L. A.: "Todo ha dado un giro tan brutal que ha propiciado una limpia de artistas"

L.A. | CANTANTE

La banda actuará el viernes en la sala Malandar (Sevilla) y el sábado en el Teatro CajaGranada

Luis Albert Segura (Palma de Mallorca, 1978)  está al frente de la banda de rock L. A.
Luis Albert Segura (Palma de Mallorca, 1978) está al frente de la banda de rock L. A. / D. S.

Luis Albert Segura (Palma de Mallorca, 1978) está al frente de la banda de rock L. A. con la que acaba de iniciar un gira para conmemorar el 15º aniversario del álbum Heavenly Hell. Este hito ha provocado la reedición del disco, que les llevó a tocar la fama en 2009, incluyendo nuevos temas que nunca habían visto la luz y una edición en vinilo. Confiesa que el haber vuelto a escuchar estas canciones ha supuesto un ejercicio de "crecimiento y de sanación". Mientras, sus clásicos siguen atesorando escuchas: Stop the clocks cuenta con más de 25 millones de oyentes y Hands con casi cuatro millones. La banda visitará la sala Malandar (Sevilla) el viernes y el Teatro CajaGranada el sábado.

–Arrancan gira para celebrar el 15º aniversario de Heavenly Hell, el disco que les granjeó la fama mundial en 2009. ¿Qué recuerda de este primer número uno?

–Pues imagínate. Llevaba intentando hacer algo en la música desde los 15 años. De mayor formé un grupo y, obviamente, queríamos ser Nirvana o Green Day para subirnos al escenario y que la gente cantara nuestros temas. A mí eso me llegó a los 30 años, después de grabar muchísimas maquetas, enviarlas a discográficas y que nos las devolvieran. De golpe y porrazo, el viento cambia y te lleva hacia un sitio maravilloso. Lo recibí como cuando te toca la lotería.

–¿Llegó a exprimir y disfrutar el momento o no fue plenamente consciente?

–Sí que se disfruta, pero a veces hemos tenido que obligarnos a poner los pies en el suelo. Muchos artistas cogen el vuelo y pierden un poco la noción de la realidad. Ahí es cuando la cosa se convierte en peligrosa. Menos mal que la fama nos cogió a nosotros en la franja de los 30 años. A lo mejor si nos hubiera llegado antes, habría sido más nocivo y peligroso. Ahora mismo estaría arruinado y me habría cargado mi carrera por mi ego.

–En febrero sacaron una reedición de Heavenly Hell en la que incluyeron canciones nuevas. ¿Cómo ha sido el ejercicio de abrir el cajón para sacar esos temas que han pasado tanto tiempo sin ver la luz?

–Ha sido muy sanador. Hablamos de poco más de diez años, no hace tanto, pero sí que han muchas cosas en este tiempo. Heavenly Hell iba a ser mi cuarto disco autoeditado, tenía tres álbumes anteriores que ninguna discográfica quiso sacar. Ver con perspectiva todo lo que ha pasado ha servido para colocarme en el suelo y para recuperar la ilusión del principio. La necesitaba, porque después de la pandemia había perdido un poco de fuelle y emoción. Volver a escuchar toda la cantidad de música que hicimos, desde 2007 hasta 2009 que sacamos el disco, ha sido un ejercicio de crecimiento absoluto.

–Además han sacado el álbum en vinilo. Curiosamente se ha vuelto a llevar un formato que en 2009 apenas no tenía recorrido.

–Desde el momento en que una multinacional como Universal tiene un departamento prácticamente dedicado a las ediciones en vinilo de sus artistas es porque funciona. La semana previa a la salida de Heavenly Hell ya se había agotado y fuimos número uno en ventas antes de lanzarlo. Algo sucede con el vinilo. Es un formato que se ha recuperado y espero que por mucho tiempo.

–También la propia industria habrá cambiado en este tiempo.

–Ha dado unas vueltas increíbles y se ha puesto en situaciones muy delicadas. El cambio más obvio ha sido con la irrupción de las nuevas tecnologías. Ahora mismo un artista en su habitación puede grabar un disco y labrarse una carrera sin manager, sin discográficas y sin editorial. Desde el momento en que eso es real, la cosa cambia y la industria busca adaptarse al tiempo que corre haciendo lo que puede para salvar los números de hoy para mañana. Todo ha dado un giro tan brutal que ha propiciado una limpia de artistas. Quién ha sabido reinventarse sigue ahí y quién no pues ha caído.

–¿Se puede vivir a golpe de singles?

–Sí. Va todo tan rápido y el mercado es tan frenético que perder tiempo en hacer un disco entero no tiene sentido. Si eres Justin Bieber, Billie Eilish o Rosalía pues sí, pero cuando eres una banda pequeña lo que tiene que hacer es innovar, sacar canciones sueltas y con frecuencia. Llenar las redes y plataformas con temas todos los meses.

–Su estilo baila entre el rock y el indie, ¿cómo ve las nuevas tendencias musicales?

–Ahora mismo estamos en un cambio que he repudiado mucho tiempo. Pero tengo tres hijos pequeños y la mediana, que tiene ocho años, está todo el rato con Rosalía y Bad Bunny. Es fresco, pero porque nos han obligado a verlo así. Obviamente hay reggaeton malo y bueno. Ahora pongo cosas que escuchaba cuando tenía 15 años y me parecen aburridas. Pero entonces, sonaban en la radio todo el rato o salían en las revistas. La cuestión es mirarlo con perspectiva.

–Combina su gira con banda con una en solitario, ¿qué ofrece en cada espectáculo?

–Cuando voy con banda, los shows son más enérgicos. Es un grupo de rock y el directo se va a otro nivel mucho más frenético. Cuando voy solo es totalmente lo contrario. De un tiempo a esta parte soy más pausado, no llevo repertorio y me dejo llevar por lo que me transmiten las caras de la gente. Voy haciendo el disco de Amenaza tormeta de principio a fin.

–¿Cómo fue la experiencia de embarcarse en solitario en esta carrera?

–El hacer algo en castellano era una cuenta que tenía pendiente con la música. En ese momento paré de girar y me metí en este disco, pero lo que tendría que haber hecho era frenar, coger aire, criar a mis hijos con mi mujer y volver pasados un año o dos. Tengo un sabor agridulce, porque tengo muchísimo cariño a este disco y me gusta como suena, pero vino en un momento en el que tendría que haber descansado.

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