"Ronco como un jabalí"
Martita de Graná | Cómica
Una maestra con dotes para la comedia dejó de ser anónima durante el confinamiento. Sus vídeos caseros –nunca mejor dicho– se hicieron virales y disparó en más de un millón sus seguidores en Instagram. Marta Martínez García (1989), conocida como Martita de Graná en honor a su tierra, tuvo un éxito arrollador con sus peripecias caseras, sus pensamientos pandémicos y su expansivo humor con un toque de ordinariez, acaso el secreto de su eclosión artística. En junio y julio cogerá el petate para visitar escenarios de media España. En agosto se tomará un respiro. Y una copita.
–Un aviso: en esta entrevista no se pueden decir (muchas) ordinarieces...
–¡Uy! Lo tengo complicado, pero lo voy a intentar.
–"Suelto marranás en los escenarios". ¿Qué le dice su madre ante tal reclamo artístico?
–Mi monólogo se llama Mi padre flipa porque cuando al principio venía a verme se le quedaba un careto que te cagas de las barbaridades que yo decía. Al final los dos se han acostumbrado y lo hago para reivindicar que las mujeres podemos hablar de lo que sea. Están orgullosos.
–Es de los pocos españoles a las que le vino bien el confinamiento estricto.
–Queda un poco mal decirlo, pero me vino bien. En mi familia no ha habido ninguna desgracia y estar en casa con tanto tiempo para hacer vídeos me sirvió para subir más de un millón de seguidores. Me vino de lujo.
–Maestra, ¿tan mal está la enseñanza como para dedicarse a los monólogos?
–No, no, echo de menos mi curro. Si algún día hiciera falta, volvería a ser maestra. Esto surgió de repente cuando un vídeo se viralizó y no me lo esperaba.
–En el periodismo está la cosa mala. ¿Algún consejo?
–Nunca se sabe. Míreme a mí, que no tenía ni idea y no va mal la cosa. Aunque usted con el Nokia debería de modernizarse.
–¿Su nombre artístico evoca al de su paisana Rosa de España, a Marifé de Triana, a Camarón de la Isla?
–Lo pensé con mi primer vídeo, donde hablaba de mi tierra. Creé una página y no me iba a poner Martínez García, que habrá 10 millones. Pensé lo de Martita de Graná, aunque nadie me dice Martita. Esto es lo mejor.
–¿Hacer los vídeos favoreciendo plano de papada es políticamente incorrecto o directamente una provocación al sistema?
–Lo hago así a propósito. Luego por la calle me dicen: "Ay, si en verdad eres muy bonica". En casa me cojo el plano de la papada o pongo caretos porque es más cómico. Me viene bien. Pero la gente me dice que soy guapa en directo y eso me gusta, no como las niñas que se meten filtros y ese rollo.
–¿No tiene miedo de encasillarse en el papel de sex-symbol treintañera?
–¡Qué cabrito! Para hacer comedia no hace falta estar buena ni ser fea, simplemente ser graciosa.
–Usted admite que ronca.
–Como un jabalí. Y lo cuento en el monólogo. Ronco un montón. Yo bebo y también fumo, aunque cada vez menos, pero es cosa como de familia, porque ni mi madre ni mi hermana fuman pero cuando nos juntamos las tres parecemos una filarmónica.
–No esconde su predilección por los cómicos de La hora chanante y por Eva Hache. ¿Y Chiquito?
–No hay nadie a quien no le guste Chiquito. Tenemos integradas sus expresiones en la sociedad. Es como un dios de la comedia. Pero mi humor es más parecido a los chanantes o a Eva Hache.
–En junio y julio recorre media España con bolos. No va a oler el sofalito.
–Ay, de verdad. Eso me dijo el otro un día un compañero cuando colgué el cartel de los bolos: "Estás pagando casa para nada, hija". Y es cierto, te gastas una pasta en hoteles y la casa se queda vacía. Pero luego en agosto la cogeré con ganas.
–Trabajo para un periódico de Sevilla que pertenece a un grupo gaditano, así que puedo decirle que una humorista de Granada, la ciudad de la malafollá, es como un bailaor de Fráncfort.
–Qué buena metáfora. Por cierto, el otro día me hicieron un artículo en Cataluña y ponía el muchacho: "La cómica gaditana Martita de Graná". Ole, ole.
–Sin bromas: ¿no hay más gracia en Andalucía occidental que en la oriental?
–Ustedes sólo con el tonito y la forma de hablar parecen más cómicos, hay como más arte. Aquí tenemos un acento más serio, en Jaén, Almería, Granada. Pero hay arte en todos lados.
–¿Hay un boom femenino en la comedia?
–Sí, se nota aunque ha costado. En Andalucía se ven menos chicas, pero en Madrid hay una barbaridad haciendo monólogos y llenando teatros.
–Sus fans sobre todo mujeres. ¿Qué hará para captar la atención masculina?
–Es algo cultural o social eso de que las mujeres no tienen gracia y que los hombres van a ver sólo a chicos. Luego las chicas vienen a mis monólogos con sus parejas y ellos salen encantadísimos. Cada vez vienen más hombres, esto también está cambiando.
–Actúa en García y García, una película con José Mota y Pepe Viyuela. ¿Para cuándo el salto a Hollywood?
–Ay, hijo, ojalá. Aunque sea cómica, me haría ilusión interpretar un papel de loca esquizofrénica, me sale muy bien la cara ésta de loca del coño. Si alguien lee esta entrevista, que lo sepa: quiero un papel de loca.
–¿Cómo se ve en el futuro, con un papel en La que se avecina, viviendo de los vídeos y shows sin jefes o dejando de trabajar a los 60?
–Tengo demasiadas giras ahora, pero subirme a un escenario y recibir el aplauso de la gente no pasa en el cine. Y me quedaría con el trabajo de los monólogos y alguna cosita de cine.
–¿Por qué no propone hacer un show en el Paseo de los Tristes, uno de sus lugares favoritos de Granada?
–Eso es muy estrecho, niño, ahí no cabe nadie.
–Un vídeo.
–Eso sí, aunque allí nadie me iba a atender porque con esas vistas son para no hacerme ni caso.
–Le han dedicado una caroca en el último Corpus. ¿Es una especie de Balón de Oro a lo granaíno?
–Totalmente. Antes de que pasara lo de la caroca, uno de mis tíos me dijo que sería un honor indescriptible que me dedicaran una. Cuando a los días la vi, me emocioné. Sólo es en el Corpus, pero estoy muy orgullosa de que mi tierra me reconozca el trabajo de hacer reír a España en el confinamiento.
–Elija con qué acepción de la RAE se identifica más cuando se busca la palabra marta: "Mujer piadosa y a la vez atenta al trabajo de casa" o "mujer aprovechada".
–No me sirve ninguna.
–Hay otra: un mamífero.
–Bueno, prefiero el animal.
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