“Toda la cocina del Camino es histórica, lleva siglos implantada”
Entrevista a Julius Bienert, chef
Canal Cocina ha estrenado una serie documental con este cocinero y gastronómo por la ruta jacobea
Julio Bienert ‘Julius’ (Palma de Mallorca, 1979) es un incansable divulgador gastronómico, de ahí que en este verano haya emprendido el Camino para trasladar sus experiencias culinarias y viajeras en Canal Cocina, cadena temática para la que ha colaborado en muchas otras ocasiones.
En Canal Cocina aparece con nuevas entregas cada martes. Autor de recetarios, ha creado programas de recetas rápidas y también buena parte de su recetario está en youtube. Colaboró en el matinal de La 1 y fue además participante en Gran Hermano VIP.
–Usted ha estrenado una serie sobre el Camino de Santiago y su vinculación a la cocina española ¿no se ha dicho ya todo de estas rutas centenarias?
–De la historia y del presente del Camino de Santiago no se ha dicho ni la mitad porque aún hay mucho por descubrir y mucho por contar. Por mi parte puedo aportar mi visión, mi experiencia, mi carácter. Sólo con las personas que me he encontrado es un aliciente para intentar cada uno a animarse a hacerlo.
–¿Y qué ha encontrado en la ruta que no estaba siquiera en su imaginación para los espectadores de Canal Cocina?
–He descubierto para todos una gastronomía que no conocía, hay mucho para sorprendernos, además de los personajes que elaboran esos platos en unos parajes maravillosos.
–Usted ha abordado la primera parte desde Navarra ¿Qué localidad nos destacaría?
–Tendría que decir muchos sitios. En cada pueblo se sorprende al peregrino con sus propios platos. Es un camino con mucha historia. Pero nada más salir de Francia y encontrarte con esos montes navarros ya te deja con la boca abierta. Y una gente tan agradable que te invita a esas comidas de nombres tan curiosos. Y son platos espectaculares: hacer un bizcocho en una barbacoa me parece algo mágico.
–¿Y cómo es Navarra para caminar hacia el oeste?
–Los Pirineos siempre son complicados. Es un arranque que necesita preparación y mentalización. Hay que dosificar fuerzas en 800 kilómetros de experiencia. Iniciar así de fuerte obliga a que las siguientes etapas difíciles lo sean aún más.
–¿España aprendió a comer mejor gracias a toda la aportación de tantos peregrinos que llegaron de toda Europa?
–Ha tenido mucha influencia. La tradición española estaba ahí y hay nuevas preparaciones que fueron sumándose. Toda la cocina del Camino es histórica, lleva siglos implantada. Se nota los caracteres de influencia francesa, alemana.
–¿Qué dieta recomendaría a un peregrino para no desfallecer y seguir adelante cada día?
–Mi sugerencia es muchos hidratos de carbono por la mañana, para coger energía, hidratarse muchísimo mientras se esté en camino y cenas ligeras, muy ligeras, con proteínas, para dormir bien y aprovechar el descanso.
–Prepare ahora un menú para los peregrinos que estén haciendo el Camino en verano.
–Hombre, un buen gazpacho. Aunque sea andaluz en el Norte sienta igual de bien. La hidratación además, como decía, es lo más importante. Y para tomar fuerzas un plato de pollo de campo asado. Yo aconsejería que lo mejor es tomar un dieta ligera pero consistente y descansar siempre que se necesita. Es mejor hacer un parón que no intentar a toda costa hacer muchos kilómetros. Es mejor calcular qué queremos trazar con sentido común. En el Camino hay que ir sin prisas y las metas se consiguen poco a poco.
–¿Cuál ha sido ese plato que trar probarlo como peregrino tenía claro que lo repetiría en casa cuanto antes?
–Todos. Hay platos que no tienes que hacer en casa, sino que te llevas tu morcilla de Burgos, de allí. A mí me gustó hacerla en su lugar. Y los palominos en Palencia. El pastel navarro katalabrox, como te decía. Yo soy muy fan del cordero y es una carne que está muy presente en todo el Camino.
–¿Y hay una técnica que pese a sus años entre cacerolas le haya sorprendido?
–Ese katalabrox hecho en un espetón es todo un descubrimiento. Hacer un pastel en las brasas es para descubrir esa técnica y probar sus variantes.
–Un lugar de toda esa ruta que ha hecho para parar sí o sí, como la guía Michelin.
–Es que tendría que decir muchísimos. Yo diría que cada lugar en el Camino merece la pena detenerse y probar lo que tienen allí. Ser peregrino además de una experiencia espiritual tiene mucho de descubrimiento gastronómico.
–¿Hay un destino que por sus vivencias le haya marcado?
–Sólo por la acogida de su gente merece la pena comenzar por el primer pueblo navarro, Luzaide/Valcarlos, que es historia en cada piedra, en cada rincón. Todo fue muy entrañable. Un inicio así te da fuerzas para muchos días, la verdad.
–¿Cómo se encuentra el Camino ?
–No está existiendo la presencia multitudinaria de otros años, la pandemia ha reducido el número de peregrinos extranjeros, pero en este verano todo está comenzando a coger el ritmo habitual, poco a poco. Los albergues y los restaurantes empiezan a estar llenos de nuevo. El Camino de Santiago, deberíamos tenerlo claro, al menos hay que hacerlo una vez en la vida.
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