“Como cantantes, nuestras voces cambian cada día”
JAKUB JÓZEF ORLINSKI | CONTRATENOR
El contratenor polaco Jakub Józeb Orlinski actuará el próximo sábado 1 de abril en el Teatro de la Maestranza dentro de la presente edición del Festival de Música Antigua (FeMAS)
Manuel de Falla mira dentro de sí mismo
El próximo sábado 1 de abril tendrá lugar uno de los conciertos más importantes de la presente edición del Festival de Música Antigua (Femás). El contratenor Jakub Józeb Orlinski (Varsovia, 1990) actuará en el Teatro de la Maestranza, acompañado del ensemble barroco Il Giardino d’Amore. Este joven, que ha transformado la música barroca en contemporánea, se ha vuelto toda una revelación en redes sociales y, sin pretenderlo, ha conseguido acercar la ópera al ese público que está más alejado de la ópera. Conjuga su profesión con otra de sus grandes pasiones: el break-dance, llegando a actuar para campañas de Nike o Samsung.
-¿Cómo empezó su carrera musical?
-Hace mucho tiempo. Empecé en un coro amateur llamado Gregorianum cuando tenía ocho años aquí en Varsovia, que todavía existe. Empecé mi viaje musical justo ahí. Después crecí, fui a la universidad y, a partir de ahí, pasaron muchas cosas. Pero se puede decir que fue el punto de partida de mi trayectoria.
-¿Fue contratenor desde el comienzo?
-Al principio empecé como alto-soprano, pero cuando cumplí 15 comencé a cantar como bajo-barítono, porque mi voz era capaz de adaptarse. En ese momento, formaba parte de un conjunto de nueve personas y decidimos interpretar algunas piezas renacentistas, pero necesitábamos dos voces altas. Hicimos un sorteo, perdí y tuve que asumir el papel de la voz alta. Ahí fue cuando me inicié como contratenor. Empecé a experimentar, a explorar este tipo de voz y me encantó, así que decidí ir a la universidad para especializarme.
-Entonces todo empezó como una lotería.
-Algo así. Fue como una pequeña coincidencia.
-Combina su faceta de cantante de lírico con la de bailarín de break-dance. ¿Cómo compagina ambas pasiones?
-El caso es que siempre he sido un niño activo. Iba de un lado para otro, probando nuevas actividades como el skate semiprofesional, el esquí, el snowboard, o la capoeira. Me inicié con el break-dance con 18 años y supuso un gran descubrimiento, porque combina la música, las acrobacias y la creatividad. Además, me daba alas para expresarme y mostrar mi libertad. Lo veo como una especie de efecto visual de la música que escucho. Es una disciplina muy buena para mi salud mental, para mi cuerpo y me permite cantar mucho mejor.
-Por su edad, ¿cree que tiene cierto poder para atraer a la gente joven hacia la música clásica?
-No lo se. Solo puedo ofrecerte la experiencia de lo que veo en mis conciertos y hay mucha gente joven, no se si vienen a todos los recitales o solo a los míos. Es difícil saber si tengo ese poder, si puede considerarse así. Hago las cosas a mi manera. A veces son más clásicas y otras menos. En general, creo que la gente joven sí viene a la ópera o a los teatros, porque sienten curiosidad. A pesar de que les guste ir a un club a escuchar hip hop o música electrónica, también tienen necesidad y ganas de algo más cultural y acuden a museos, a la ópera y al teatro.
-¿De qué manera cree las redes sociales pueden ayudar a la música clásica?
-Es muy accesible. Intento tener todas las plataformas, pero no tengo la misma actividad en cada una. A veces subo vídeo en YouTube, tengo mi página en Facebook y, por supuesto, mi web. Instagram es la red en la que soy más activo y es donde me siento cómodo para mostrar lo que significa para mí ser un músico clásico, el viajar tanto, cómo me preparo para ello y cómo evolucionan los proyectos hasta alcanzar el punto final que es cuando estamos sobre el escenario. Creo que a la gente parece muy interesante todo lo que ocurre entre bastidores.
-¿Cómo será el concierto que dará en Sevilla?
-Iré acompañado por Il Giardino d'Amore, un ensemble barroco compuesto en su mayoría por músicos polacos. El director es el violinista Stefan Plewniak, un buen amigo al que conozco desde hace más de 12 años. Me encanta trabajar con él y su equipo. Tenemos un programa fantástico de arias barrocas. Algunas son virtuosas y otras son conmovedoras y realmente emotivas. Es un programa muy bonito y vamos a intentar llevar a todo el mundo a un pequeño viaje.
-En su álbum debut, Ánima Sacra, y posteriormente en Ánima Aeterna, intenta mostrar que los textos sacros pueden tener diferentes colores. ¿Era su propósito?
-Justamente. Hice ambos trabajos, porque hay mucha música sagrada que a veces está escrita por razones puramente bíblicas o para eventos eclesiásticos, pero también se han utilizado con fines espirituales. Por eso creo que estos textos pueden gustar a todo el mundo, incluso a aquellos que creen en algo diferente, que profesan otra religión o que no creen en nada. Son hermosos y no hay que restringirlos porque fueran escritos para una religión determinada. Ese era el objetivo: mostrar que es un viaje espiritual.
-Ha sido considerado por The Times como una estrella del barroco. ¿Qué siente cuando la crítica tiene una concepción tan elevada sobre su trabajo?
-Cuando era más joven leía todas las críticas y los comentarios porque me parecían importantes. Ahora, debo admitir que no leo nada, porque no creo que me ayude. Hago mi trabajo y sigo practicando. Aún soy joven, quiero seguir creciendo y ser mejor. Quiero demostrar que un artista siempre tiene cosas que mejorar y trabajar. Como cantantes, nuestras voces cambian, literalmente, cada día. Tenemos que trabajar en ello para seguir actuando y decidir qué factores son mejores para ti. Por supuesto, me encanta leer críticas positivas, pero no siento ninguna presión, porque sigo esforzándome a diario.
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