"Hubo mujeres más sanguinarias que hombres de las SS"
Reyes Monforte | Periodista
Periodista del 77, la madrileña Reyes Monforte lleva a sus espaldas unas cuantas novelas desde que rompiera moldes con su primera obra, Un burka por amor. En el 75 aniversario del cierre del espantoso campo de concentración de Auschwitz, la autora presenta Postales del Este (Plaza & Janés), una historia basada en hechos reales, un emocionante relato sobre la memoria, el amor y la esperanza en ese cruento lugar donde los nazis (y las nazis) llevaron el mal a límites insospechados.
–Es decir Monforte y sale de carrerilla de Lemos...
–Como he vivido en Valencia, tiro para otro pueblo, Monforte del Cid, o para los Jardines de Monforte, también en Valencia.
–En Postales del Este nos da a conocer figuras femeninas de las SS en Auschwitz. Sostiene que el horror no tiene género. ¿Y la piedad o la misericordia?
–Tampoco, la historia no es de hombres ni de mujeres, sino de personas. Y la maldad, como la bondad o la piedad, no tiene género ni religión ni nacionalidad ni raza. La persona mala es mala, da igual hombre, mujer, catalán, madrileño...
–Auschwitz fue la maldad absoluta y sin embargo... ¿la vida es bella?
–Por supuesto, y Bella es la hija de la protagonista, quien recibe esa caja de postales del Este que escribió su madre. Auschwitz es una de las partes más oscuras de la humanidad, pero donde hay sombras siempre hay luz. Y en Postales del Este aparecen ambos.
–La Alemania de Hitler relegaba a las mujeres a las tres K: kinder (niños), küche (cocina) y kirche (iglesia). ¿Cómo encontraron sitio en las SS esas bestias femeninas?
–Es la pregunta del millón. Y hubo miles, aunque la más importante fue Maria Mandel, la Bestia de Auschwitz, con su apariencia de ángel, rubia, ojos azules, guapa, joven, con un cuerpo perfecto... Y fue responsable de medio millón de asesinatos, sobre todo de embarazadas y de niños. Pero fueron miles de mujeres las que formaron parte de los gobiernos de los campos. Ilse Koch, la mujer del comandante, en el campo de Buchenwald se dedicaba a hacer lámparas, cubiertas de libros, estuches de manicura y su ropa interior con la piel de los prisioneros, sobre todo si estaba tatuada. Hubo mujeres incluso más sanguinarias y crueles que hombres de las SS.
–"A Maria Mandel le gustaba tanto la música clásica como matar judíos". La cultura no siempre frena la barbarie...
–No, sólo la vieron llorar una vez y no fue ahogando a recién nacidos en cubos de agua ni disparando a embarazadas, sino cuando escuchó a la orquesta de mujeres de Auschwitz, que ella creó, un aria de Madame Butterfly de Puccini. Lamentablemente, la cultura no siempre es un pasaporte a hacer las cosas bien. En la guerra de Bosnia, quien mandó destruir la biblioteca de Sarajevo, una de las mejores del mundo, fue un profesor que recitaba de memoria a Shakespeare y escribía poesía.
–¿Después del espanto sufrido en Europa en la primera mitad del siglo XX podemos revivir algo tan crudelísimo en el futuro?
–No sé si aprendemos de la historia, pero tenemos muy poca retentiva. Abro Postales del Este con una frase de Primo Levi, prisionero de Auschwitz, que dice "ocurrió, en consecuencia puede volver a ocurrir". Y puede ser en cualquier momento y lugar. Auschwitz se cerró en enero de 1945 cuando fue liberado, pero lo que provocó, odio, intolerancia, antisemitismo, violencia, se quedó enterrado en ese terreno polaco ocupado por la Alemania nazi, pero es parte de la condición humana y puede aflorar a la superficie.
–Diferencias y similitudes entre su pasión rusa y la pasión turca de Gala.
–Uy, no me atrevería a comparar. Es como decir si quieres más a papá o a mamá. Leí La pasión turca cuando tenía coleta. Lo importante es la pasión, aunque yo me quedo con la mía...
–Me impactó Crematorio, tanto la novela de Chirbes como la serie con Pepe Sancho, un constructor sin escrúpulos. El título vale tanto para la corrupción como para el Holocausto.
–En Auschwitz hubo hasta cinco crematorios porque tenían prisa para exterminar a judíos. Crematorio de Chirbes me puede, es un novelón, y él era un tío estupendo, especial. La serie es buenísima, no porque saliera Pepe, pero es de las mejores españolas. Como los dos eran valencianos, hubo una conexión muy especial y Chirbes le dijo a Pepe: "Mira, ya me puedo ir tranquilo, porque no me podía imaginar un mejor Rubén Bertomeu que tú".
–Viuda antes de los 40. Aunque suene a Sálvame, ¿se ha vuelto a enamorar?
–No, sigo enamorada de la persona de quien lo estaba. No le puedo decir otra cosa, es lo que hay.
–Las chicas Hermida tuvieron su momento, vale, pero vaya pedazo de cantera de periodistas aprendió con Luis del Olmo.
–Usted sabe que yo también fui chica Hermida, ¿no?
–Ni pajolera idea.
–Sobre todo chica Del Olmo, sí, aunque nos van a matar porque suena fatal. Luis del Olmo fue también mi padrino de boda y aprendí con él lo que no logré en cinco años de carrera. Es un maestro con patas. Con Hermida estuve en un programa de debates en Antena 3 que se llamaba Los comunes y duró siete programas.
–Reyes, mala época para reyes...
–Hombre, según se mire, a mí me va bien.
–No me refiero para las Reyes.
–Maldito artículo. Seguro que se les ocurre algo. Algunos reyes son como los corchos, que se mantienen ahí, y no lo digo como algo despectivo.
–¿Qué es lo más extravagante que hizo en el confinamiento?
–Adelanté documentación de mi próxima novela. Todo el mundo se puso a hacer pan y yo no entré en la cocina para nada. Lo más extravagante fue pedir tres torrijas a un centro comercial. Mi confinamiento ha sido muy soso, hijo.
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