sería posible un disco como Veneno, que no vendería.

-Hoy no vende nadie. Hay que buscar otras fórmulas. Vamos a sacar un estuche con La leyenda del tiempo remasterizado. Es un producto de lujo muy cuidado, con un libro, en tamaño long play... Queremos hacer algo parecido con Veneno. Estoy seguro de que podemos volver a poner en valor a los hippies sevillanos de los 70. Hay gente joven que no conoce la importancia de aquel movimiento.

-¿Es cierto que Camarón, tras grabar La leyenda del tiempo, le dijo: Ricardo, el próximo lo hacemos más más normalito?

-No, me dijo: Ricardo, el proximo de guitarritas y palmas. Camarón estaba satisfecho, pero hubo quien le dio la bronca, que iba a hundir su carrera. Y como vendió tan poco...

-Hay quien atribuye a ese giro el origen de lo que algunos llaman despectivamente flamenquito.

-El flamenquito es un subproducto, gente que se apunta a lo que le echen y no, no me considero responsable de las cajitas y ese sonido tan pobre. Nadie puede comparar la complejidad de un blues de Gualberto o del cante de Camarón con el flamenquito.

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