“Soy comunista como Cristo, Ghandi y Marx”
Juan Manuel Sánchez Gordillo Alcalde de Marinaleda
Cuando Sánchez Gordillo vio hace unos meses que el diario norteamericano The New York Times dedicaba un amplio reportaje a Marinaleda llegó a la conclusión de que en el mundo de hoy llama la atención lo que debería ser normal: que todo el mundo tenga empleo y acceso a una vivienda. Militante del Sindicato de Obreros del Campo y alcalde de Marinaleda desde los 23 años, Sánchez Gordillo imparte clases en el instituto de su pueblo, donde enseña “una historia totalmente diferente de la que han contado siempre los vencedores”. En las últimas elecciones autonómicas obtuvo un escaño en el Parlamento andaluz, al que acude envuelto en un pañuelo palestino, fruto de una visita a los campamentos de refugiados. Tiene dos hijos, Misrain y Libertad, de 24 y 20 años, y vive con su pareja, Carmen. En sus ratos libres escribe poemas reivindicativos. Esta semana cortó las vías del AVE en Córdoba en protesta por el subsidio de 420 euros.
– ¿Cuánto lleva de alcalde?
–Treinta años.
–Es usted incombustible.
–La receta es ser coherente. Si pienso que la solidaridad es la columna vertebral de la nueva sociedad, debo ser solidario.
–¿Lo consigue?
–Lo intento. Si gano más porque soy profesor de instituto tengo que compartir mi sueldo con los que tienen menos. No puedo ser de izquierdas y tener una casa cinco veces mejor que los vecinos, ni más dinero, ni más comodidades.
–¿Lo suyo con su pueblo va de sacerdocio?
–Sí, sí. Lo tengo claro de por vida.
–¿Cómo se ve a sí mismo?
–Con muchos defectos, como todo el mundo. Hago esfuerzos constantes por mantenerme cerca de la gente. Nadie es más importante porque tenga un cargo.
–¿Despierta filias y fobias?
–La gente me quiere mucho o me odia. Conmigo no hay términos medios. He molestado al Gobierno siempre. ¡He hecho de todo!
–Recapitule.
–He estado metido en la Moncloa y nos ha sacado la Policía, con Felipe dentro. En Doñana lo rodeamos hasta que se comprometió a recibirnos en Madrid. Hemos estado en el Banco de España, hemos…
–¿No le agota tanta movilización?
–¡Es que es la única forma de que te escuchen! Así hemos conseguido cosas para Marinaleda y el movimiento jornalero.
–¿Como la finca del duque del Infantado?
–Conseguida con muchos años de luchas no violentas. Tiene 1.200 hectáreas y tenemos el uso cedido por la Junta. No tenemos ningún interés en la propiedad.
–¿Seguro?
–La Junta quisiera darnos la propiedad y finiquitar los asentamientos. Pero nosotros sólo queremos el uso por 50 ó 60 años, y que se revise.
–¿Cómo gestionan la tierra?
–Con industrias y ocho cooperativas. No se reparten beneficios, todo se reinvierte en nuevos puestos de trabajo y todo el mundo gana el mismo sueldo: 47 euros por seis horas y media de trabajo.
–¿Participa en las cooperativas?
–No ostento cargos, para que no haya confusiones. Ya sabe que hay muy malas lenguas. Soy antidinero, mis números siempre están en rojo.
–¿Cuál es entonces su papel?
–Yo soy un líder espiritual, si quiere llamarle así, o alguien que coordina, porque se fían de mí.
–¿Aún lo deciden todo en plan asambleario?
–Todo, hasta los presupuestos. Vamos por las calles con unas cartulinas explicando los ingresos y los gastos. En cada barrio deciden su prioridad y lo más importante para el conjunto del pueblo.
–¿Logran ponerse de acuerdo?
–Lo llevamos a una asamblea de los vecinos. A veces hay más obras que dinero y, cuando una cosa es muy importante, ¡a luchar por ella!
–¿Qué otras cosas deciden?
–La gente elige los nombres de sus calles. Tenemos Solidaridad, Blas Infante, Igualdad, Domingo Rojo, Miguel Hernández, Lorca y Che Guevara, entre otros.
–¿En su pueblo no hay paro?
–Eso se puede comprobar.
–Que no se corra la voz…
–Damos prioridad a la gente que está viviendo en Marinaleda. Ahora no emigran, porque además de trabajo todo el mundo tiene una vivienda barata.
–¡Eso sí que es noticia!
–Y no hay hipotecas. El problema de la vivienda es totalmente artificial y en Marinaleda lo hemos resuelto.
–¿Cómo?
–Compramos suelo rústico, lo urbanizamos y se lo damos gratis a los vecinos, junto con los materiales. Ellos ponen su trabajo y pagan 15 euros al mes por las viviendas.
–Seguro que hay algún truco.
–Le aseguro que no. Mi propuesta es que todo el suelo que pase de rústico a urbano sea público e inespeculable. Así abarataríamos un cien por cien el precio de la vivienda.
–¿Y le ha pasado al Gobierno su receta?
–Lo intento, pero no me escuchan. Comprenda que Griñán y Zapatero son más de derechas que el brazo incorrupto de Santa Teresa de Jesús. No se cómo la gente se confunde todavía.
–Por el PP ni le pregunto.
–Pero el PP es más claro. Es la derecha, pero se les ve venir. ¡Los socialistas le dieron un premio a la duquesa de Alba!
–A la que ustedes montaron el numerito…
–Todavía colean los juicios. Si premias a alguien que tiene 34.000 hectáreas de tierra, además de veintitantos palacios, es que estás de acuerdo con ese modelo de agricultura.
–¿Colectivizaría las tierras de la duquesa de Alba?
–¡Hombre! Le daríamos empleo a un montón de gente. Pienso que la reforma agraria en el siglo XXI sigue siendo necesaria.
–¿Su comunismo no está algo anticuado?
–Nunca he pertenecido al Partido Comunista de la hoz y el martillo, pero sí me siento comunista, o comunitarista, como sí creo que se sintieron el Cristo, Ghandi, Marx, Lenin y el Che. Una mezcla de todo eso.
–¿Y dice que en su pueblo no hay Policía?
–No hay Policía porque no es necesaria. Si todos los vecinos ayudamos a plantar árboles no va a venir luego ninguno a arrancarlo.
–El paraíso terrenal, con más calor.
–No digo que Marinaleda sea el paraíso terrenal, pero se acerca a lo que queremos hacer. De hecho la crisis se nota mucho menos en mi pueblo que en los de alrededor.
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