La ventana
Luis Carlos Peris
Realidad tras unos sueños infundados
Álvaro Cueli | Profesor, escritor y doctor en Filosofía
El pasado mes de junio, el profesor y escritor Álvaro Cueli se doctoró en Filosofía con la lectura de una tesis que indaga –desde una visión original- en la obra de Joaquín Romero Murube. Cueli, autor de novelas –Ojos verdes, El ciprés azul- y de libros de relatos –Amalgama, Los muertos-, nos propone una nueva forma de leer a este poeta de la Generación del 27, al vincularlo a nombres como el de Marcel Proust, Baudelaire, Walter Benjamin o Pessoa. En Flâneur de Andalucía, o el camino poético de Joaquín Romero Murube, Cueli recalca el carácter universal de la prosa y los poemas de este autor “de misceláneas”. En reiteradas ocasiones cosificadas en la etiqueta del costumbrismo. En la conversación se desmonta este lugar común.
Pregunta.-La tesis que usted acaba de leer nos ofrece una visión renovada sobre la obra de Joaquín Romero Murube. ¿Cuál ha sido el propósito de este trabajo?
Respuesta.-En Flâneur de Andalucía, o el camino poético de Joaquín Romero Murube, he intentado recuperar la figura del escritor del 27 a través de una relectura de su obra. Creo que era necesario. Romero Murube es uno de esos poetas que han quedado estereotipados.
P.-¿Estereotipado como autor costumbrista?
R.-Así es.
P.-Pero hay quien dirá que Romero Murube escribe del pueblo natal, de la escena consabida, de la cofradía, de lo andaluz. Eso es costumbrismo. Incluso temas considerados menores.
R.-Ese es un criterio que trato de desmontar desde la primera página de mi tesis. Es una visión reduccionista decir que la obra de Romero Murube es costumbrista. Por varios motivos. El primero: nuestro autor es un poeta paseante. Es este un rasgo que lo relaciona con una larga tradición poética europea. Segundo: en sus escritos, sobre todo en sus ensayos, se reivindica una Andalucía universal. Incluso al escribir del pueblo natal –Los Palacios y Villafranca- este se entiende como concepto universal. Es un tema que a Romero Murube le sirve para hablar del paso del tiempo, de la infancia. El pueblo, en Romero Murube, no es un límite, sino el inicio de un camino con miras universales. Por último, tengamos en cuenta una cuestión importante: los poetas del 27 recuperan los estilos que nosotros consideramos costumbristas; pero es que para esta generación, el costumbrismo era la modernidad. Para ellos, la tradición estaba en las vanguardias. En esas estéticas de la década de los años veinte.
P.-Interesante. Más asuntos llamativos: en su trabajo también relaciona a Romero Murube con Baudelaire o con Walter Benjamin, con Pamuk o con Pessoa. Algo para nada habitual.
R.-Es una de las partes novedosas, y de mayor calado, de mi investigación. Vinculo a Romero Murube con estos autores para así demostrar lo universal o cosmopolita de su obra. Y lo hago a través de la palabra correspondencia, que significa conexión, y que ya usa Baudelaire en sus escritos.
P.-¿Qué semejanzas encuentra entre Romero Murube y Proust?
R.-Hay una que destaca: la evocación de la memoria y el tiempo perdido. Pensemos en Pueblo lejano, obra en la que tan presente está ese tema. Por otro lado, mi tesis desvela conexiones mucho más profundas con Proust. El escritor francés, en la recherche, realiza un viaje por distintos signos. Él busca la eternidad a través de la memoria, del amor, el arte, la pintura. Al final de este camino de búsqueda, Proust se da cuenta de que la literatura nos sirve para recuperar el tiempo que pasó. Romero Murube, en Pueblo lejano, realiza un camino similar. Es paralelo al de Proust en muchos aspectos. La obra de Romero Murube se divide entre el pueblo, la gente y las tradiciones. Con esos tres apartados encontramos un paralelismo respecto de los signos proustianos, pues con ellos Romero Murube busca un tiempo perdido, recupera el tiempo que pasó. Además, señalamos el estilo literario y el carácter melancólico de ambos escritores.
P.-Recuerdo ahora otro autor que me ha sorprendido ver en su tesis, y que según usted explica el trasfondo de la obra del poeta. Me refiero al conservador Roger Scruton.
R.-Matilde Sagaró nos clasificó a Romero Murube por su vida y por su obra; López Estrada segmenta la obra del escritor en verso y prosa; Jacobo Cortines y Juan Lamillar también dividen entre lírica y narrativa; la tesis de Álvaro Romero se centra en la faceta periodística. Todos los que han investigado a Romero Murube han segmentado al autor de una manera u otra. Por mi parte entiendo que esas segmentaciones, en nuestro autor, son imposibles. La prosa se cruza con la poesía; la poesía con lo periodístico. Y esa mezcla es casi arquitectónica. Roger Scruton es uno de los autores que más profundiza en la estética de la arquitectura, y desvela una serie de claves que me venían perfectas para trasladarlas a la obra de Romero Murube, en tanto que este construye su trayectoria literaria en torno a una arquitectura sobre qué debe ser y no debe ser la ciudad de Sevilla. Scruton también incide en la idea del “detalle”. Para mí ese análisis es una manera de comprender la obra de Romero Murube. Atender a los detalles te hace darte cuenta de lo especial que fue este escritor.
P.-A la hora de descifrar el contenido de los textos de Romero Murube, esta tesis no solo nos habla de autores, también de palabras. Por ejemplo: jardín. ¿Por qué elige esta?
R.-Porque la palabra jardín incluye la presencia de la naturaleza. Una naturaleza que une el campo –el paisaje andaluz- con el interior –la casa andaluza-. Dos intereses de Romero Murube.
P.-Cuenta que Pueblo lejano fue un libro criticado por los paisanos de Romero Murube.
R.-Sí. La gente del pueblo se vio reflejada en ese libro. A pesar de que ese pueblo, como hemos ido hablando en la entrevista, es un símbolo. Romero Murube quiso que ese libro se leyese desde esa perspectiva poética y simbólica. Sin embargo, sus paisanos leían Pueblo lejano de manera literal. La gente entendió que se aireaba una intimidad, lo personal. Esto, en cierta manera, le dolió a Romero Murube. No fue un profeta en su tierra. Su pueblo natal le aplicó esa mirada reduccionista. Joaquín Romero Murube ha sido un autor malinterpretado. En este caso se ve perfectamente.
P.-Concluye la obra de Romero Murube con una palabra: mudéjar.
R.-En efecto: porque en lo mudéjar, como decía, se mezclan los estilos. El arte mudéjar es un estilo de síntesis y de unión. Así es como se debe leer a Romero Murube. Como un autor de misceláneas y de convergencias. De principio a fin.
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