"El traje de flamenca es un traje de reina"
Delia Núñez Pol | Trajes de flamenca Pol Núñez
La originalidad, la artesanía y, sobre todo, la alegría son los pilares sobre los que Delia Núñez Pol (Sevilla) asienta su firma de trajes de flamenca. Completamente artesanos, los diseños de Pol Núñez son un fiel reflejo de la personalidad de esta creativa para la que vestirse de flamenca es un ritual y casi un estado de ánimo. La felicidad que sus clientas experimentan al colocarse uno de sus vestidos es la misma con la que la diseñadora trabaja y la que le sirve de fuente de inspiración. Ahora, además, esa felicidad se ha multiplicado: la firma acaba de cumplir 25 años en la moda flamenca y lo ha celebrado presentando una colección en la pasarela We Love Flamenco.
–Cumple 25 años en la moda flamenca y lo celebra con la colección Sólo son 25. ¿Una declaración de intenciones?
–Es una forma de decir que me quedan muchos más. Y, sobre todo, que los encaro con más ilusión y más ganas que nunca, porque el camino recorrido sólo me ha hecho crecer y aprender. Creo que ahora hago las cosas bastante mejor que antes.
–Los 25 son a los jóvenes la madurez y a los matrimonios la reafirmación y ¿para una firma como Pol Núñez?
–El premio personal al esfuerzo de todo mi equipo. Estar 25 años en la moda flamenca no es fácil y ese gran premio me lo han dado mis clientas y la gente que confía en mí. Estos años también me han dado momentos preciosos en todo lo que no se ve, eso ha sido lo mejor.
–La colección presentada en We Love Flamenco hace un recorrido por diferentes etapas de la firma. ¿Qué evolución ha vivido el traje de flamenca?
–No hemos seguido una moda real, hemos intentado crear nuestro propio estilo. Creo que lo hemos conseguido. El traje ha ido evolucionando y hemos vivido distintas etapas. Empezamos con vestidos muy sencillos y clásicos, algo que sigue vigente porque es un traje básico que me encanta hacer. Pero tengo una clientela que exige un poco más de moda, de diferencia. En eso también hemos avanzado. Hemos reinventado nuestro croché y hemos apostado por cortes diferentes en los cuerpos, sobre todo para el Rocío. En las romerías desarrollo más mi imaginación porque ahí vale prácticamente todo, hay mucha libertad creativa.
–¿Y la industria, ahora que la moda flamenca vive un momento de esplendor?
–Para mi gusto, se ha generalizado demasiado. Por supuesto, hay sitio para todos pero no sé si hay gente para tantos diseñadores. Quedarán los que resistan, igual que pasó durante la crisis. Pasar ese trago fue durísimo, cayeron muchísimos grandes profesionales. Pero no porque fueran mejores o peores, es que la empresa gira, la vida gira y los gustos giran. La moda es evolución y no hay nada mejor o peor que seguir la moda porque lo mismo estás en la cumbre que estás abajo.
–¿Qué tienen sus diseños que para que se reconozcan de inmediato?
–Tienen personalidad propia. Pero porque sus clientas la tienen, saben perfectamente lo que quieren y es no ir igual que las demás. Quieren que se les reconozca lo que llevan puesto, quieren calidad y quieren diferenciarse. Que lleguen a una caseta y la gente se vuelva a mirarlas, que no sea un traje más. Trabajamos e intentamos superarnos para que eso pase cada año.
–¿Todo vale en moda flamenca?
–Depende de quién se lo ponga o quién lo diseñe, pero creo que hay que seguir un sentido estético. No es necesario seguir unos patrones o volver a la esencia ni todo eso que está tan manido. La esencia está en cada una misma y en la marca que has montado. Reinventar el traje de flamenca no tiene por qué ser exactamente el traje estereotipado. Todo se reinventa y todo vuelve. Si miras atrás y piensas en los vestidos de los años 40 te das cuenta de que ahí es donde había trajes modernos. Ahí es donde hay que mirar. Los años 20 también fueron muy modernos y es ahora cuando pensamos que estamos haciendo una revolución. Está casi todo inventado pero, si te basas en el buen gusto y el sentido común, se puede hacer de todo.
–¿Hay algo prohibido y algo obligatorio a la hora de vestirse de flamenca?
–A la hora de llevar un Pol Núñez, creo que hay que ser feliz en ese momento. Tienes que ir con la mente predispuesta a disfrutar, pero desde el momento en el que decides hacerte un traje. Tiene que ser algo deseado, divertido, que el simple hecho de venir aquí sea un ritual. Por mucha moda que sea, eso no se puede perder. Soy artesana y para mí eso es el traje de flamenca, algo cuidado y mimado, respetado y, sobre todo, divertido.
–¿Se valora poco la artesanía flamenca?
–En mi caso, sí se reconoce. La que viene aquí sabe que no quiere un traje industrial, quiere que yo me lo curre. Quieren un traje original, diferente. Me parece bien que existan los trajes industriales porque es otro negocio, pero cuando llegas a la Feria y ves 50 vestidos iguales al final te das cuenta de que no quieres eso.
–Al final, es una inversión.
–Tengo clientas que vienen a decirme que han vuelto a ponerse un traje que les hice hace 20 años. Eso es una maravilla. Hay clientas a las que les he hecho trajes para toda la familia y, como las conozco, les digo: "Oye, ¿por qué no le pones a la niña el traje aquel rojo que le hiciste a la hermana mayor?". Se ríen porque dicen que soy mala vendedora. Pero creo que no, que en la vida todo es cíclico, que si yo te doy, tú me vas a dar luego.
–Todas las mujeres estamos guapas de flamenca y yo iría de flamenca hasta a trabajar, ¿tiene algún súper poder especial?
–Es un traje de gala, un traje de reina. Te metes dentro y te transformas. Es un vestido que favorece, pero no sólo por el vestido, también son las flores en el pelo, los pendientes, los colores... Es un traje de reina, un traje de gala para la alfombra roja que es la Feria de Abril.
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