“Ha existido una larga coexistencia armoniosa entre musulmanes y judíos”
Rick Leeuwestein e Hicham Ghalbane | Investigadores
Los escritores holandeses transforman su libro 'Hijos de Al-Andalus' en un documental que se podrá ver en el Festival de Cine Africano de Tarifa
La huella de los 'Hijos de Al-Andalus' se deja ver en Vejer

Los aventureros e investigadores holandeses Hicham Ghalbane y Rick Leeuwestein publicaron en 2012 Children of Al-Andalus (Hijos de Al-Andalus), un libro fruto de una investigación en Marruecos donde fueron en busca de descendientes de judíos y musulmanes del reino medieval de Al-Andalus, es decir, de aquellos judíos que los Reyes Católicos echaron de la península por el Edicto de Expulsión y de los últimos musulmanes (moriscos) que expulsaron entre 1609 y 1614. Ahora, este libro inspira una exposición itinerante y un documental con el mismo nombre que se podrá ver en el Festival de Cine Africano de Tarifa.
–¿Qué les llevó a perseguir la huella de Al-Andalus?
–Pues observamos que cada año millones de turistas visitan los impresionantes restos de Al-Andalus y Sefarad medievales, como la Mezquita de Córdoba, las sinagogas de Toledo, la Giralda de Sevilla y la Alhambra de Granada. Así que en 2009 nos surgió la pregunta sobre qué ocurrió con el pueblo judío y musulmán tras su emigración o expulsión de la Península Ibérica. Y la verdad que fue fascinante descubrir que un gran número de musulmanes andalusíes y judíos sefardíes construyeron una nueva vida en el Magreb, especialmente en los actuales Marruecos, Argelia y Túnez. Aportaron nuevas influencias a Marruecos y enriquecieron las tradiciones ya existentes. Los refugiados andalusíes de la Península Ibérica experimentaron sentimientos similares en el exilio y, todos ellos, siguen recordando su patria, sus antepasados y su pasado.
–¿Cuáles fueron las principales dificultades que encontraron para enfrentarse a conocer este mundo?
–El tiempo. Fueron muchos años de investigación a nivel histórico para llegar a las distintas familias que entrevistamos y ganarnos su confianza para poder escribir sus historias.
–¿Qué les sorprendió más?
–Que después de tantos siglos en Marruecos seguían vivos los recuerdos, la historia familiar y el trauma de la expulsión de los antepasados andalusíes. Se han escrito historias de tíos, abuelos y tías llorando hasta en el siglo XX (¡!) cuando contaban historias de la expulsión de la Península Ibérica.
–¿Cuál creen que es el secreto de esta comunidad para haber conseguido mantenerse en el tiempo?
–Pues es que los andalusíes se integraron en la sociedad marroquí pero manteniendo sus tradiciones, cultura e identidad, a menudo, contrayendo matrimonio dentro de sus propias comunidades andalusíes. Durante la investigación se descubrieron árboles genealógicos intactos desde 1492 o 1610, de unas 15 a 20 generaciones. Todos eran matrimonios contraídos en Marruecos entre familias andalusíes o incluso dentro de la misma familia. Su herencia se transmitía de generación en generación.
–¿Cómo es la relación sentimental de estas personas con España y Andalucía?
–A través del Estrecho de Gibraltar, Marruecos y la Península Ibérica han estado tradicional e indisolublemente unidos. Hoy, Marruecos es uno de los pocos países que mantiene vivas las tradiciones de Al-Andalus y su historia ocupa un lugar especial en el patrimonio histórico, cultural y espiritual del país. Marruecos es un país único por su diversidad geográfica, histórica y cultural. La sociedad marroquí ha sido moldeada por una antigua coexistencia de imazighen, árabes, judíos y andalusíes, y sus gentes abrazan con orgullo esta diversidad. La rica influencia andalusí está reconocida oficialmente en la Constitución marroquí de 2011 como parte de la identidad y unidad nacional del país.
–A sus ojos, ¿qué destacarían de lo que no ha dejado la cultura andalusí?
–Pues demostrar que las desavenencias actuales no siempre tienen legitimidad histórica. Aunque musulmanes y judíos parezcan a veces hostiles entre sí, existe una larga tradición de coexistencia armoniosa a ambos lados del Mediterráneo. Con Hijos de Al-Andalus queremos visualizarla para convertirla en un ejemplo inspirador de la cultura y la identidad marroquí-andalusíes de ahora. Hijos de Al-Andalus encarna una parte importante de la historia marroquí y europea. El periodo histórico de Al-Andalus, con su florecimiento intelectual, cultural y artístico sin precedentes, constituye uno de los cimientos de nuestra civilización actual. Se considera una civilización mundial de extraordinaria y perdurable belleza. El patrimonio cultural andalusí vivo de Marruecos es fuente de inspiración para muchos. Es un ejemplo de la inmensa diversidad cultural del mundo.
–Además de su libro, en la exposición que actualmente tienen en itinerancia, podemos ver imágenes de algunos objetos interesantes como un una llave del siglo XVII o un Corán único del siglo XIV. ¿De dónde proceden?
–El Corán nazarí es único y procede de la Granada del siglo XIV. Una familia debió de llevarlo al Magreb en el siglo XV. Allí, este Corán se conservó durante siglos en Tetuán y hoy forma parte de la importante colección de la Biblioteca Daoud. La llave de una casa abandonada de Granada es un tesoro familiar y la conserva la familia El Akel de Chefchaouen. Fue llevada allí en 1490, dos años antes de la rendición de la ciudad de Granada, por Ibrahim Ben Ali, antepasado de Abdelghaffer El Akel.
–A nivel personal, ¿qué es lo que se llevan de esta experiencia?
–Las amistades forjadas con las familias, que han permanecido hasta la actualidad. Me duele que estemos hablando de una última generación de andalusíes en Marruecos que nacieron en otra época, casi todos antes o en los años cincuenta. Pero Hijos de Al-Andalus –el libro y la película– se ha convertido en un legado para las generaciones venideras. El rostro y la voz de Al-Andalus y Sefarad. Las familias marroquí-andalusíes han querido compartir con nosotros sus historias que nos hicieron viajar a una historia olvidada. Ahora viva, a través de sus relatos.
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