Tato Rébora: "En la cultura actual hay una fragmentación de la fragmentación"
Tato Rébora, director del Festival de Tango de Granada
Granada/Tato Rébora (Argentina, 1948) llegó a Granada en 1980. Hijo de un arquitecto que fue rector de la Universidad de Córdoba, dejó su país como consecuencia del golpe de estado del general Videla cuando le faltaba un año para terminar la licenciatura en Ingeniería Electrónica. La vida le tenía preparado un giro de guion radical cuando llegó a Europa. Después de vivir dos años en Suecia como extraditado político, eligió España y en concreto las faldas de la Alhambra para establecer su nuevo hogar. Allí fundó un local mítico, La Tertulia, que se convirtió en un revulsivo de la vida cultural de una ciudad entonces efervescente. Pronto se convirtió en un espacio en el que se daban cita los poetas como Luis García Montero, novelistas como Antonio Muñoz Molina y músicos como Enrique Morente. Y de aquellas noches surgió un movimiento como La Otra sentimentalidad, un ensayo sobre el tango y un festival sobre el género que todavía perdura.
-Esta semana se desarrolla la 36 edición del Festival Internacional de Tango de Granada, que se prolongará hasta el domingo 17 de marzo. ¿Alguna recomendación especial?
-El diseño del festival se pensó para que cada día esté dirigido a una franja de público. La jornada de más categoría puede ser el última, pero la más divertida la del viernes, que es más rítmica y tiene una percusión que alude al Carnaval de Buenos Aires, que es poco conocido. El jueves hay una orquesta con 20 flautas, algo que no sé si ha ocurrido alguna vez y es de una originalidad extraordinaria. También va a gustar mucho el sábado. Según quien me pregunta, digo un día u otro. Es una manera de desorientarlos, pero de desorientarlos bien.
-¿Cuál es el eje de este año?
-Es un poco conceptual: el silencio. Sin silencio y aplauso no hay espectáculo, por lo tanto no hay espectáculo de tango. El silencio es el fondo de todo formato musical. El silencio parece que no es nada pero lo es casi todo. En el cartel hay una cita de un tango: "Silencio en la noche/ Ya todo está en calma/ El músculo duerme/ La ambición descansa", que nos venía muy bien este año porque es una referencia a la paz aludiendo al final de la guerra.
-Cuándo puso en marcha esta iniciativa, ¿pensaba que podría cumplir los 36 años?
-Pensaba que no iba a durar cinco. Yo ni siquiera sabía que estábamos haciendo el primer festival de la historia del tango junto al de Montevideo. El Festival de Buenos Aires nació diez años después.
-¿Puede decirse que este festival es hijo de su mítico bar La Tertulia?
-La Tertulia nació diez años antes. Después salió en 1982 el libro Granada Tango, que fue la base y estaba centrado en la parte literaria. Y unos años se creó el festival, en el 89. Todo fue como una bola de nieve y surgió por el apoyo, hay que decirlo, de la vida cultural de Granada en esa época, que era muy floreciente: poetas, músicos, pintores, periodistas... todos fueron cómplices.
-La hemeroteca destaca especialmente el papel que tuvieron el catedrático de Literatura Juan Carlos Rodríguez y el concejal José Miguel Castillo Higueras.
-Juan Carlos Rodríguez hizo el ensayo, que fue fundamental para Granada y para el género del tango. Años después me encuentro con José Miguel Castillo Higueras en la calle y me dice: "Tato, La Tertulia se te está quedando chica. Hazme una propuesta para la cultura en la ciudad que tenga dos versiones, una modesta y otra ambiciosa". En ese momento, aunque no lo había pensado nunca, me salió un festival de tango. Él eligió la ambiciosa y creo que eso fue clave para que hoy todavía se siga celebrando.
-Muchos de los que participaron ahora no están y los bares de entonces han sido sustituidos por nuevos locales de diseño. ¿Cómo ve la vida cultural de ahora?
-La diferencia fundamental entre la primera de La Tertulia y la de ahora es que en aquella época confluían todos, escritores, músicos de distintas manifestaciones, periodistas, actores... Estaban interrelacionados y eso generaba un ambiente renacentista. Ahora, con la posmodernidad, la cultura se fragmentó. Vas a un festival de poesía, luego vas a otro y a otro, y ves el mismo público que se va trasladando. Lo mismo ocurre con el jazz, la música clásica... cada grupo va siguiendo una manifestación. Con el tiempo se distanció el público, los artistas e incluso, en algunos casos, como el de la poesía, los autores se fragmentaron entre sí. En la cultura actual ya hay una fragmentación de la fragmentación. Y eso que ocurre en la sociedad ocurre en La Tertulia, que es un síntoma de la realidad a la que siempre ha sido sensible.
-¿Qué es más difícil que sobreviva 36 años un Festival de Tango o un pub?
-Yo siempre uso la frase de Benedetti: "Pienso, luego insisto". Si no se insiste estas cosas se diluyen con el tiempo. Por eso es que ha ocurrido que el Festival de Tango es el más antiguo del mundo y La Tertulia de los bares de Granada.
-Y viendo tantos cambios alrededor de uno. ¿Cómo se mantiene uno sin caer en la nostalgia?
-Un poco sí se cae aunque yo siempre comparé este tipo de propuestas con un organismo vivo. El Tato de ahora no es igual que el Tato que creó La Tertulia pero al mismo tiempo sí lo soy. Al local le pasa algo parecido. Y el tango mismo de hoy en día no es el de la época de Gardel pero tampoco es otro, es el mismo que ha cambiado.
-En qué ha cambiado el Tato de ahora del que creó aquel espacio de encuentro y copas.
-Yo creo que conservo la vulgaridad del ser humano. He cambiado porque los años me han cambiado, es inevitable. La experiencia te va haciendo quizás más moderado y en algunas cosas sos más sabio y en otras más timorato. Pero yo siempre, como decía Morente, trato de actuar sobre la verdad.
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