La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Maka | Cantante y productor
Francisco Javier Rodríguez, Maka, sólo tiene palabras de agradecimiento para un público que lo ha llevado desde el humilde barrio granadino de Almanjayar, a la gloria del Wizink Center de Madrid donde este diciembre cerró su última gira ante 17.000 personas. Una trayectoria, que comenzó con una tarjeta de sonido integrada en su ordenador, un micro “de los chinos” y un puñado de canciones sobre su vida, pero que se vio truncada cuando tiene que arreglar sus problemas con la justicia. Maka ingresa en prisión pero desde penal de Albolote, donde escribe y hace conciertos para los internos, crea a un nuevo artista y a una nueva persona que deslumbraría la escena. El resto -las giras Quejios y autotune,La reconquista, el álbum Pvreza, DVende, los dos años con Dellafuente, Bendiciones, Maldiciones y Detrás de esta pinta, hay un flamenco- ya es historia.
–2022 ha signficado su salto a las grandes plazas. ¿Cómo lo ha vivido?
–Como un regalo que me ha dado la vida. Como un premio por todo el sacrificio que he hecho durante a todos estos años. Yo no entiendo a la gente que cuando tiene éxito dice que es una cruz o un peso muy grande. Yo sólo tengo que dar las gracias a toda esa gente que ha llenado esos grandes eventos y me han llevado en volandas.
–La apuesta económica también ha sido importante. Cortito no ha ido usted...
–Sí, sí, el desembolso, que lo hacemos nosotros mismos, ha sido importante, sobre todo, en las primeras fechas. Para los primeros shows he puesto todo lo que había juntado, lo he arriesgado todo por crecer y lo bueno es que, apostar por uno mismo ha salido bien, gracias a dios.
–También apostó por usted hace 8 años cuando salió de la cárcel. ¿Ha sido un camino difícil?
–Lo ha sido porque si la vida, en general, es difícil, todavía más cuando vienes arrastrando con errores. Pero uno se cae, se levanta... En realidad, todos nosotros estamos hechos de errores... Pero de tanto caermey levantarme, estos 8 años han pasado volando, porque te las pasas luchando. Ha habido momentos de pasarlas putas, momentos en que sólo tú eres el que crees en ti mismo pero pienso que al final todo eso es lo que me ha hecho ser quién soy ahora mismo, y de ese estoy muy orgulloso.
–¿Cuál fue el detonante que lo llevó a cambiar de vida?
–El querer salir adelante. Es que muchas veces uno es producto de la vida que le toca. A mí me tocó la vida que viví y he tenido que lidiar con ello como he podido. A veces uno se pierde y a veces te das cuenta y es ahí cuando decides luchar por encontrar el camino de vuelta. A mí me hizo cambiar el querer dejar a mi gente en alto y, sobre todo, el querer demostrar que yo no había venido a la vida para algo mejor. Cambié porque quería ser alguien en la vida.
–¿Cuesta mantenerse arriba?
–Sí porque soy muy consciente de que una vez que se cumplen los sueños es cuando uno tiene que trabajar más y buscar nuevas ilusiones que te hagan seguir adelante. A mí, será por lo que he vivido, no se me sube nada a la cabeza e intento normalizar mucho las cosas cuando me van pasando, asimilarlas bien y no fliparme porque el bicho es muy grande. Los sueños grandes son niños gordos, comen mucho, y hay que trabajar el doble para alimentarlos.
–En ‘El aire’ dice usted que cambiaría cualquier momento presente por estar en la plazuela. ¿Qué echa de menos?
–Creo que todo el mundo, haya o no alcanzado el éxito en su vida, tiene esa nostalgia de cuando era niño o adolescente. De esa época en la que sólo pensabas en disfrutar con tus amigos, cuando lo pasabas bien en cualquier sitio sin un duro, cuando ni eras consciente de lo feliz que eras. Yo ahora que tengo treinta y tantos sé que ni todo el éxito, ni todo el dinero del mundo, me va a traer de vuelta esa felicidad plena.
–¿Qué permanece de Maka de La Fragua o de la maqueta ‘Soy payo y qué’?
–Conservo la misma esencia. Si te das cuenta, yo he tenido éxito cuando he vuelto a ser el que era, tanto musicalmente como mentalmente. Cuando volví a esa esencia, cuando me encontré a mí mismo, fue cuando esto cogió otro color y es lo que nos ha hecho hacer estas canciones que hoy suenan y lo que viene en el futuro.
–¿Y qué viene?
–Pues en este 2023 vienen dos discos, uno más urbano, que eso tendrá luz dentro de poquito, y otro a finales de año que seguirá la línea mía más de siempre, más el rollo de Detrás de esta pinta hay un flamenco.
–¿Detrás de usted hay productora, hay discográfica?
–Detrás mía trabaja mi mujer, trabajan artistas, que ya son amigos, yo digo muchas veces que me los ha puesto mi madre ahí, porque mi madre desde arriba lo ve todo. Nosotros somos la empresa. No hay multi, ni marketing, no hay nada, a nosotros nos lleva el aire. Y hasta donde nos lleve nuestro trabajo. Es verdad que con el tiempo somos más, porque vamos para arriba y pues hay más trabajo que hacer, pero todo está hecho lo más artesanal posible y sin ninguna multinacional detrás.
–¿Cuál es el precio?
–Pues que no estás en los sitios que te ayudan a pegar el reventón rápido, pero nosotros llegamos por otro tipo de forma: boca a boca, por youtube, por el que comparte en una red social... Todo es gracias a la gente. Gracias a la gente hemos llenado con 7.000 personas el Teatro Caupolicán de Santiago de Chile, con gente cantando a tono y a compás, que parecía que estábamos en Cádiz o en Jerez. Exagerado.
–Y esta Navidad reventando el WiZink Center de Madrid
–Sí sí este año ha sido un reventón por arriba y también por nuestra tierra. El Palacio de Deportes de Granada, en Cádiz este verano que fue un locurón... Cádiz es que es una ciudad que la adoro, que la quiero, de hecho, yo me gasto el dinero allí, cuando puedo esto allí. Mi mujer y yo lo decimos, nosotros nos queremos morir allí, hay algo especial en esa ciudad. Mi Graná, mi Cádiz y mi Málaga, tres ciudades a las que les tenemos adoración.
–¿Otro sueño por cumplir?
–Mira, a veces pienso que por muy alto que llegue, por mucho éxito que alcance, nada me va a devolver a mi mama. El sueño más grande que tengo es volver a verla o escucharla. Yo tenía 18 años cuando murió, no quiero ni acordarme porque me hace mucho daño todavía... Pero, como te he dicho antes, sí siento que ella me mira desde arriba y me pone a gente en el camino, sino, no me explico muchas cosas.
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