"Los niños que hacen deporte atenúan los efectos de la quimioterapia"
Alejandro Lucía | Doctor en Medicina e investigador en Actividad Física y Salud de la Universidad Europea
Alejandro Lucía es doctor en Medicina, catedrático en Fisiología del Ejercicio en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid e investigador en el ámbito de la Actividad Física y Salud. Trabaja en diversas áreas de investigación, relacionadas con la prescripción de ejercicio físico en poblaciones sanas y enfermas. Sus principales líneas de investigación se han dirigido hacia los beneficios del ejercicio físico en pacientes con cáncer, sobre todo en niños, de ahí su voz autorizada en días como hoy en el el que se conmemora el Día Nacional del Niño con Cáncer. En 2019, fue reconocido como uno de los 20 mejores expertos en investigación deportiva a nivel mundial según el ranking de ExpertScape.
- Una de sus líneas de investigación es la relación entre el cáncer y el ejercicio físico. ¿Cuál es el papel del movimiento en la prevención y durante el tratamiento?
- En adultos, se sabe que la práctica del ejercicio físico regular puede disminuir hasta en un 20% el riesgo de muchos cánceres, sobre todo, los más prevalentes como cáncer de mama y colon, sin embargo, no existe tal evidencia en cáncer pediátrico porque este tipo de tumores empieza muy pronto en la vida y, por tanto, no da tiempo para que ciertos factores de estilos de vida tengan un efecto positivo o negativo. En cualquier caso, tanto en cáncer en adultos como infantil, sí existe una evidencia creciente de que la práctica del ejercicio durante el tratamiento puede atenuar los efectos secundarios del mismo, en este caso, me atrevo a decir que más en los niños, porque su tratamiento suele ser más agresivo y tiene más toxicidades a largo plazo como es la cardiotoxicidad; la afectación al tejido pulmonar; a los músculos, que se debilitan y se ponen más débiles; y a la masa ósea, que suele acumular grasa, sobre todo abdominal, y eso provoca una sensación de fatiga. Todo lo cual afecta a su calidad de vida y el ejercicio influye positivamente sobre todos estos sistemas y por ende mejorando el día a día de los pacientes con cáncer sea cual sea su edad.
- Sin embargo, durante mucho tiempo se ha aconsejado reposar y apenas moverse para paliar la fatiga, un síntoma muy prevalente en el cáncer...
- Es verdad, pero todo empezó a cambiar a partir de las dos últimas décadas y, sobre todo, desde los años 80, cuando a un estudiante doctorado de Harvard se le ocurrió hacer ejercicio para mejorar los síntomas que le provocaba la quimioterapia. Luego, unos canadienses hicieron una tesis sobre los beneficios de los ejercicios inspirados en este trabajo del paciente en mujeres con cáncer de mama que recibían quimioterapia y vieron que disminuía sus nauseas y mejoraba su fitness cardiorespiratorio. Hoy día, aunque todavía no todos los químicos con absolutamente proactivos, hay evidencias médicas y recomendaciones por parte de expertos mundiales de que los pacientes con cáncer deben ser tan activos como sea posible para ellos y no hay ninguna razón para que no intenten cumplir las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconsejan dedicar a la práctica del ejercicio físico moderado y aeróbico entre 150 y 300 minutos en adultos, como sería caminar a buen ritmo y dedicar dos o tres días a ejercicios de fortalecimiento, como levantar pesas. Por supuesto, esto debería ser supervisado por un especialista. En los niños, igual, pero en vez de entre 150 y 300 minutos de actividad física, dedicar una hora al día de juego activo.
- ¿Cuáles son los principales efectos secundarios del tratamiento (sobre todo quimioterapia) del cáncer infantil?
- Los niños en tratamiento quimioterápico pueden sufrir toxicidades que pueden perdurar en el tiempo como es una alteración de la función cognitiva; anemia, aunque esto puede durar menos; cardiotoxicidad, ya que el corazón se vuelve más débil; alteración pulmonar; aumento de la grasa visceral; pérdida de la masa ósea y muscular; y disminución de la capacidad funcional, en general. Y todos estos efectos del tratamiento se atenúan en los niños que hacen deporte.
- Usted colabora con la Fundación Unoentrecienmil que dedica todos los beneficios de sus actividades a la investigación contra la leucemia infantil. Defienden que el ejercicio puede acortar los ingresos hospitalarios de los niños con cáncer hasta en un 17%.
- Sí, gracias a la Fundación Unoentrecienmil y la Fundación Aladina podemos investigar y hemos logrado demostrar en un estudio cómo realizar ejercicio durante todo el tratamiento en niños con todos los tipos de tumores disminuye en un 17% el número de días que pasaba en el hospital.
- ¿Qué tipo de ejercicio se propone para ellos?
- Por lo general, un ejercicio combinado, al menos tres días a la semana, combinando actividad física con ejercicio aeróbico, de 30 a 60 minutos, como, por ejemplo, pedalear, juego activo, correr o andar rápido, y, también, dos o tres días de ejercicios de fuerza, idealmente, levantar pesas. Siempre con un instructor profesional para que las sesiones sean supervisadas. Y esto, desde los cinco años de edad. No hay ninguna razón para lo contrario.
- ¿Hasta qué punto son reversibles tales efectos con el ejercicio físico supervisado?
- Pues, lo son, significativamente. Disminuye todas las toxicidades, aumentando la capacidad física de los niños, su calidad de vida, mejorando su composición corporal, disminuyendo su sensación de fatiga, mejorando su bienestar y su estado de salud en general.
- ¿Tiene otros beneficios adicionales el ejercicio en esta población?
- En mi opinión, supone una mejora de su capacidad para hacer frente a las actividades físicas de la vida diaria como subir y bajar escaleras o jugar con amigos, familia o compañeros de colegio.
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