"Lo más valiente en el rap es mostrarse vulnerable"

Rayden | Cantante

Rayden.
Rayden. / Miguel Álvarez

Alcalaíno del 85, David Martínez Álvarez, alias Rayden, celebra sus 20 años en la música con un macroconcierto el próximo sábado en el Wizink Center de Madrid. Fue de mozo un ilustre gallo en las batallas de raperos y poco a poco amoldó sus letras hacia ángulos más sensibles, recibiendo, por supuesto, los palos de los puristas. No sólo escribe letras para sus canciones, también en libros, aunque en el último, Cantinela. 100 canciones y 99 finales alternativos (Crossbooks), desentraña el sentido de por qué y cómo creó cada una de ellas.

–Por más que he buceado en Google no veo claro qué diablos significa Rayden.

–En el rap hay que tener un alias, el avatar, yo lo llamo nombre de Pokemon. No sabía cómo ponerme y mis amigos dijeron lo de Rayden y así se quedó. Por aquel entonces Violadores del verso era lo más escuchado y pensé que si su nombre estaba aceptado, nadie se llevaría las manos a la cabeza.

–Se llama David Martínez Álvarez... No hay truco mejor para viajar de incógnito.

–Sí, sí, totalmente. Falta un García para serlo aún más.

–Publica un libro con las letras de sus canciones como tema central, ¿no se pondrán celosos sus poemas?

–Quizás sí, por eso estoy a punto de publicar un poemario en febrero, para que no se pongan muy celosos y se vayan las musas.

Cantinela tiene comentarios sobre cómo hizo cada canción, ¿no pierde la gracia explicar una canción, igual que con un chiste?

–Es para facilitar la vida a la gente que quiere hacerse el intenso hablando de mis canciones. Es como el libro de cabecera para cuando alguien dice que está canción significa esto o lo otro, así ya lo sabrán. Es como el café para cafeteros.

–Cien temas, 20 años de carrera, trilogías... ¿no estará un poco obsesionado con los números además de con las letras?

–Cierto, y mire que hice Ciencias Sociales, pero hay mucha numerología, sí.

–En la canción número cien habla de "después de seis parejas y siete mudanzas". Tendrá molidas la moral y... la espalda, ¿no?

–Así es, sobre todo tengo un transportista de confianza. Le doy mucho trabajo.

–Siendo de Alcalá de Henares, como Miguel de Cervantes, ¿no le parece un poco temerario lanzarse a escribir libros?

–La sombra es alargada y las comparaciones son muy odiosas. También pienso que todo se pega menos la hermosura, bueno, en los tiempos que corren también se pega la hermosura. Así que es bueno estar bajo la sombra de un genio como Cervantes.

–"No hago rap", proclama. ¿Qué hace entonces?

–Probar escenarios. Subo, lo pruebo y si hay público, mejor.

–Tiene mil y una colaboraciones con artistas de diferentes estilos, ¿eclecticismo, experimentación o ganas de provocar a los puristas del rap?

–No, por un lado ganas de compartir y por otro seguir en la pugna de quién hace más colaboraciones: Iván Ferreiro, Rozalén o yo. Hay que estar en esa carrera...

–Se consagró al ganar un campeonato del mundo de batalla de gallos patrocinado por Red Bull. ¿Puede considerarse al rap como un deporte extremo?

–Totalmente. Y aguantar las críticas de los puristas, más.

"El rap se ha ganado por méritos propios comer en la misma mesa con todos los demás"

–En esos duelos predomina el ego-trip e incluso referencias machistas y homófobas, algo que contrasta con su sensibilidad y sus mensajes. ¿En los últimos 20 años ha pasado de gallo a pollito?

–Bueno, he pasado de gallo a no pagar el pato, ésa es una de las señales más positivas del libro, porque revisando las cien letras te das cuenta de que el disco no ha cambiado, sólo ha mejorado. Qué bonito es no sentirme que reniego de algo.

–Cerró con su disco Homónimo la trilogía que abrió con Antónimo y continuó con Sinónimo. La serie puede alargarse hasta el infinito con Heterónimo, Seudónimo, Anónimo, Epónimo, Acrónimo, Topónimo, Jerónimo...

–Sí, pero ahora hemos cambiado de tercio para el próximo disco, hemos cerrado ese concepto y estamos en otras cuestiones.

–¿Con más esdrújulas?

–No, no, son palabras llanas.

–Es muy activo y transparente en sus redes sociales, ¿qué es lo mejor y lo peor que le han dado?

–Lo peor son los bots pornos, en plan "no te metas en esa historia si quieres algo caliente" o "sólo quiero que me escriba gente que aguante dos horas en la cama". Lo mejor es que democratiza la música, haces sentir al público que forma parte de algo o de alguien, es una conexión directa.

–Su tema Matemática de la carne es un canto al sexo. ¿Por qué no le puso, parafraseando a Javier Krahe, Todo va a ser follar?

–Sí, se podía haber llamado Estoy más caliente que una patada en la oreja, pero ésta me pareció una forma elegante de hablar de algo tan normal como es juntar camas.

–¿Es más valiente meterse en una letra rapera con el Rey o con ETA?

–Lo más valiente en el rap es mostrarse vulnerable, inseguro, reconocer que pides ayuda psicológica.

–"La música actual es como comida basura que no dejará huella alguna en el futuro". Desmienta a Santiago Auserón.

–Siempre que aparece una vanguardia el padre tiene miedo de que le coman las tostada y el hijo tiene ganas de matar al padre. ¡Cómo disfrutamos los que estamos en medio comiendo palomitas viendo cómo están en esa guerra civil!

–¿No le está haciendo un flaco favor al rap la presencia de Arkano en Masterchef? Me lo ha dicho un colega porque yo no veo el programa.

–Arkano está tomando un camino televisivo y le deseo que le vaya bien. No todo lo que sale relacionado con el rap le hace un flaco favor, igual que si Melendi coge un avión y pasan cosas no le hace un flaco favor a la música pop generalista. El rap se ha ganado por méritos propios comer en la misma mesa con todos y que alguien vaya a ese programa no lo desprestigia ni lo desvirtúa.

–Tuvo un encontronazo virtual con Uribes, ¿qué le diría al ministro de Cultura si pudiera hablar con él?

–Quise hablar con él y no se dignó a presentarse. No sé, me hubiese gustado decirle que me encantaría tener un ministro de Cultura y Deporte que no fuera sólo de Deporte.

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