"Si no fuera arqueóloga, sería astronauta"
-¿En qué se parece a Indiana Jones?
-En nada. Me encantan las películas de Indiana Jones, pero me molesta que comparen mis investigaciones, que son serias, con la parte anecdótica de una película.
-Pero usted es un alma aventurera.
-Comparto con los personajes de película el afán de aventura y el espíritu inquieto. De otro modo no me hubiera ido a vivir a Egipto, en plan itinerante.
-¿Y también busca su Arca de la Alianza?
-Tengo mis sueños, pero no busco el Arca de la Alianza, ni tesoros de oro. Me conformo con encontrar un embarcadero, una estatua o una estructura arquitectónica que corrobore una hipótesis.
-¿Cuál ha sido su mayor aventura?
-El recorrido del Nilo Azul. Fue un viaje que de casi cuatro meses, desde el lago Tana en Etiopía y las cataratas del Tissisat.
-¿Cuándo fue a Egipto por primera vez?
-Hace doce años, con la Universidad de Tübingen. Fui al Egipto Medio. Luego trabajé con el Instituto Arqueológico Alemán y obtuve una beca para el Museo Egipcio de El Cairo.
-Y se quedó.
-Al principio alternaba las temporadas en Egipto con estancias para buscar trabajo en Sevilla. Pero cuando comprobé que no había ninguna posibilidad decidí irme.
-¿No ha pasado miedo?
-Egipto es duro, pero es seguro. Te puedes mover tanto por El Cairo como por los pueblos.
-¿No trabaja protegida?
-Hay zonas en el Egipto Medio donde hay que llevar convoy y policía, como me ocurrió cuando fui a Sharuna. Pero he sentido más miedo en otros sitios.
-¿Dónde?
-En Etiopía. Addis Abeba es una ciudad por la que no me atrevería a pasear sola, porque surgen de repente situaciones de tensión.
-¿Cuál ha sido su hallazgo más emocionante?
-Hallé una cabeza de granito rojo de Amenofis III en el peristilo de su templo. Fue espectacular, porque estaba al revés y cuando le dimos la vuelta vimos que estaba pulida y perfecta.
-¿Y cuál será su próxima excavación?
-El templo funerario de Tutmosis III, un proyecto de una envergadura impresionante en Luxor, a setecientos kilómetros de El Cairo, que puede tener muchísimas repercusiones.
-¿En qué sentido?
-Tutmosis III fue el primer faraón que separó el enterramiento del templo funerario y lo construyó pegado al valle. Amenofis II, Amenofis III, Ramses II y Ramses III repitieron el esquema, alineando sus templos a lo largo de tres kilómetros.
-¿Qué significado tenían esos templos?
-Los llamaban Templos del Millón de Años y estaban en la ruta de una procesión que se llamaba La bella fiesta del valle, en la que participaba la barca de Amón. Con esa fiesta, el faraón se aseguraba la eternidad.
-¡Cuanta prosopopeya funeraria!
-Los egipcios desarrollaron una teología y un arte en torno la muerte. Tenían que asegurarse, a través de ritos e iconografías, la continuidad en la otra vida.
-¿Y cómo logró esa excavación?
-Es una concesión del Supreme Council of Antiquity de Egipto, para la que me ha apoyado la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla. La financia Cepsa y trabajaré con un equipo de unas catorce personas.
-¿Después se marchará al Líbano?
-Ese proyecto, financiado por Cajasol, arrancó en 2006. Hemos hecho dos campañas arqueológicas, una para localizar el pecio y la siguiente para sacar 157 estatuas. En noviembre haremos la tercera.
-¿Qué tesoros esconde el fondo del mar?
-Muchísimos. En Alejandría, donde he trabajado, están los restos del Faro de Alejandría. En el Puerto Este está sumergida parte de la continuación de la antigua ciudad.
-¿Y en Andalucía?
-Hay muchísimo por hacer: catalogar y hacer una carta arqueológica detallada de toda la costa: barcos hundidos, estructuras portuarias… ¡De todo!
-¿Qué haría si no fuera arqueóloga?
-Sería astronauta. Es otra de las cosas que me encantaban. A veces me pregunto por qué he acabado buceando, si a mí lo que me gustaba era volar.
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