“El público es el que va mandando sin ordenar nada”
raphael | cantante
No se cumplen todos los días seis décadas de triunfo constante sobre los escenarios. Raphael (Linares, 1943) celebra tan importante efeméride como mejor sabe, dándolo todo delante de su público en una nueva gira, titulada 6.0, en la que viaja a través de canciones que siempre quiso cantar pero que nunca antes había grabado. En este trabajo se acompaña de artistas como Manuel Carrasco, Luis Fonsi, Vanesa Martín, Gloria Trevi, Pablo Alborán, Pablo López, Alejandro Fernández, Mikel Izal, Mon Laferte, Omara Portuondo, Luciano Pereyra y Natalia Lafourcade.
–Hace poquito pasaron por televisión el documental Raphael, desde Rusia con amor. Muchas fans de aquel país aprendieron español a través de sus canciones. ¿Tuvo siempre claro que quería ser internacional?
–Lo debía de tener bastante claro. Cuando se me probó en Philips para grabar discos yo quería tener mi nombre solamente. Pregunté por qué Philips se escribía con ph y me dijeron que era la forma en que se podía leer en todos los idiomas del mundo. Así que en el momento lo puse así, con ph. Ya entonces pretendía que se me escuchara en todas partes.
–Seis décadas sobre los escenarios. ¿Qué tiene de especial esta gira 6.0?
–Llegar a estar alturas del partido de mi vida con el mismo sonido y las mismas ganas y fuerza es muy difícil. Es para celebrarlo.
–¿Y a nivel escénico qué aporta de diferente?
–Pues que hemos aprendido mucho. Los espectáculos son muy redondos y la gente sale feliz de haber ido, dando la aprobación a tanto esfuerzo porque cuesta muchísimo trabajo después de tanto tiempo, tantos años estando en el meollo de la cuestión. Es complicado. Hay que celebrarlo mucho.
–Esta gira comenzó en plena pandemia con dos conciertos en Madrid algo controvertidos ¿no?
–Controversia ninguna. Lo que pasa es que hay ciertas páginas de internet que dicen: "de qué se habla que me opongo". Pues eso. Fueron dos conciertos apoteósicos y maravillosos que recordaré toda mi vida. De las miles de personas que entraron, no hubo ni un contagio, nada de nada. De ahí nació que todo el mundo empezara a trabajar, así que de controversia ninguna. Fue todo perfecto.
–¿No dudó nunca en llevarlos a cabo?
–No porque iba muy bien aconsejado por médicos, por Sanidad. Se hizo lo que Sanidad dijo que es lo que hay que hacer en todas partes, y no botellones y esas cosas.
–¿Cómo ha llevado la ausencia de directos en la pandemia?
–Bueno, al principio me pilló en América, me tuve que venir rápido. Pues disfrutando de la familia y cuando consideré que ya podía hacer cosas me puse a grabar con mis músicos y compañeros, e hicimos un disco precioso llamado 6.0. En eso gasté mi tiempo, muy bien gastado, y adelanté ya grabaciones para próximamente sacarlas. No dejé de trabajar.
–¿Hay material entonces?
–Claro. Siempre estoy preparado –ríe–, listo para lo que pueda pasar.
–De sus próximas fechas de aquí a final de año hay bastantes recitales en Andalucía. ¿Se siente una pasión especial actuando en su tierra?
–Soy andaluz. Hay una pasión especial, sí, porque me tira la tierra. Esta semana estoy en Mallorca, después voy a Santiago de Compostela, de ahí a Marbella a Starlite, que este año hago dos días; de ahí a Chiclana, después voy a estar en Murcia, en el Teatro Romano de Mérida, que me encanta; y voy a ir a Sevilla, Granada y Málaga. Y luego, para que no digan que todo es para casa –ríe– voy a Valencia, donde también me siento como en casa, y vuelvo a Barcelona, a Sant Jordi. Que no se me olvide, a Linares también.
–¿Qué significó para usted recibir este año el título de 'Hijo Predilecto' de Andalucía?
–Pues una cosa muy bonita. Lo que mejor me podían dar. Fue maravilloso para mí.
–Hace falta que las que ya están, antes de pensar en otras nuevas, funcionen bien. La de Chiclana funciona muy bien. Y hay que cumplir con todas las leyes para que la gente esté tranquila, feliz, con sus mascarillas puestas para que nosotros podamos salir a darlo todo.
–RTVE acaba de anunciar que regresa el mítico Festival de Benidorm que servirá para elegir a nuestro representante en Eurovisión. Usted participó en los 60 en ambos certámenes. ¿Qué le parece este sistema?
–Ya no saben qué hacer para elegirlos, cada año nos vienen con una sorpresita. Me parece bien todo lo que esté bien hecho. La propuesta suena bien y ahora toca hacerla bien. Y sobre todo, buscar a aquellas personas idóneas para esta clase de compromiso.
–De Raphael a su amiga Raffaella. También hace poco supimos que la RAI quería proponerla como presentadora de Eurovisión el año que viene en Italia. ¿A quién ve en España con madera de figura todoterreno como la Carrà?
–Creo que a nadie se debe comparar con nadie. Raffaella era única en lo suyo y así tiene que ser, no tiene por qué haber una segunda versión, como Lola Flores fue Lola Flores y Rocío fue Rocío. ¿Por qué vamos a buscar versiones de? Lo que hace falta es tener la personalidad suficiente para ser uno mismo.
–El autor gaditano Luis García Gil, que prepara un libro sobre su figura, afirma que lo más trascendente de usted como artista es "su capacidad atemporal para adaptarse a todas las épocas". Eso, ¿cómo se hace?
–¿Tú te crees que yo lo sé? –ríe–. Eso es el público siempre, es el que te señala con el dedo y ya está, las generaciones que se adhieren al movimiento, como digo yo. Son ellos, yo no puedo hacer nada ni para bien ni para mal. Lo único, estar siempre bien, en condiciones para que sigan disfrutando y uniéndose. El público sin ordenar nada es el que va mandando.
–Parece difícil que haya algo pendiente en su carrera pero ¿se le ha quedado alguna canción, estilo o escenario por probar a Raphael?
–Si se me ha quedado alguno, no te preocupes que antes de que yo me vaya, lo voy a hacer -ríe-. Todavía tengo tiempo.
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