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“En diez años de agricultor aprendí más que en media vida de periodista”

Francisco López Barrios | Escritor y periodista

Francisco López Barrios / MG
Andrés Cárdenas

10 de junio 2021 - 03:00

Vivió su infancia en Marruecos. Ha publicado una docena de libros y fue fundador de ‘Cuadernos del Mediodía’, el primer suplemento cultural del periodismo andaluz. También creó la editorial Cuadernos de la Afrobética, especializada en temas del Magreb. Fue presentador y asesor en TVE de programas culturales y de libros. En la actualidad vive en La Coruña. Su nuevo libro tiene un título que nadie podrá memorizar: ‘La caza, captura y muerte de la abuelita hispánica, en una casa de lujo de una ciudad de lujo, sometida a la más rigurosa de las democracias y repleta de padres honestos y niños felices’. Casi nada.

-Ha escrito usted un libro y le ha puesto un título con 35 palabras. ¿Eso es esnobismo o provocación?

–Ni esnobismo ni provocación, aunque es cierto que vivimos en un mundo tan homogeneizado que cualquier forma de ruptura con lo establecido parece una provocación. Creo que el título le va bien al contenido del relato y por eso lo mantuve.

–En general, sus relatos no son muy políticamente correctos, como se dice ahora. Hay uno en el que los nietos se comen a la abuela.

–No me interesa lo políticamente correcto. Forma parte del mundo infantil en el que muchos políticos y sobre todo las multinacionales que los dirigen pretenden instalarnos. El Pensamiento Alicia que denunció hace ya muchos años el profesor Gustavo Bueno y que consiste en organizar las opiniones, las valoraciones o los rechazos, a partir de cuatro chorradas superficiales. En realidad, en una sociedad de postureo y medias verdades, nada es lo que parece.

–También parece dar usted el mensaje de que España no tiene solución con tanto político que no sabe lo que está haciendo.

–Creo que España tiene solución o, mejor, soluciones a muchos de sus problemas. Pero no sé si hay políticos con la seriedad, la formación y el nivel cultural necesario para abordarlas. Le voy a poner un solo ejemplo: el Estado Autonómico. Un modelo que ha incrementado las desigualdades económicas entre las regiones ha diluido la idea nacional española en un batiburrillo de identidades que se basan en simples diferencias de folklóricas, culinarias o lingüísticas, y ha demostrado ser una jaula de grillos durante la pandemia.

–Usted dejó el periodismo y se fue a Almería a cultivar sandías. ¿Le parece procedente?

–Plantar dos mil olivos en cultivo ecológico y cultivar melones y sandías en la finca que compré en Almería después de cobrar la indemnización por el cierre en el diario El Independiente, fue una experiencia que me hizo crecer como persona tanto como los meses que pasé en Tinduf con el Polisario viviendo con los saharauis y recorriendo el desierto unido a un grupo de guerrilleros. Son las dos grandes experiencias de mi vida.

–¿Qué le ha enseñado la agricultura que no le haya enseñado el periodismo?

–El campo almeriense, que es duro y reseco, me enseñó a vivir con austeridad, a enfrentarme cada día a nuevos desafíos, a ver a la naturaleza no como una enemiga o una amiga sino como una circunstancia variable que igual te ayuda que te arruina. En diez años de agricultor he aprendido más que en media vida de periodista.

–Usted trabajó en la mítica revista Triunfo y presentó varios programas culturales en TVE. ¿Cómo ve el periodismo actual?

–Sí, he tenido la suerte de hacer periodismo escrito, radio y televisión. Creo que puedo opinar con conocimiento de causa. Y no miento si digo que, con honrosas excepciones, el periodismo actual es una fábrica de periodistas desmotivados, con sueldos bajos, nivel bajo también en las informaciones, muchas veces mal escritas, con faltas de sintaxis y de ortografía que denotan falta de lectura en los periodistas.

–¿Y de la cultura qué me dice?

–El nivel medio en España ha bajado a niveles escandalosos. Y de nada sirve el falso triunfalismo que se refiere a las “generaciones mejor formadas de España”, el número de libros que se venden, etc. Salga usted a la calle y haga preguntas de historia a la gente. O de arte o geografía: cero patatero.

–Los gobernantes no quieren gobernados cultos.

–Si los gobernantes quisieran gobernados cultos es que se habrían vuelto locos. La banalización de la cultura, el buenismo y el infantilismo son circunstancias que se promueven desde el Poder con el objetivo de gobernar a las masas. Los individuos con capacidad crítica son un peligro para los dogmas oficiales. Las Universidades, donde aprendíamos a debatir, a conocer el pensamiento y la historia de los que nos precedieron, para entender mejor nuestro mundo, quieren convertirlas en meros centros de colocación al servicio de las empresas.

–Usted nació en Granada, pero vivió 15 años en Marruecos. ¿Cómo ve el problema que está acarreando la emigración descontrolada?

–La política española de emigración ha sido un desastre. Aceptar ilegales a mansalva es poner mano de obra barata a disposición de los empresarios y carne joven al servicio de los burdeles. Seamos serios: la emigración debe ser legal. Respecto a Marruecos, no tengo mucho que decir. Los hechos cantan: si la gente prefiere arriesgarse a morir ahogada huyendo a nado o en barcos de su país, por algo será. El rey de Marruecos, en vez de mantener decenas de palacios abiertos, vivir a todo tren en Francia o gastarse millones de euros en yates, podría preocuparse por el pueblo marroquí. Pero vive en la Edad Media. Y lo grave es que, los jóvenes que huyen de Marruecos, se lo permiten.

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