“Estamos ante la peor crisis económica con el peor gobierno de la democracia”

Lorenzo Bernaldo de Quirós | Economista

Lorenzo Bernaldo de Quirós.
Lorenzo Bernaldo de Quirós. / M. G.
Alejandro Martín

18 de agosto 2020 - 06:00

Lorenzo Bernaldo de Quirós (Ávila, 1959) es presidente de la consultora Freemarket Corporate Intelligence. Ha sido Director de Estudios Económicos del Círculo de Empresarios, de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, Asesor Económico Externo del Instituto de Estudios Económicos y Director de Relaciones Institucionales de la Confederación Española de Empresas del Metal. Es autor de numerosas publicaciones de carácter económico y de diez libros, el último de los cuales es En defensa del pluralismo liberal (Deusto, 2020)

–Usted afirma que España se está acercando a una guerra civil fría. ¿Qué quiere decir?

–La sociedad española se está polarizando en el sentido de que los valores de la tolerancia y el respeto hacia el que no piensa como nosotros se están erosionando de una manera brutal. Estamos volviendo a ese escenario en el que contemplamos la política como la dialéctica entre amigo y enemigo. Hemos sacado del féretro el fantasma de las dos Españas que habíamos enterrado hace 40 años. Hablo de guerra civil fría porque somos demsiado ricos y alfabetizados, y la Europa actual no es la de los años 30. Yo creo que esos dos bandos no representan al grueso de la sociedad española, que pienso que es tolerante y abierta.

–Nuestra democracia se basa en el consenso de la transición. ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

–Han influido las crisis económicas tan profundas que hemos atravesado. Llevamos dos seguidas, la de 2008 que fue la más dura en 80 años, y la que empieza ahora, que va a ser aún más dura. Ante esa situación de crisis tan brutales, se abre la ventana de la oportunidad de hacer cosas que no serían admisibles para el público. La izquierda española es presa de una trampa. El proyecto socialdemócrata está agotado desde el punto de vista técnico y económico. El último gran gobierno socialdemócrata de España fue el de Rajoy. La izquierda tradicional se ha encontrado frente a una izquierda muy radical que es lo que representa Podemos en este país, por la falta de respuestas de la socialdemocracia ante la crisis. Además, esta izquierda ha enarbolado el espíritu de la ruptura, frente al de la reforma de la transición. Eso provoca la reacción en el otro lado, y explica en gran parte la subida de Vox, ante los que considera antipatria y enemigos de Dios y la familia. Es exactamente 80 años después la misma tradición en la que la tercera España civilizada y tolerante se ve hecha una zapa.

–Calificar a Rajoy de socialdemócrata sorprendería a sus votantes.

–Sin duda alguna. Yo sostengo que Rajoy lleva a sus últimas consecuencias el consenso socialdemócrata para que no se destruya. Ese gobierno se enfrentó a una crisis económica brutal con una mayoría absoluta y un país dispuesto a aceptarlo todo. Un gobierno de centro-derecha normal habría hecho la revolución Thatcheriana. Pero Rajoy acabó subiendo los impuestos y las pensiones, y no hace cambio sustancial en el sistema salvo los que le permiten sobrevivir. En la parte económica, Ciudadanos nació como respuesta de las clases profesionales y liberales a la subida de impuestos y la corrupción del PP, y Vox fue la reacción de las clases medias bajas empobrecidas por la crisis.

–Pero no hay que olvidar el efecto del nacionalismo.

–Sin duda. Vox es una reacción de un sector conservador que antes votaba al PP ante lo que ellos consideran una ofensiva revolucionaria de la izquierda que subvierte sus valores tradicionales, unido en el plano nacionalista a que está en peligro la unidad de España.

"El Gobierno está aprovechando los episodios desafortunados del Rey para hacer un cambio de régimen”

–¿La marcha de Juan Carlos I supone una evolución o una revolución?

–Estamos en la situación perfecta que buscan los partidos radicales. Una profundísima crisis económica y social con un embate frente al régimen. Este gobierno aspira a una modificación sustancial del marco institucional y en el lado económico, a un creciente control de la economía por parte del Estado. Es el peor momento histórico y económico desde la transición con el peor gobierno de la democracia. En este escenario soy terriblemente pesimista. España va a tardar mucho tiempo en restañar la crisis económica porque la política del Gobierno es absolutamente incompatible con las circunstancias en las que estamos. Y en paralelo nos encontramos en la erosión de la Corona, el punto donde convergen los consensos de la transición. Si se prueban, los episodios del Rey son muy desafortunados. Pero están siendo utilizados por el Gobierno para hacer un cambio de régimen. Y frente a eso, la oposición moderada no acierta a tener un discurso de centro-derecha liberal y tolerante. Hay un gran ausente en esta pelea.

–Hace años defendía que Andalucía es el gran lastre que frena la reforma de España. ¿Sigue pensándolo?

–No. Andalucía fue durante siglos, hasta la guerra de la Independencia, una de las regiones más ricas de Europa. No huo una maldición que la condene a la cola de España, sino una pésima gestión que se había convertido de facto en un régimen durante 40 años. Al desmantelar esa estructura clientelar, Andalucía tiene unas posibilidades brutales. Puede ser perfectamente la Florida de Europa. Yo fui escéptico con el nuevo gobierno andaluz y su presidente, al que tenía en baja consideración. Pero el señor Bonilla está dando sorpresas muy agradables. Andalucía no sólo no es un lastre, sino que puede ser una referencia de un gobierno sensato.

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