“Las clases sociales existen y existirán”
Rosa Belmonte y Emilia Landaluce. Escritoras
Emilia Landaluce, nacida en Madrid, es columnista y periodista de la sección nacional de El Mundo y actualmente dirige el suplemento LOC. Rosa Belmonte, murciana, es abogada, pero sobre todo hace columnas. También es colaboradora habitual en El Hormiguero. Con Landaluce escribió su primer libro, Sobre nosotras, sobre nada, y su primera novela, La mala víctima. Ahora vuelven con Donde caiga la flecha (Espasa), un thriller periodístico, brillante y nada convencional.
-¿Qué se va a encontrar el lector en 'Donde caiga la flecha'?
-(Rosa) Se va a encontrar con Socorro Núñez, periodista de sucesos, con una nueva investigación. Está haciendo una serie para el periódico de crímenes sin resolver y tiene especial interés en un episodio de 2017, cuando se suicida el único condenado en el crimen de unas niñas que sucedió poco después de los de Alcasser.
-¿Cuánto de real tiene la novela?
-(Emilia) Hay mucha ficción, pero incluso lo que nos hemos inventado es real.
-(R) Por ejemplo, el suceso real es absoluta ficción pero se habla de muchos sucesos que son reales.
-¿Es díficil escribir a dúo?
-(E) No, para nosotras no, nos llevamos muy bien.
-(R) Además, ya le hemos cogido el tranquillo.
-(E) Lo pasamos bien yéndonos a comer para intercambiar opiniones, hablar sobre los personajes... Al final parece que tienen vida propia, más o menos coincidimos en el enfoque.
-(R) Pergeñamos maldades, como a ver a quién vamos a matar.
-En la novela se observa cómo pesan los orígenes de los personajes. ¿Seguimos teniendo los españoles una mentalidad clasista?
-(R) Las clases sociales existen y existirán, pero el problema de Socorro es que tenía un poco de tontería con las clases en la anterior novela, aunque se le ha quitado un poco.
-(E) Estaba acomplejada, pero ¿quién no manda a sus hijos a un colegio privado para que haga relaciones desde pequeño? O, en realidad, los másters, en los que muchas veces lo que aprendes es a tener agenda.
-(R) En el fondo, se trata de conocer gente. Cuando sale en las noticias que la mayoría de la gente consigue su trabajo por un conocido la gente aún se sorprende.
-El morbo 'vende' en los medios. ¿Se 'come' el amarillismo a la prensa seria?
-(E) El morbo no es lo peor que se come a la prensa seria. El amarillismo no está sólo en la prensa, está en todos lados, en la política, incluso en la ciencia. Hay mamarrachería en todos lados.
-(R) Y hay otra cosa: en los últimos años se habla de la salvamización del periodismo, la salvamización de la política... Oiga, busque usted otro referente porque Sálvame ha hecho más creativamente de lo que usted está haciendo con ese amarillismo presunto, y eso no es Sálvame, es mucho más que eso. Pero es verdad que a veces hay mucho amarillismo en todos los ámbitos de la vida, no sólo en el periodismo y, por supuesto, dentro del periodismo en todas las secciones.
-También se habla de juicios paralelos y el linchamiento mediático. ¿Son los medios tan malos como los pintan?
-(E) No creo que sea cosa de que los medios sean malos, es lo que demanda la gente. No hay más que ver las actualizaciones. Por ejemplo, con el caso de Julen, el niño que cayó a un pozo, había gente que se levantaba y era lo primero que buscaba en Google, tenía avidez por actualizaciones constantes. Tú sólo das lo que te piden.
-(R) En realidad, la prensa no son los malos. Es como el estudio clásico de Hitler y los alemanes: Hitler y los nazis serían malos, pero la sociedad alemana lo permitió; es decir, no estamos hablando de que unos son muy buenos y otros muy malos, no. Sin la sociedad alemana, desde los tribunales a la universidad o la gente normal, no avanza el nazismo y no avanza Hitler.
-¿Cómo ven la evolución hacia lo digital en la prensa?
-(E) A mí me parece que los periódicos son muy baratos. Yo creo que tendrían que ir en mejor papel, dar mejores informaciones y más cuidadas. Una cosa son los lectores de periódicos y otra cosa la gente que pasa por ahí, como quien mete Taylor Swift en Google y lee lo último que haya.
-(R) Pero el lenguaje es importante: si dentro del negocio del periodismo se usa la palabra usuario, nos echamos piedras en el tejado. ¿Qué usuarios? ¿Por qué no vamos a por los lectores, no a por los usuarios?
-Mandan las cifras...
-(E) Ya, por ahora. En algún momento cambiarán las mediciones y se primará al lector fiel a lo que es una estructura de periódico. Lo que es injusto es que pese igual el señor que sólo pincha una vez que el que se mete todas las mañanas en su diario de referencia.
-¿Está en crisis el periodismo?
-(R) Yo creo que ahora que se hace muy buen periodismo y muy buen columnismo. Seguramente no hay dinero para grandes reportajes. Hemos pasado mucho tiempo en el que el periodismo de investigación era de filtración y eso no lo puede negar ni ninguno de los grandes popes del periodismo de investigación, porque es evidente que tenían gargantas profundas. Se hace muy buen periodismo, pero también se tiene que querer hacer buen periodismo y se necesita dinero para eso. Y hay que convencer a la gente de que, para que haya buen periodismo, hay que pagarlo. A Emilia le gusta mucho decir que quien no paga por ver un periódico no merece que le cuenten la verdad. El periodismo cuesta dinero y la gente tiene que darse cuenta de eso.
-¿Creen que hay autocensura?
-(R) Hay gente que seguramente no publica ciertas cosas porque no les convenga o no les interese.
-(E) O porque no lo vean conveniente de acuerdo a lo que persiguen, pero eso no es autocensura, es línea editorial.
-Como cuarto poder, ¿nos utilizan?
-(R) Habrá gente que lo utilice, porque a la gente le conviene salir bien y guapo en la prensa, pero el objetivo del periodismo es saber qué es lo que escribe y qué interés hay. Evidentemente, a veces es utilizado, pero para eso está el periodista y el medio, para saber si le están utilizando o no.
-¿Está sobrevalorada la corrección política?
-(R)Yo creo en la civilización y la educación, y hay cosas que no tienen cabido en un mundo civilizado.
-(E) No hay que confundir la corrección política con la mala educación.
-(R) Hay cosas ridículas dentro de la corrección política, de cómo se debe llamar a una cosa u otra. Hay matices que no entiendo.
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