"En mi cabeza cumplí los 84 hace meses"

María Peláe | Cantante

María Peláe.
María Peláe. / M. G.

Malagueña del 90, María Peláe hace camino al andar en la música, donde lleva 13 años peleando por hacerse un hueco después de mil sinsabores en curros de todo tipo. Detrás de sus letras hay un trasfondo de conciencia social, como ya demostró con La niña, un tema que trataba con guasa el lesbianismo. Ahora con Mi tío Juan cambia de acera en un canto a la libertad de la homosexualidad masculina. Carnavalera casi de cuna, tiene siempre presente a artistazas como Lola Flores, Rocío Jurado o Celia Cruz.

-Defínase: folclórica moderna, flamenca del siglo XXI, coplera 2.0, rapera con flow andaluz, latina boquerona...

-Todo eso me cabe, lo puedo coger y meterlo en el Spotify, a ver si tienen cojones de ponerme en algún lado, porque no saben si colocarme dentro del pop o del flamenco o de latino... Folclórica moderna, dejémoslo ahí.

-Hace flamenco con cosas, un frito variado, ¿no?

-Sí, hago un portaje cubierto de música moderna.

-Un cruce entre Lola Flores y la Mala Rodríguez.

-Son mis grandes referentes, he mamado mucho de una y de otra. Tengo mi camino, pero ellas han forjado parte de lo que soy.

-¿Es tan disfrutona y tan de charleta como parece?

-Sí, pero me relajo muy poco, estoy siempre en tensión, sobre todo con la música y el trabajo. Eso hace que muchas veces no disfrute. Aunque parezca que las cosas van bien, voy con un ojo cerrado y otro abierto porque llevo 12 años de montaña rusa y no me fío ni de mí.

-Hernández, Pérez, Rodríguez, López... ¿Cómo quita la española z de su apellido? ¿Es indepe?

-Desde chica me costaba decir la z de mis apellidos, Peláez y Sánchez, llegaba como diez segundos tarde la z. Y había una nadadora malagueña muy famosa con mi nombre y la gente me decía: "Nadas muy bien". Y yo: ", de aquí a la boya".

-Su primer disco se llamó Hipocondría. ¿Le parecía muy vulgar Qué malita estoy o Me duele tó?

-O No puedo hacer asín [levanta el brazo y se toca el hombro]. Hipocondría tiene su doblez. Era como justificarme a mí misma que quería dedicarme a la música y cómo yo entendía estar en este mundo. Un juego entre lo espiritual y lo profesional, compaginé muchos trabajos mientras cantaba y llegó un momento de hacer este disco con crowdfunding. Y para no estar mala de los nervios.

-Como Martirio.

-(Canta) "Estoy atacá, mal palo en las costillas a ti te den, riapitá".

-¿Que el pelotazo llegara con La niña tiene que ver con lo buena que es la canción o con que temas como el lesbianismo aún llaman la atención a estas alturas?

-Di con la tecla. La niña fue original y cuando la hicimos Alba y yo no la planteaba como single porque iba a ser un berenjenal por si no se entendía la historia. Alba decía que sí y yo respondía: "Claro, como no la vas a cantar tú, me toca a mí el fregao". Al final le eché papas. No es por el lesbianismo, que parece una ideología, ni por una cuestión de moda, sino de sentir. Por suerte cada vez se puede decir más y por desgracia a veces escuece que se diga.

-En el vídeo pela judías verdes y juega al parchís con cuatro señoras muy de aquí. ¿A qué espera la Junta para contratarlas como reclamos del turismo andaluz?

-Ellas estarían encantadísimas. Lo gozaron y yo también. Parte de que funcionara ese vídeo fue por su naturalidad, los "oy, oy" eran reales. El casting se lo encargué a mi hermana y le dije que fueran como era mi abuela, señoras que si fuman mejor, que beban sus cervecitas y que se agarren el vientre bajo al reírse. Y lo consiguió.

-Su tío Juan (Mi tío Juan) tiene tela de guasa.

-Tiene un age que no se puede aguantar. El hombre consiguió ser feliz al abrir las puertas de su corazón. El tío lo que hizo es disfrutar de lo que muchos otros hombres no han podido y siguen sin poder. Mi tío Juan es un canto a la libertad. Es todavía un tabú. Incluso el que más se puede mofar, lo mismo se da la vuelta y se está acostando con un amigo mío.

-Confiese: es una vieja en un cuerpo de 30 años.

-Totalmente, no sé cómo no me han vacunado ya. He ido varias veces al Zendal y dicen que no entro en la franja de edad. Y yo: "Usted me está viendo los tobillos, que los tengo hinchados". En mi cabeza cumplí los 84 años hace unos meses. Estoy loca por cumplir una edad en la que me pueda dejar completamente y apoyarme así en mi pecho con mi bata fresquita y estar en la edad mental que me corresponde.

-Sus canciones menean la conciencia social, ¿contra qué no está aún vacunada España?

-Uy, una parte no está vacunada contra muchas cosas. De chicos debieron ponernos también las vacunas del respeto, la comprensión y la de no pisar al de al lado. Mi intención con ironía es hacer como los monologuistas cuando dicen: "Sí, tú te ríes pero te vas a ir dándole vueltas a lo que te acabo de soltar". Hay gente con una mente más retrógrada que de repente lo ves cantando: "Qué le pasa a la niña, a la niña…". Ah, se te ha pegado la letra, te he puesto yo la vacuna en el cerebro.

-Si usted fuera ministra de Igualdad, ¿habría llamado a la ley tirititrans?

-Me encantaría y también reformar la Constitución de arriba abajo a mi manera. Y todo con cosas muy flamencas, por darle un puntito.

-Llame a Irene Montero.

-Sí, y le digo: "Irene, hasta ahora todo de puta madre, ¿pero puedes ponerle delante tiriti?".

-Ha colaborado con insignes autores del Carnaval de Cádiz. ¿Está deseando que Kichi le dé la medalla de la ciudad?

-Soy malagueña, aunque la mitad del corazón es gaditano. Lo primero que escuché no fue la radio, sino el Carnaval. De chica ya estaba yo "tirotatirotiro..." -golpea la mesa-. Si me preguntaran cuál fue el primer instrumento que aprendí, diría que el nudillo. Uno de mis sueños es tocar en el Falla. ¿Un Grammy? No, mejor el Falla. Soy forofa de Martínez Ares y mis primeras composiciones con 12 años eran cosas que escribía a partir de frases de sus comparsas.

-Es más comparsista que chirigotera.

-No crea, soy jartible y desde enero ya estoy con Onda Cádiz puesta y llorando. Mi pareja no entiende nada: "¿Qué haces, si no han empezado?". Y yo: "Es que na más que con el tres por cuatro me emociono". Me pongo a llorar del tirón y de repente vuelvo a la niñez.

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