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"En pandemia tuve la mente más libre que nunca"
Victoria Prego | Periodista
Victoria Prego de Oliver (Madrid, 1948) tiene muchos galones y trienios en el periodismo, oficio que ha desempeñado desde los 70. Ha trabajado en RTVE, Radio Nacional, en El Mundo, hoy en El Independiente... Es una enciclopedia andante del paso del franquismo a la democracia. Ha escrito, con viñetas de Peridis, Pequeña historia de la Transición (Espasa) para que niños y adultos sepan qué ocurrió entre el final de la dictadura en 1975 y la aprobación de la Constitución en 1978.
–Le daré una noticia terrible. Hay periodistas veinteañeros y treintañeros que no conocen a Victoria Prego, cronista de la Transición. ¿No interesa a los jóvenes el pasado reciente?
–No se la han contado. La culpa no es de ellos, sino del sistema educativo que nunca llega a contarles la Transición.
–Al contar historias de la Transición, ¿siente que algún millennial la mira como si alguien rememoraba anécdotas de la mili?
–No, porque la Transición, aunque parezca una frivolidad, es una historia de aventuras. Pasaron muchas cosas muy difíciles y apasionantes, no es un rollo macabeo, sino una historia muy atractiva.
–¿Ha habido una campaña política para enterrar y menospreciar esa etapa?
–Sí, pero basada en la ignorancia y, como la gente no sabe nada de eso, puede estar tentada de comprar la versión descalificatoria.
–Su libro explica ese periodo en formato historieta. Se me antoja demasiado elevado para los actuales diputados y ministros.
–No le digo yo que no. A partir de los 12 años hasta los 50 se puede leer y enterarse bien de las cosas.
–Es un lugar común que los políticos de hoy no le llegan ni a los tobillos a los de entonces, pero da la impresión de que el periodismo se ha degradado incluso más.
–Más no, porque eso sería mucho. Pero ha perdido seriedad, influencia, credibilidad, disciplina, autonomía... En fin, una pena.
–Pedro Sánchez presume de pilotar una segunda Transición. ¿Lo ve así o le da la risa al escucharlo?
–Me da la risa porque una transición es pasar de un régimen político a otro y que yo sepa estamos en una democracia y no vamos a pasar a una dictadura, ¿no? Entonces, no hay segunda Transición, hay una nada más, se acabó.
–Igual quiere colgarse esa medalla.
–Una medalla de cartón.
–Hubo grandes consensos, pero ¿podríamos reprochar a los políticos que no ataran en corto a nacionalistas vascos y catalanes para garantizar su lealtad institucional?
–Fue un pecado de ingenuidad porque entonces pensaron que eran leales. Creyeron con los ojos cerrados que el pacto constitucional incluía la lealtad de los nacionalismos y ha resultado que no. Pero eso entonces ni se sospechaba.
–Ya tiene difícil arreglo.
–Como los nacionalismos son un sentimiento dependen de las circunstancias; no hay más que verlo en Canadá, donde los nacionalistas de Quebec ya no son ni el 10% tras haber alcanzado niveles de más del 50%.
–Indultos por el procés: ¿a favor o en contra?
–En contra porque compruebo que esta medida de gracia, primero, sólo va a fortalecer a los independentistas y, segundo, porque la versión de los secesionistas es que el Gobierno ha dejado sin efecto una sentencia injusta, una versión propia de un país totalitario, no de una democracia, porque en la democracia existe la separación de poderes. Pero estos señores dicen que el Gobierno ha desmontado una sentencia injusta, por tanto, el Poder Ejecutivo ha intervenido en el Judicial y eso es una bomba en los cimientos del Estado de derecho.
–¿Con el bipartidismo vivíamos mejor?
–Muchísimo mejor. Soy partidaria del bipartidismo imperfecto: dos grandes partidos, como en EEUU o en Inglaterra, con unas pequeñas excrecencias a los lados para pactar con ellos. Pero yo digo ¡que viva el bipartidismo! y nuestra experiencia ha demostrado que el pluripartidismo es un desastre.
–Suárez le confesó, fuera de micrófono, que la mayoría de los líderes mundiales querían un referéndum entre monarquía y república, y, como las encuestas eran favorables a la segunda, introdujo las palabras "rey" y "monarquía" en la votación. ¿Está de acuerdo con esa pillería?
–Es la clásica muestra de la ignorancia de la Transición. En noviembre del 76, todas las instituciones del Estado estaban en manos del franquismo, que había ganado la guerra civil contra la república. Pensar que en esa situación Adolfo Suárez, que fue recibido con verdadero choteo por la clase política, se atreviera a preguntar a los españoles si preferían monarquía o república es un disparate. Era una manera de hablar de Suárez, que sabía que el Rey tenía muy pocos apoyos, lo cual era cierto. Él hubiera durado cinco minutos, no sólo en la Presidencia sino físicamente.
–"El Rey emérito ha sido un símbolo pero los jóvenes lo ven como un putero", dijo aquí Raúl del Pozo. ¿Podrá salvar Felipe VI la institución?
–Sí, Felipe VI es un excelente Rey. Y Juan Carlos I fue magnífico institucionalmente hablando, uno de los mejores reyes de la historia de España. Pero su actividad ciudadana, que hemos conocido luego, le ha enajenado la admiración y el cariño del pueblo español y eso es una responsabilidad suya. Ha dañado a la Corona, pero Felipe VI es un Rey impecable.
–¿Que Franco muriera de viejo en la cama significa que los españoles somos muy sumisos?
–Que muriera en la cama significa que no murió asesinado, cosa de la que me alegro. El problema es que muriera como Jefe del Estado, que no es lo mismo, porque la oposición, como me dijo Carrillo, no tenía fuerza para derribar el régimen, ni junta ni separada, ésa es la realidad.
–Permítame una pregunta vargasllosiana. ¿En qué momento se jodió la radiotelevisión pública?
–La radiotelevisión pública era excelentísima. No estoy segura, pero creo que a partir de que se retirara la posibilidad de financiarse con publicidad, con el Gobierno de Zapatero. Ahí se le asestó un golpe mortal.
–Escribió Presidentes a los 25 años de la restauración de la democracia. ¿Le inspira completar la colección de retratos al cumplirse 50, en 2025?
–Creo que lo voy a hacer antes. Lo voy a completar, sí.
–La prensa en papel las está pasando canutas, el clickbait impone su ley, vende más la marca personal que las fuentes y los ERTE/ERE están a la orden del día, ¿me dar una razón para seguir creyendo en el periodismo?
–Sin periodismo no hay democracia ni libertad. Hay que atarse a esa convicción para pensar que el periodismo serio tiene que vivir porque si no es así, los ciudadanos dejarán de serlo y pasarán a ser súbditos o clientes.
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