"Todos buscamos un destino pero muy pocos lo logran"
Julia Navarro | Escritora
Julia Navarro dejó la política como cronista parlamentaria y como escritora (Nosotros, la Transición, 1982-1996. Entre Felipe y Aznar...), pero mantiene la relación con políticos. Soraya Sáenz de Santa María, entonces vicepresidenta del Gobierno, le presentó Dispara, yo ya estoy muerto, con Margarita Robles, que ahora, ya como ministra de Defensa, repitió junto a Carme Riera y Benjamín Prado presentando Tú no matarás (Plaza y Janés). Es hija (Yale) y esposa (Fermín Bocos) de periodistas. Oficio que cambió por la literatura.
-¿Dónde ambienta su nueva novela?
-Enlaza el final de la Guerra Civil española con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
-¿Relación causa-efecto en el sentido que decía Chaves Nogales de que la española fue campo de pruebas de dos bandos?
-Se produce un aumento del racismo y la xenofobia.
-¿Se le resistía una novela sobre la Guerra Civil?
-No había llegado el momento. Siempre escribo sobre el siglo XX. Esta novela la empecé a escribir en paralelo a Historia de un canalla. Aparte de que es muy complicado escribir dos novelas a la vez, Tú no matarás está dividida en tres libros y cuando terminé el primero era tal el desgaste emocional que la guardé en un cajón.
-¿Dónde van sus personajes?
-Todos buscamos un destino y muy pocos lo logran, como el viaje a Ítaca del poema de Cavafis. Le rindo un homenaje al mundo de los libros, de los editores, correctores, linotipistas.
-¿Por qué se los lleva a Alejandría?
-Al cumplir 20 años un amigo me regaló el Cuarteto de Alejandría de Gerald Durrell. Años después viajé a Egipto, en una mano llevaba ese libro y en la otra la Guía de Forster.
-¿Cambio de escenario?
-Es un largo viaje interior, no sólo físico. Cuando escribía la parte de la guerra y la posguerra en España, todo lo imaginaba en blanco y negro. En Alejandría salen los colores, la cuna del Mediterráneo, una ciudad cosmopolita, llena de espías, de militares británicos, Rommel merodeando por el desierto.
-¿Tú no matarás es una orden o un mandamiento?
-Es un planteamiento más ético, no es religioso. Ningún ser humano vuelve a ser el mismo después de quitarle la vida a otro.
-¿Nadie gana una guerra?
-Las guerras sí se ganan y quien gana, en el caso de la nuestra, no tuvo piedad con los vencidos. Hubo represaliados, fusilados, los que dejaron el país o no pudieron volver a ejercer sus antiguas profesiones.
-¿Y el amigo americano?
-Un poeta que como tantos extranjeros tenía una idea bastante romántica, hasta que descubre que en las guerras no hay nada romántico, nada sublime.
-Cercas, Muñoz Molina, Pérez-Reverte. Todos tienen su novela sobre la guerra civil, como los cineastas americanos con el western. ¿Es un género o un ejercicio de estilo?
-A mí siempre me ha interesado mucho el siglo XX, un siglo apasionante y terrible. La Guerra Civil no sólo nos marcó a nosotros.
-La entrevisté hace cinco años y lamentaba el reguero de muertes en el Estrecho. Eso no cambió.
-Esta novela trata sobre el exilio. Nadie se va de su país alegremente. Da igual la causa, huyendo de la guerra o de una situación económica insostenible. Como Unión Europea, se nos debería caer la cara de vergüenza.
-En la novela Las Furias, de Guido Piovene, el protagonista viene a cubrir la guerra civil para un periódico de Milán y le sorprende "la irrupción y la furia de lo insignificante"...
-La frase es extraordinaria. De todas formas, el que mejor ha contado la guerra civil española es Chaves Nogales. Ahora estoy leyendo otro libro suyo titulado Qué pasa en Cataluña que parece de ayer.
-En su novela aparece un empresario textil de Tarrasa...
-Es una novela ambientada en la España del estraperlo. Hoy existen apellidos rimbombantes que hicieron grandes fortunas con el estraperlo.
-Ese empresario catalán parece salir de las memorias de Esther Tusquets que tituló Cuando ganamos la guerra...
-Fue así. Ahí está el Tercio de Montserrat.
-Le faltan nueve para las mil páginas. ¿Cuándo hará un Pedro Páramo?
-Nunca me ha preocupado la longitud de las novelas. Lo importante es tener una historia que contar. Hay novelas cortas que pueden resultar interminables.
-¿Y la periodista?
-En mi vida voy cerrando puertas y cuando las cierro es para siempre. No siento ninguna nostalgia.
-¿Escribirá del siglo XXI?
-Acabamos de empezarlo. Me preocupan los nacionalismos, el auge de la xenofobia. Me temo que los seres humanos nunca aprendemos la lección. Por más que se diga que hay que conocer la historia para no repetirla, siempre la repetimos de forma diferente.
-¿Cómo se lleva el rigor con la ficción?
-Yo no hago novela histórica, a mí me interesan las novelas de personajes.
-¿Ya hay próxima novela?
-No me siento capaz de escribir una sola línea. Esta novela me ha dejado exhausta desde el punto de vista emocional. Tengo que vaciar la cabeza de mis personas y llenarla con los que han imaginado otros. En este caso, los que imaginó Peridis. Estoy leyendo La reina sin reino, una historia de la Reconquista con el genio político de doña Berenguela de Castilla.
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