"Preferí ser la primera alcaldesa de la democracia que la última del régimen"

Pilar Pulgar, primera alcaldesa nombrada por el Rey

Pilar Pulgar ha tenido una vida muy alejada de la mayoría de las mujeres de su edad. Ha vivido en EEUU y en Venezuela, donde fue directora del Cuerpo de Paz fundado por Kennedy; recorrido países de Europa del Este como observadora en sus elecciones y preparado la incorporación a la UE de otros. Tres mandatos en Palos de la Frontera le valieron para ganarse el respeto de compañeros y adversarios. Miembro honorario de la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, se resiste a escribir unas memorias que serían muy interesantes.

"Preferí ser la primera alcaldesa de la democracia que la última del régimen"
Raquel Montenegro

17 de marzo 2010 - 18:08

–Acaba de recibir el premio Meridiana por ser una de las primeras parlamentarias andaluzas. Ahora prácticamente son la mitad de la Cámara.

–Muchas de las que están ahora en el Parlamento parece que piensan que eso ha sido siempre así, pero nosotras tuvimos que ser pioneras y cumplir con nuestro deber. Y ellos ayudaron.

–Alguna anécdota habría que ilustre la diferencia de género.

–Una vez cada mes o cada dos meses íbamos todas las parlamentarias a comer juntas y alguno que otro nos preguntaba de qué hablábamos. Hasta que un día, harta, contesté que hablábamos de trapos, pero no sucios, sino de moda.

–Eran otros tiempos.

–En todos los sentidos. Los primeros parlamentarios éramos conscientes de que habíamos entrado en una democracia y si entre nosotros no había entendimiento difícilmente íbamos a llegar a acuerdos por el bien de los ciudadanos.

–Pero no los de las últimas legislaturas.

–Ahora me molesta mucho el lenguaje que se usa. Puedes tener ideas diferentes, pero hay que escuchar al otro con educación. Esperemos que esto se vaya mejorando.

–A usted no le han hecho falta cuotas. ¿Qué piensa de ellas?

–No, era todo más difícil. Cuando se establecieron las cuotas políticas yo estaba en contra, porque pensaba que las mujeres deberían acceder a los cargos por su valía. Pero me he dado cuenta de que a algunas de ellas les resultaba bastante difícil, por lo que al principio pueden ser útiles.

–Fue pionera también como alcaldesa: la primera nombrada por el Rey.

–Tomé posesión dos días después de que el Rey se presentara en Las Cortes. Cuando me propusieron ser alcaldesa puse como condición no jurar los principios del Movimiento, porque para mí un alcalde es simplemente un administrador de los bienes municipales. El gobernador hizo una consulta y lo permitieron.

–¿Hubiera aceptado con Franco?

–No. Dos meses antes ya me habían ofrecido la Alcaldía, pero dije que me iba a EEUU con mi marido y tardaría dos meses en volver. Cuando estábamos allí y la prensa americana empezó a informar sobre el estado de salud de Franco regresamos y cuando llegué acepté el nombramiento. Preferí ser la primera alcaldesa de la democracia que la última del franquismo. Pero no ocupé el sillón de alcaldesa hasta que no fui elegida democráticamente.

–Y probablemente fue la primera en prometer el cargo, algo poco habitual en el PP.

–No me gustaba decir yo juro, por mi formación católica. Así que prometí el cargo de alcaldesa y en la primera Diputación democrática.

–Fue una de las grandes artífices de la instalación de industrias en su municipio. ¿Falta una mayor conciencia industrial en Andalucía?

–Rafael Escuredo nos reunió a un grupo de alcaldes para pedirnos que le ayudáramos a la industrialización de Andalucía. De aquel grupo sólo Palos de la Frontera y un pueblo de Málaga crearon inicialmente polígonos, en el caso de Palos, el de San Jorge.

–Y de ahí a uno de los mayores polígonos de Andalucía, el Nuevo Puerto.

–Siempre he creído que había que dar facilidades a aquellas industrias que cumplían con el control de la contaminación. Sin esos ingresos no hubiéramos podido hacer todo lo que hicimos.

–¿Qué falta en Andalucía para que se ejecute esa industrialización?

–Falta el cambio de mentalidad. Por ejemplo, con la energía nuclear. Francia está exportando energía eléctrica a España, nuestro sistema nos sale carísimo. Y si una vez ocurrió un Chernóbil, hay muchas centrales instaladas y no hay problema.

–A su partido, el PP, empiezan a serle favorables las encuestas. ¿Ve posible el cambio?

–Desde el momento en que vi hace años a Javier Arenas hacer kilómetros pueblo a pueblo pensé “éste es capaz de ganar”. Es que no para, la gente lo va conociendo y se la mete en el bolsillo. Además, después de tantos años de un partido en el poder los ciudadanos piden un cambio.

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