"Nadie me va a robar el nombre de España"

Vicente Vallés | Periodista

Vicente Vallés.
Vicente Vallés. / Carlos Ruiz

Salvo en sus inicios, en la Cadena SER y en los Deportes de TVE, la trayectoria profesional de Vicente Vallés (Madrid, 1963) ha ido ligada a los informativos, ya sea en los telediarios o en otro tipo de formato, bien en la televión pública, Telecinco o Antena 3, donde lidera las noticias de la noche. Autor de Trump y la caída del imperio Clinton y El rastro de los rusos muertos, ha ganado el Premio Primavera con su primera novela, Operación Kazán (Espasa), de plena actualidad con el conflicto en Ucrania.

–Publica Operación Kazán (Espasa), donde sale Lavrenti Beria, padre fundador del sistema represor soviético. ¿Cuánto le cobra Putin a su editorial por el trabajo de promoción que le hace?

–Los ingresos nunca vienen mal, pero no creo que esté Putin con mucho humor para hacer ese tipo de cosas.

–Se desarrolla entre 1922 y 2024, va de espías y recupera el eje Washington-Moscú. ¿Qué hay diferente respecto a las obras de maestros del género como Le Carré o Forsyth?

–He leído mucho de Le Carré y muchísimo de Forsyth. Me siento muy influenciado por sus historias de espías. Cuando cayeron el Muro de Berlín y los regímenes del Este parecía que se quedaban sin trabajo, pero ha renacido la Guerra Fría y de alguna manera Operación Kazán es un homenaje a ellos también.

–Escribió de crímenes políticos imputados al Kremlin. ¿No teme que el repartidor le traiga una pizza de mozzarella y polonio?

–Como escribí en El rastro de los rusos muertos, la mayoría de las víctimas del sistema de Putin suelen ser rusos, para su desgracia. Espero no inaugurar la lista de víctimas españolas.

–Rusia y Occidente reescriben un nuevo episodio de la Guerra Fría mientras China se frota las manos...

–China se frota las manos porque es una potencia enorme, tanto por habitantes como por su gran capacidad militar, tecnológica y económica. Está a la expectativa y acabará sacando beneficio pase lo que pase.

–¿Putin ha perdido la cabeza o está en sus cabales?

–Putin no está loco, pero tiene las características propias de un psicópata.

–¿Moscú anhela reconquistar todas las ex repúblicas soviéticas?

–No la reconquista pero sí tener un control más o menos directo. Y sobre todo lo que Putin no acepta es que la democracia llegue demasiado cerca de los límites de Rusia.

–A Bielorrusia la tiene comprada.

–Bielorrusia, Kazajistán, ha intentado lo mismo con Georgia, con Moldavia... Y ahora con armas en Ucrania.

–Y las repúblicas bálticas están temblando.

–Si, igual que Polonia, Eslovaquia... todos los que hacen frontera con Ucrania.

–Si no calza a su Atleti en el libro, revienta, ¿no?

–Por eso lo calcé... El Atleti tenía que aparecer y su papel es pequeño pero muy importante.

–¿Tan colchonero es?

–Mucho, es que del Atlético sólo se puede ser mucho.

–"Nos viene bien que Europa siga unida, sea fuerte, sin conflictos internos; como un buen vecino". Esto me dijo Yuri Korchagin, embajador ruso en España, hace cinco años. ¿Me mintió?

–Para decirlo en términos más suaves, no le dijo la verdad.

–Esto viene de hace años, de Crimea en 2014.

–Y antes. Aunque no logró la anexión, lo hizo en Georgia o en Abjasia. Es una costumbre que se mantiene desde 2008 en adelante, en 2014 con la anexión y ahora con lo que ocurre en Ucrania.

–Afirmó en 2019: "Trump respeta más a Putin que al revés". A Biden directamente lo desprecia, ¿no?

–Sin duda, pero lo teme mucho más que a Trump. Biden no tiene la atracción fatal que Trump sentía hacia Putin.

–Y Lavrov, jefe de la diplomacia rusa, le parece un personaje muy atractivo.

–Es un personaje de primera, al servicio de su país y, por tanto, malo para Occidente. Tiene mucha experiencia, se sabe al dedillo todos los trucos diplomáticos y los que no son diplomáticos también. Es utilísimo para Putin.

"La mayoría de las víctimas de Putin suelen ser rusos; espero no inaugurar la lista de españolas"

–Repentinamente, usted es un peligroso ultraderechista como... Sabina y Serrat. ¿Vivimos en el país de la eterna etiquetación?

–Sí, esto es un entretenimiento de algunos, tampoco todos, que consideran que quien no piensa como ellos está en el extremo contrario al que ellos ocupan. Bueno, eso es una gran tontería pero así funciona esto.

–Y se lo toma con filosofía.

–No te lo puedes tomar de otra manera que riéndote.

–Se crió en Vallecas. ¿Tiene algo más en común con Pablo Iglesias?

–Es posible. Seguramente la afición por las cuestiones políticas, él las ha llevado por un lado y yo por otro.

–El Atleti...

–No creo que le guste mucho el fútbol.

–Su compañero Matías Prats (71 años), ¿no preferiría jugar al golf los fines de semana?

–Hace las dos cosas, no los fines de semana, que se dedica sólo a trabajar, pero cuando tiene libre juega al golf y creo que muy bien.

–Él, Ónega, Cernuda o Piqueras siguen al pie del cañón dando guerra.

–Lo que los anglosajones llaman seniority, la experiencia, hay que tenerla muy en cuenta y promoverla. Es muy necesaria la sangre joven, pero a la experiencia hay que darle mucho valor.

–De presentar deportes de madrugada a moderar debates electorales. Como diría el banderillero de Belmonte, ha degenerado...

–Seguramente. Me lo pasaba muy bien con la información deportiva y no descarto volver. Tiendo a pensar que de lo que más sé es de fútbol, así que no me importaría... seguir degenerando.

–¿Hay pique con su mujer, Ángeles Blanco, presentadora del informativo de fin de semana de Telecinco? Usted arrasa en el share.

–Ahora nos va bien a nosotros y vamos ganando, pero ha habido épocas que ha sido al revés. Claro que hay pique.

–Mi padre se pone negro con los deportes de los telediarios de Antena 3, ¿qué le digo, Vicente?

–Siempre recomiendo que cada uno vea lo que le interese o que cambie de canal.

–Siempre despide el telediario así: "España, a…". ¿Ha recibido alguna oferta de Santiago Abascal por decir a boca llena el nombre de nuestro país?

–Hay que reivindicar el nombre de España para todos, porque no es de nadie, es de todos.

–Eso dice Alfonso Guerra.

–En eso estoy absolutamente de acuerdo. Desde luego, a mí nadie me va a robar el nombre de mi país desde una ideología concreta, nadie.

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