"Quien critique las versiones que pida explicaciones al autor, no a mí"
-Cuando Ketama surgió los puristas se echaron las manos a la cabeza. Ahora Juan Carmona es su productor...
-Lo conocí por casualidad en Los Vidales, en Madrid. Me pidió que bajara a la cueva del bar y me puso a prueba: "Cántame por soleá y ahora por seguiriya, por malagueñas...".
-¿Cuál es su legado?
-Han hecho que los jóvenes podamos hacer música con letras antiguas, versiones de otros ritmos... No defiendo mi Killing me softly como flamenco -la gente está muy equivocada-, pero sí mi parte flamenca.
-Sus dos temas más puros llevan recadito incluido...
-Un toque de humor... En el estudio, Juan me preguntó: "¿Título de la seguiriya?". Y yo: "Buscaréis alguna faltilla". "¿Y para la malagueña?: Con cariño pa' los de las peñas". Siempre están liados conmigo los puristas. Algunos se reirán y otros dirán ¡qué poca vergüenza!
-Pero si toca cantar como quieren los cabales, lo borda.
-Por supuesto sé diferenciar los sitios a los que voy. Si voy a un festival jondo, no soy tonto. Primero soy gitano y flamenco. No voy a ir a Las Minas a cantar Killing me softly.
-Ha versionado a Donna Summer, Los Beatles, Mariah Carey, Antonio Machín, ¿quién se le resiste?
-Aretha Franklin. Con 10 años, fue la primera persona que escuché que me dejó impactado y todavía hoy me parece una bestia.
-¿Y con alguien tan carismático como Raphael?
-No tendría ningún problema, me da más miedo Stevie Wonder. No vamos a mejorar nada porque mejorar una obra es imposible.
-¿Qué responde a los que le acusan de plagio por usar la materia prima de otros?
-Pues que los permisos los dan los artistas. Si hacemos una versión de Stevie Wonder, él escucha la maqueta y da el OK. Les conviene que su tema esté de nuevo en órbita. Siempre digo a quien critica las versiones que deberían pedir explicaciones a los autores de esos temas, no a mí. Sólo soy alguien que admira a ese autor y quiere hacerle un pequeño homenaje. No gano nada.
-¿De qué valen las versiones si está el original?
-Hay muchos chavales que no han escuchado nunca Killing me softly y ni saben quién es Roberta Flack ni qué significó la Motown en la música. Está bien rescatar temas de los 80, 70. De la gente de mi edad, ¿quién había escuchado Gwendoline de Julio Iglesias?
-Yo no.
-Pues es eso. Es rescatar un tema, hacerlo renacer y dar a conocer de nuevo a ese artista porque das la oportunidad a la gente de ir al original. Hay temazos de hace 30 o 40 años que da pena que se queden en el tintero.
-Y ahora que es un cantante de moda, ¿qué recuerda de su etapa como maletero en Barajas?, ¿que le queda?
-Trabajé mucho. Mucho, mucho, mucho... Allí pasé siete años, pero llevo trabajando desde los 14. Empecé cargando papel en una imprenta, de 7 de la mañana a 7 de la tarde. Después, llevando carritos y luego, en una heladería. Me echaron porque me bebía la horchata.
-¿De verdad?
-Sí, es que hacía mucha calor. Aprendí lo que es currar, administrar el dinero y a tener una disciplina para madrugar y acostarme prontito... Aunque, muchas noches iba a un tablao a cantar para sacar un dinero extra.
-Y cree que administra el éxito de otra forma por haber pasado por todo esto.
-La percepción del dinero y del trato es diferente para los artistas a los que les viene el éxito de cuna. Cuando miro por la ventanilla del avión y veo a los trabajadores del aeropuerto, me digo me cago en la mar, no he echao horas allí abajo. El otro día me pusieron un chófer para ir a una gala, me senté delante y le estuve hablando y él no respondía. Nos paramos por el camino a tomar una fanta. Y le sorprendió. Yo soy así. Hablo lo mismo con un albañil que con el presidente del Gobierno. Lo único que me interesa es cantar. El glamour no me gusta nada, todo es hipocresía y jijí, jajá.
-En caló, Pitingo es presumido, ¿de qué presume?
-De tener muy buenos amigos y muy buena familia.
-Y el flamenco, ¿de qué debería presumir?
-De ser la música más rica. Si hubiera un himno mundial debería ser flamenco, una soleá. Estaría sembrao.
-¿Y de qué no?
-De la envidia. No deberíamos criticar tanto. Al fin y al cabo aquí estamos de paso, vamos a estar todos igual metidos en un hoyo.
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